sábado, 30 de noviembre de 2013

La novela histórica en el siglo XIX. El caso de Vicente Riva Palacio

Mauricio Morales*
Sábado, 30 de noviembre de 2013

La novela histórica, en la actualidad, se constituye, desde la mirada del historiador, como un objeto de estudio que esclarece ciertos aspectos de la historiografía, es decir, de lo que se escribe sobre la propia historia. El siglo XIX en México, es por antonomasia, el siglo de la historia. Esto se debe principalmente a obras tanto históricas como literarias de tintes conservadores y liberales. Obras como El zarco de Ignacio Manuel Altamirano, Los bandidos del Río Frío de Manuel Payno, Historia de Méjico de Lucas Alamán, Patria y honra de Guillermo Prieto, por mencionar algunas, fueron piezas claves en la construcción del nacionalismo literario durante el mencionado siglo.
Un ejemplo de un escritor que se valió de la novela para dar a conocer el pasado mexicano fue Vicente Riva Palacio. Sus novelas exitosas en su momento histórico-coloniales como Monja y casada, virgen y mártir (1868), Martín Garatuza (1868), Los piratas del Golfo (1868) y/o la novela que relata ingeniosamente la guerra contra el imperio de Maximiliano Calvario y tabor (1868). Estos escritos tuvieron la influencia del romanticismo que se desarrolló primero en Europa en el siglo XVIII, trasladándose después a México. La corriente literaria romántica tenía el emblema: Instruir y deleitar. A diferencia de las novelas de nuestros días como Rayuela o Cien años de soledad, estos escritos no se publicaron en su tiempo en un formato de una sola entrega, sino que se publicaban mediante un sistema de "entregas", donde el suscriptor recibía en un tiempo determinado 16 a 36 páginas con el contenido de un capítulo, dejando al lector en suspenso y con ganas de adquirir el próximo episodio para saber el final de la novela.
Las novelas rivapalatinas, así como las de otros escritores decimonónicos, sirvieron para representar el pasado y hacer que el público lector se interesara por saber sobre el pasado de su país. Algunos de los temas que estaban inscritos en aquéllas eran el amor, la guerra, la lealtad, la brujería, la Inquisición, los indígenas, los extranjeros opresores, entre otros, tópicos y tramas que en su momento sedujeron principalmente al público femenino. Por ello, extiendo al lector contemporáneo una atenta invitación para no sólo a leer las novelas históricas del XIX, sino de escritores actuales que ficcionalizan el pasado, tomando la consigna del romanticismo: instruirnos y deleitarnos a través de la ficción con el fin de conocer, imaginar y repensar nuestro pasado mexicano desde nuestro presente.

*Estudiante de Historia de la Facultad de Humanidades UAEM.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Literatura subversiva

María del Carmen Salazar
Sábado, 23 de noviembre de 2007

La literatura no es un fenómeno aislado sino que tiene la capacidad de expresar factores de un contexto social, histórico y filosófico. Debido a esto, la literatura como recurso expresivo ha sido utilizada desde diversas posturas, desde las más puras que apelan a cuestiones técnicas y estéticas hasta las que rayan en lo meramente panfletario. La literatura subversiva es aquella que rompe con los cánones establecidos, que muestra diferentes formas de resolver las cosas. Lo subversivo está en continuo movimiento y debido a esto algunas obras que en su momento se consideraron subversivas ahora ya no lo son. Algunos ejemplos de estas obras son: Pinocho (Carlo Collodi), Alicia en el país de las maravillas (Lewis Carroll) o Peter Pan (James Matthew Barrie). Estas obras se consideraron subversivas porque modificaron patrones y rompieron con prototipos sociales, los personajes buscaron nuevas rutas de vida, donde aprendieron a ser valientes, fuertes y decididos, claro, con el límite de que volvieron a la realidad. Pero después de la Segunda Guerra Mundial, el desencanto y la desconfianza a las justificaciones occidentales sobre la guerra y la muerte repercutieron en la literatura y la ruptura con el canon se manifestó de una manera más cruenta, el personaje ya no regresa a la realidad ni tiene un final feliz como se muestra en El señor de las moscas que plantea que a los chicos debe educárseles ahora para enfrentar una sociedad cada vez más conflictiva y hostil.
La literatura subversiva, evidentemente, no se limita a obras infantiles, pero toda obra que se considere subversiva manifiesta su cuestionamiento a los sistemas social, económico y político. Es común que se les considere peligrosas por hacer que el lector reflexione y que, tal vez, cambie su forma de ver la vida. Esto es una inconveniencia para el sistema, pues ha este no le conviene una juventud educada y libre, capaz de decidir y de exigirle al propio sistema lo que la sociedad merece: libertad, equidad, salud, seguridad y respeto.

*Estudiante de Letras Hispánicas de la Facultad de Humanidades UAEM.

sábado, 16 de noviembre de 2013

El trabajo sexual como reproducción de la estructura social

Yaretzi De Jesús Moreno*
Sábado, 16 de noviembre de 2013

Las prostitutas, las trabajadoras sexuales, las sexo servidoras, conforman una parte de la sociedad, mismas que son pieza clave para el funcionamiento estructural patriarcal en el que los humanos se desenvuelven o envuelven. Las mujeres que se dedican a la prostitución son producto de la estructura desigual de género. Si bien, con el surgimiento de la primera ola del feminismo se inicia una lucha que pretende erradicar la jerarquía de género y por ende, reivindicar la posición social de la mujer ¿qué hacer entonces, o más bien, de qué manera se pueden demandar estos derechos por los cuales se ha intentado luchar? es decir ¿cómo se incorpora esta idea de igualdad o equidad de género en estos espacios del trabajo sexual donde el cuerpo de las mujeres es el que se pone en venta?
Considero que el trabajo sexual lejos de ser un tipo de agencia del cuerpo, más bien es un tipo de esclavitud. Es cierto que existe una lucha feminista que demanda protección para las trabajadoras sexuales como cualquier otro trabajador, sin embargo estas luchas no cambian la situación de desventaja estructural de las mujeres, sino todo lo contrario, reproducen la subordinación, porque es el cuerpo el que se pone al servicio del cliente. Me refiero a que en estos espacios hay una obediencia, una cooperación hacia esa dominación que moldea las relaciones sociales.
No estoy hablando de una figura pasiva de la mujer, ¡no!, sí hay una búsqueda de transgredir las estructuras patriarcales, pero el trabajo sexual independiente debe abordarse desde las relaciones de poder que permiten que siga existiendo, lo cual posiciona a las mujeres como objeto-deseo. Hablar de este tema me remite a la concepción de la mujer y su deber ser. Por lo tanto, para poder hablar de una liberación de las mujeres en todos los sentidos primero hay que liberarse de todos los conceptos que las definen, incluso aquellos que se consideran “naturales”.
No es posible hablar de equidad de género cuando el género es el mayor dispositivo de control social, puesto que al existir inmediatamente coloca a las mujeres en el sector subordinado. La religión, el matrimonio, el noviazgo, la familia, los feminicidios, los secuestros, la trata de personas, las violaciones hacia las mujeres son ejemplos de este dispositivo de control social: el género. Sin duda, nos la ingeniamos bien para estar envueltos y sometidos en nuestra propia estructura social. ¡Liberaos humanos de sí mismos!

*Estudiante de Antropología Social de la Facultad de Humanidades UAEM
yademo_90@hotmail.com

viernes, 15 de noviembre de 2013

Entre hoyos y agujeros

Jorge Salmerón*
Sábado, 9 de noviembre de 2013

“Estoy fuera del agujero”, pensé mientras caminaba maravillado en un paisaje semidesértico, buscando alimento. Hacía un día apenas desde que me había escapado de mi cueva. Solía vivir en algo así como un termitero: agujeros, cámaras subterráneas, redes de túneles que se interconectaban entre sí; todo individuo ahí contribuía a cavar hoyos, a levantar paredes, a conectar túneles que formaban una extraña estructura que nadie comprendía, pero que todos resentían a su manera.
A mí me tocaba rascar hoyos en las paredes; si una de éstas se caía, alguien más venía y reparaba el error: un especialista en levantar paredes y muros. Yo, un especialista en rascar hoyos en esas paredes. Fue por accidente que logré salir de ahí, pues mi resignación a una vida de sujeción a necesidades que, resultaba, ni siquiera eran necesarias, sobrepasaba mi antiguo deseo de escapar de ese lugar, por lo que había dejado de intentarlo desde hacía ya un tiempo.
Un día -¿O era noche? A veces era difícil saberlo, pues suele estar oscuro en ese lugar y la luz artificial que brilla ahí, sólo para unos cuantos suele brillar-, me invadía un coraje, una ira que me empujaban a querer romper algo, así que rompí una escuadra. Tan fastidiado de seguir normas fijadas, comencé a rascar un hoyo hacia abajo, hacia la profundidad, no hacia los lados o hacia arriba como se me tenía ordenado; no es que no se rascaran hoyos hacia abajo, pero sólo ciertos individuos estaban capacitados para esta labor, pues es peligrosa, no sólo porque se puede perder la vida, sino porque también se puede perder el corazón; las cosas que uno puede encontrar ahí... se debe tener cuidado. Así que comencé a rascar hacia abajo, comencé a hundirme hacia la profundidad.
Hablar sobre la travesía de ese espacio conllevaría relatos de mucha confusión y locura, pero también de mucha alegría y hermosura, en otra ocasión será. Por el momento digamos que en un momento de mi hundimiento, decidí detenerme y cavar hacia un lado, donde conseguí abrir una salida hacia el exterior. Maravillado por un paisaje semidesértico, decidí a salir a buscar provisiones por el lugar. Era la primera vez que salía del “termitero”, era la primera vez, desde hacía un tiempo, que volvía a sentirme libre, con vida y completo.

*Estudiante de Antropología Social de la Facultad de Humanidades UAEM.

Bibliotebúnker

Rodrigo Alexander Uribe Cevallos*
Sábado, 2 de noviembre de 2013

De pronto no tuvimos más que papel, y corrimos a refugiarnos. Foucault soltó un párrafo junto con risas discretas: “entre el conocimiento y las cosas que éste tiene para conocer no puede haber ninguna relación de continuidad natural. Sólo puede haber una relación de violencia, dominación, poder y fuerza, una relación de violación. El conocimiento sólo puede ser una violación de las cosas a conocer y no percepción, reconocimiento, identificación de o con ellas”. De ser cierto lo anterior, pensaba en las implicaciones de aquel consejo de un anciano anacrónicamente pedófilo que decía “conócete a ti mismo”. Pero Derrida, con total indignación y un poco más de vanidad, terminaba su pugna y proponía: “Ninguna invención, pues, sino sólo una poderosa combinatoria de discursos que se nutre de la lengua y está condicionada por una especie de contrato social preestablecido y que compromete de antemano a los individuos”. Los murmullos se intensificaron. Por alguna razón extraña, extraña por no pertenecer a la supuesta naturaleza de la razón, y a pesar de las diferencias para decidir si la historia se encontraba plagada de rupturas o desplazamientos binarios, una cosa podía sentirse en el ánimo desgastado de quienes se encontraban presentes, lo real y crudo de la violencia no responde ante los argumentos, ante el lenguaje, sino que, por el contrario, funciona a través y por medio de él. Entonces Benjamin con un arma en la mano, para él mismo o para el enemigo, nunca se sabrá, expresó con voz impávida: “podría tal vez considerarse la sorprendente posibilidad de que el interés del derecho, al monopolizar la violencia de manos de la persona particular no exprese la intención de defender los fines de derecho, sino, mucho más así, al derecho mismo”. Se escucharon llantos, sollozos, suspiros, gritos, golpes, insultos, pero de fondo las plegarias no se detenían. Entonces Zîzêk, agarrándose la nariz y con prisa, señaló: “la violencia subjetiva es simplemente la parte más visible de un triunvirato que incluye también dos tipos objetivos de violencia […] una violencia «simbólica» encarnada en el lenguaje y sus formas, la que Heidegger llama nuestra «casa del ser» […] otra a la que llamo «sistémica», que son las consecuencias a menudo catastróficas del funcionamiento homogéneo de nuestros sistemas económico y político”. Habíamos llegado a un punto en el cual era imposible seguir ignorando y evitando esa mentira, era el momento de hacerla verdad, de tomar el riesgo y re-conocerse en la violencia. Pero la colosal bestia tecno-científica no servía a nuestros intereses. De pronto no tuvimos más que papel, y, lamentablemente, corrimos a refugiarnos.

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM.
rauc1989@gmail.com

Requisitos para abrir una cuenta de Facebook

Carla Martínez*
Sábado, 26 de octubre de 2013

Algunas veces nos preguntamos cómo los antiguos humanos podían conversar estando en sitios distantes sin aún no existían los gorros telepáticos, es por esto que en el artículo de este minuto, narraremos cómo lo hacían. Existía la red social del Facebook, por la cual podían interactuar a distancia. Primero tenías que disfrutar de la energía eléctrica. Esto último era lo que permitía que lo que se llamaban aparatos eléctricos, pudieran encender; éstos son anteriores a los titanes de función, a los círculos cósmicos y a los espirales de transmisión.
El siguiente requisito era contar con un ordenador o computador, el cual era un aparato individual externo, variaba en tamaño y forma. Había de dos tipos: el primero era “portátil”, es decir, que lo llevabas cargando en algún portaequipaje, llamadas mochilas o bolsos. El segundo era “de escritorio”, el cual era más grande y se colocaba encima de un escritorio o mesa (objetos de tres dimensiones, que al sentarse en una silla quedaba la parte superior a la altura del estómago), de manera tal que la pantalla del computador (especie de proyección plana) quedaba frente al rostro humano. En forma perpendicular a la pantalla se colocaba un objeto con teclas que permitía escribir al poner la yema de los dedos sobre esos recuadros (uno por cada letra del alfabeto antiguo, justo antes de tener el idioma de signos sintéticos).
El último elemento era tener acceso a una internet (anteriormente la internet sólo estaba en objetos externos al humano). Al abrir una página en internet colocabas en la barra de direcciones (no existía aún la gran araña intergaláctica) las letras que definían el sitio exacto al que querías acceder, en este caso www.facebook.com. Iniciar con www era el formato general de cualquier dirección. Los humanos podían registrarse como usuarios escribiendo un correo electrónico (especie de mensajería, pero no estaba conectada a la memoria humana, como lo existe ahora). Es así que los antiguos humanos podían tener una cuenta de ese Facebook.

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades de la UAEM

El trauma en la escritura de la Historia

Alejandro Ramos*
Sábado, 19 de octubre de 2013

Dentro de la Historia es común el uso de términos propios de otras ciencias para explicar los fenómenos y las causas de los mismos. La psicología ha dado muchos términos con los que comúnmente se coquetean los amantes de Clío, el Trauma es uno de ellos. Como mexicanos estamos acostumbrados a escuchar esta palabra dentro de frases como “el trauma de la conquista” “el trauma de la pérdida de territorio”.
Las situaciones y acontecimientos que llevan al límite a una sociedad en un momento histórico determinado, que la conmueven de manera sin precedentes o que involucran grandes pérdidas humanas o materiales conllevan a la aparición de traumas intergeneracionales, y es aquí donde el asunto se vuelve interesante. Haciendo una comparación entre un individuo y una sociedad en un momento histórico, los traumas o mejor dicho, la manera en cómo se transmite la información que provocó el trauma determinará, en gran medida, las actitudes que el afectado tendrá en su futuro, negativas, si no se soluciona el trauma a tiempo.
Todos los países y naciones del mundo tienen sus propios traumas, algunos ejemplos de ellos son el holocausto, la bomba de Hiroshima, los bombardeos en Londres durante la XIX, los horrores de las dictaduras latinoamericanas, entre otras. En nuestro caso como país, los más promovidos para traumatizarnos son la conquista y la revolución, que nos han sido impuestos como heridas que no sanan porque se encuentran arraigadas en la colectividad y constantemente picoteada por la educación oficial y las conversaciones de la familia que aunque amorosas y con fines didácticos no dejan de ser las que más se quedan grabadas en las mentes más jóvenes.
Que nuestro país viva en una constante re traumatización es algo innegable como nuestro deseo de evocar nuestra Historia como muy heroica y dolorosa, si a eso le aumentamos que no vivimos precisamente la realidad más pacifica encontramos una lógica de auto infringirse dolor al más puro estilo masoquista, ¿son los traumas totalmente dañinos a una sociedad? La Historia nos arroja a veces una esperanza si somos capaces de encontrarla y actuar en nuestro presente, una revisión de los acontecimientos traumáticos, el impacto y significado puede servir de impulso para tomar decisiones más concienzudas a nivel individual como sociedad.
Es necesaria una revisión personal y a nivel institucional de la propagación de estos traumas que nos lastran al pasado, y que convierten a la Historia en un sutil veneno, lo bueno es que como todo trauma doloroso, sea una separación amorosa, la muerte o un cambio brusco que puede ser superado y con el tiempo pasar al olvido.

*Estudiante de Historia de la Facultad de Humanidades UAEM.

La cause et la conséquence (o acerca de cómo llegar a ser lo que se es)

Miguel Ángel Romero Méndez*
Sábado, 12 de octubre de 2013

Zoilo tenía cincuenta años y en su juventud había estudiado filosofía. No quiso ser filósofo ni profesor de filosofía. Para una cosa, decía, no tenía talento y para la otra, no tenía paciencia. Por ello decidió trabajar en algo alejado de la filosofía. Lo que nunca imaginó fue que su formación le impediría trabajar. Cuando se dedicó a limpiar albercas, le pareció demasiado irónico que uno no pueda bañarse dos veces en el mismo rio pero sí varias veces en la misma alberca y abandonó el trabajo. Fue cajero de un banco y nunca pudo cambiar un cheque. Cuando el cuentahabiente le solicitaba el efectivo, Zoilo, respondía con el siguiente silogismo: lo que no se ha perdido; se tiene. Usted no ha perdido nada. Ergo, usted tiene su dinero. Sobra decir que lo despidieron. Fue panadero y también tuvo problemas. Para empezar, sugirió cambiarle el nombre a la panadería por “Leviapan” o “Las palabras y las conchas”. Posteriormente, le cambió el nombre a los panes. Ya no se llamaban teleras, se llamaban categorías; los bolillos eran entes y las donas, singularidades. Lo peor vino cuando decidió crear sus propios panes. A uno, por ejemplo, lo nombró Absoluto. Este pan era una masa enorme que incluía a todos y cada uno de los panes que se hacían en esa panadería. A otro lo nombró el Ser, porque este pan era tan raro que todos creían saber lo que era pero nadie podía definirlo. Y Zoilo fue despedido. Después fue albañil y todo iba bien, hasta que un día el maestro de obras lo encontró sentado en posición reflexiva y cuando le preguntó si creía que quedarse sentado y pensativo era la mejor forma de construir casas; Zoilo respondió que él no estaba pensando sino preguntando y que, de acuerdo con Heidegger en “La pregunta por la técnica”, pensar es estar construyendo. Y de nuevo perdió el empleo. Trabajo de muchas cosas más y el final era el mismo: siempre fue despedido. Un día, se dio cuenta de que, sin proponérselo, había sido filósofo durante todo ese tiempo. Él, al que le siempre le decía que no servía para nada; él, que no se sentía capaz de ser filósofo. Y es que la esencia de los filósofos es precisamente esa, que no sirven para nada.

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM
miguelromz@gmail.com

La ecuación posmoderna entre arte-tecnología

Óscar Prado*
Sábado, 5 de octubre de 2013
Para Zuleyka

Dentro del ámbito de los creadores plásticos contemporáneos he escuchado un sinfín de desacuerdos en cuanto a cuáles son los medios adecuados para construir, concebir y difundir su trabajo. Los más apegados a la tradición, en tono de denuncia expresan que muchos de los artistas actuales están dejando de usar el caballete, los óleos, los aceites, los aguarrases y que están generando su producción a partir del uso de las nuevas tecnologías digitales, fotografía, multimedia, redes informáticas y sociales entre otras, contribuyendo de esta forma a que las prácticas más antiguas tomadas como un tesoro invaluable se vayan diluyendo en la vibrante cotidianidad contemporánea.
Personalmente considero que los artistas de todas las épocas han echado mano de los propios instrumentos tecnológicos que su medio les otorgó en sus respectivos tiempos y lugares. Desde el mismo hombre prehistórico en las muestras de su pintura rupestre, hasta los grandes pintores del renacimiento, el barroco, sin dejar de mencionar a los artistas de los siglos XIX y XX que hicieron gala de un despliegue vasto y siempre muy creativo de usos de las tecnologías tenidas al alcance de su andar. Los llamados ismos, así como el pop de épocas más modernas no fueron la excepción y divulgaron su arte a través de formas y contenidos que propiciaron una nueva manera de ver lo ya realizado en tiempos anteriores atendiendo y reflejando su propio tiempo. Incluso con Duchamp podemos observar la construcción de toda una crítica severa tanto a través de su retórica lingüística, como en la construcción de su obra basada en una forma subversiva de exhibición museística. Parecería ser una especia de ecuación o mancuerna inexorable: tecnología/arte. Dicho de una manera más clara creo que los propios artistas plásticos y visuales de la actualidad debemos atender a nuestro tiempo, es decir no descuidar la amplia gama de instrumentos, técnicas y tecnologías existentes para crear nuestro acervo. Asimismo no creo que debamos de caer en “purismos” tratando de descalificar las nuevas formas de hacer arte. Creo que el arte más que ser un sistema de comunicación específico con códigos y mensajes muy claros como el lenguaje, puede ser mejor entendido como un símbolo o una estructura perceptual armada a base de éstos. Como todo símbolo es polisémico, es decir está sujeto una diversidad de interpretaciones. Por supuesto que una de estas interpretaciones es la del creador, pero no la única. Todo espectador puede desencadenar una serie de sentidos de la obra, pues su propio andar está anclado a formas estéticas, cromáticas, sinestesias y por supuesto culturales que lo predisponen a crear su propia ficción cuando contempla una obra plástica o visual.

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM.
huapangomurga@hotmail.com

sábado, 28 de septiembre de 2013

Salud y placer entre nosotras

Samantha Brito
Sábado, 28 de septiembre de 2013

El ejercicio de la sexualidad de las mujeres con fines no reproductivos representan actos que transgreden y ponen en cuestión el orden masculino, el cual requiere para mantenerse de la sumisión y la represión de una sexualidad erótica, que además debe ser heterosexual y monógama, por parte de las mujeres. Dadas estas condiciones, las relaciones sentimentales y las prácticas sexuales entre mujeres, sean lesbianas, bisexuales o mujeres que tienen sexo con otras mujeres, están condicionadas por el estigma, la discriminación, la censura y sanciones que repercuten entre otras cosas, en la salud sexual.
Al momento de que las mujeres mantienen una diversidad en el ejercicio de su sexualidad, distintos son los obstáculos, principalmente la invisibilización de las prácticas sexuales entre mujeres, independientemente de la orientación e identidad sexual que ellas asuman, los cuales impiden garantizar su bienestar físico, emocional y sexual.
Ante esta situación, el Colectivo Pactos Violeta y Morelos sin Discriminación llevarán a cabo la actividad “Te cuido porque me importas, me cuido porque me quiero: Sexo seguro y protegido entre nosotras”, el cual se realizará el 5 y 6 de octubre, en un horario de 11:00 a 18:00 horas en las en las instalaciones del Instituto Morelense de la Juventud.
Estas actividades forman parte del proyecto nacional “Salud para nosotras” desarrollado por Acciones Voluntarias sobre Educación en México A.C y Musas de Metal grupo de Mujeres Gay A.C. El objetivo primordial consiste en desarrollar acciones de prevención de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y VIH-SIDA entre este grupo específico de mujeres. Dentro de este proyecto, participaron alrededor de 50 mujeres activistas de 29 estados de la República.
Como parte de las actividades, se tienen contempladas la realización de talleres, exposiciones y conferencias magistrales, encaminados al ejercicio de la sexualidad libre y sin riesgos, por medio del sexo seguro y protegido. Con esto último, no se quiere decir que la protección y la prevención hagan de estas prácticas algo menos placentero, sino todo lo contrario. Uno de los elementos primordiales de esta propuesta de trabajo es poner sobre la mesa la necesidad de la erotización de los cuerpos más allá de los genitales, de la salud y la prevención. Es decir, el placer sexual puede lograrse y vivirse de otras maneras, mismas que no tienen que ser sinónimo de riesgo ni de violencia. Te esperamos.

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM.
lamunequitaverde@hotmail.com

Literatura femenina, otra forma de resistencia

Patricia Romero Ramírez*
Sábado, 21 de septiembre de 2013

Dentro del orden patriarcal socialmente establecido, las mujeres siempre han estado posicionadas en un segundo plano, se le ha mantenido al margen de lo público, de las relaciones sociales e históricas. Alejadas de las esferas donde se supone que residen los poderes sociales, las mujeres están casi obligadas a permanecer en los espacios privados, en el anonimato, a actuar de manera pasiva; es el apoyo del varón, la acompañante del héroe, del caudillo, pero jamás la líder o la contrincante. Bajo este discurso se intentan mantener los ordenamientos socioestructurales de las instituciones patriarcales, las cuales legitiman la condición de subordinación de la mujer ante el hombre.
En este contexto, entre toda la lucha que se ha venido haciendo con el objetivo de reivindicar el papel de las mujeres y su participación en la sociedad, apoderarse de las herramientas con las que generalmente se les ha oprimido ha sido una forma de ganar aquellos espacios en los que siempre han sido tan marginadas. Así por ejemplo, al apropiarse de la palabra escrita para nombrarse y nombrar el mundo que las rodea, se consigue hacer una traducción literaria de su visión de mundo. Han conseguido convertir un espacio en el que siempre se las había traducido en un espacio de resistencia en el que pueden escribirse desde dentro, apropiándose de su historia, de su imagen y de su cuerpo, contarse a sí mismas desde donde siempre se les ha ubicado, desde la periferia, y con ello lograr salir, convertirse en el centro, ser narradas y ser narradoras.
De esta manera, si el espacio de acción y desenvolvimiento de las mujeres está marcado socio-histórica y culturalmente como el privado, entonces actuar desde ahí puede ser la forma de resistir, de crear nuevas identidades y nuevos posicionamientos. Así, la Literatura Femenina, al ser el producto de la propia interpretación y reconstrucción de la experiencia en función del contexto discursivo al que se tiene acceso, surge como una forma de resistencia, en la que se plantea la necesidad de recrearse a sí mismas, rompiendo con los arquetipos culturales construidos desde una visión androcéntrica del mundo. Se consigue en cierta medida alterar el orden discursivo y social, a través de los textos escritos desde su propia experiencia, se trasforma y se reelabora la identidad.

* Estudiante de Letras Hispánicas, Facultad de Humanidades, UAEM
andro0717@gmail.com

domingo, 15 de septiembre de 2013

¿Por qué el miedo a la colectividad?

Angélica Ayala Galván
Domingo, 8 de septiembre de 2013

El “yo” individual no es una casualidad, es el resultado de un proceso histórico que se remonta al siglo XVII cuando los seres humanos empezaron a cuestionarse el origen del mundo y el poder de Dios, fue entonces cuando comenzaron a responder sus dudas a través de la ciencia y la razón. Poco a poco los seres humanos comenzaron a sentirse más artífices de su propio destino hasta el punto de pensar que la razón era el elemento que garantizaba el poder y la libertad del ser humano, este pensamiento también se concibió como progreso.
Con el paso del tiempo la razón, la ciencia, el progreso pasaron a convertirse en mecanismos de dominio no sólo del origen del mundo, sino del mundo mismo, y con ello de la “razón” de ser de cada humano, de un humano individualizado alejado de aquellos que le rodean, de sus sentimientos y de la posibilidad de ser críticos con sus propios pensamientos.
Actualmente esos pensamientos planteados hace varios siglos repercuten en la vida diaria, basta con observar a la gente caminando como unos completos desconocidos sin decir buenos días o buenas tardes, al no querer ceder el paso porque hay que llegar temprano al trabajo o porque quieres llegar a tu casa para descansar de tanto trabajar o qué tal aquellas pantallas y audífonos que colocan en los camiones para que te mantengas “entretenido” y qué decir de los celulares y computadoras que mantienen conectado al mundo pero al mismo tiempo distanciado de lo más cercano.
Estas acciones son parte de la individualidad, la cual viene acompañada de egoísmo, apatía y control. En un mundo donde estas actitudes se han naturalizado es más fácil quedarse callado siguiendo un modelo de vida antes que preguntar ¿por qué han creado seres racionales?, ¿por qué hay miedo a expresar los sentimientos?, ¿por qué hay miedo por la colectividad?, ¿Por qué hay miedo a la crítica y a la protesta?, ¿por qué hay miedo a defender los elementos básicos de la vida? Porque unidos tienen la posibilidad de crear nuevos mundos, porque unidos cuidamos, defendemos y respetamos el mundo que nos rodea. ¡Tepoztlán resiste!

*Estudiante de Antropología Social de la Facultad de Humanidades, UAEM.
angyayala@yahoo.com.mx

Lalito

Rodrigo Alexander Uribe Cevallos*
Sábado, 31 de agosto de 2013

Mi hermano perdiendo vidas dentro de una consola. O fuera de ella. O ambas. Encerrado entre paredes; recorriendo universos virtuales. Carcajeando en el silencio. Dormido para matar el tiempo y despierto para esperar la muerte. Aburrido y cansado. Derritiéndose sobre el sillón, como pegamento, y derramándose sobre objetos que lo recuerdan con una nostalgia asfixiante. Desplazándose en la inmensidad de una lata de sardinas acumula polvo y deja la huella a su paso. Su cuerpo se oxida entre intenciones. Vive de pequeñas y esporádicas conversaciones. Anhela salir, ser un luchador profesional, ser comediante y diseñar videojuegos. Cree en la humanidad, en sus sueños, en su familia y en lo que mira en el internet y la tele. Se alimenta de carne, leche, galletas, pan, salsa, una o dos tortillas, pocos frijoles, crema, queso, mucha azúcar, cereal y de vez en cuando, si es posible, casi cualquier cosa que sea comprada fuera. Calma su sed con refresco. Duerme con los audífonos puestos y la música a todo volumen. Le gusta leer mangas, ver animes y todas esas cosas. No tiene un solo amigo; nunca lo llaman, lo buscan, lo invitan o lo sonsacan. Espera que en un futuro su vida sea como lo mira en las pantallas para tomar las mismas o diferentes decisiones. No sé si es feliz o, como yo, siente que se hunde en la tristeza. A veces lo veo sonreír, otras me mira con su cara pálida y sus ojos secos que parecen perderse dentro de un par de ojeras negras como esperando que le regale un milagro. -¡Perdóname, hermano! Tengo los bolsillos y el alma vacía-.

Chewbacca

Dice mi hermano que Chewbacca es un ser trágico. Es el mejor amigo y la criatura más incomprendida. Siempre tiene un gruñido, in-interpretable (y por lo tanto sin-sentido), para cualquier ocasión. Yo, por mi parte, afirmo que es un ser destinado a la comedia. Es un sabio y su naturaleza lo lleva a concluir que la referencia siempre es inescrutable.

Distancias

Si alguien supiera mis referencias tal vez podría aproximarse más a mis interpretaciones.

Escombros

En todas las esquinas las telarañas se desarrollan.

*Estudiante de Filosofía, Facultad de Humanidades, UAEM.

Sobre las explicaciones anti-históricas y anti-humanas

José Alejandro Ramos Soriano*
Sábado, 24 de agosto de 2013

La necesidad de explicar y buscar respuesta a fenómenos y acontecimientos es una de las cualidades más grandes y la semilla del desarrollo de la ciencia. Desde los homo sapiens sapiens, con su capacidad craneal de 1600 centímetros cúbicos se agolpaban en sus casas y observaban en cielo asustados por tormentas eléctricas al igual que nosotros hacemos públicas nuestras impresiones sobre un temblor casi de manera instantánea en las redes sociales evidencia que los seres humanos tenemos la necesidad de explicar nuestro entorno.
Sin embargo muchas veces estas explicaciones formuladas suelen ser tomadas por verdades, no por estar basadas en pruebas o explicaciones razonables sino por el consenso y por la autoridad de donde proceden, las preguntas relacionadas con los orígenes de la humanidad y con el universo han sido territorio fecundo para muchos debates entre ideas nuevas y dogmas inquebrantables.
Como bien lo experimento Galileo en 1615 cuando fue denunciado frente a la inquisición por proponer su modelo heliocéntrico, si al salir del recinto pronuncio la frase “y sin embargo se mueve” es algo complicado de afirmar y se invita al lector mejor dudar de esta frase.
Quien llevó al siguiente nivel la posibilidad probar las creencias de la población fue Orson Welles que en Octubre de 1938 con la emisión de una versión de la novela la guerra de los mundos de H.G Wells provocó que muchas personas creyeran que en verdad la tierra estaba siendo invadida, situación a la que posteriormente Hitler se referiría para hablar de la decadencia de los Estados Unidos.
Actualmente, los programas y canales de divulgación como el History Channel y una multitud de programas de pseudociencia que presentan y ponen tanto énfasis en las explicaciones de alienígenas y de influencia extraterrestre para el desarrollo de civilizaciones antiguas como los egipcios, mayas, mesopotámicos y cualquier otra que se les ocurra, es una situación que preocupa mucho.
Probablemente estemos pasando poco a poco a la comodidad de las explicaciones televisivas inmersas en la cultura visual a simplificar nuestras explicaciones cotidianas al punto de poner en duda la capacidad humana, cuestión que nuevamente nos pone en la situación de nuestros antepasados que se agolpaban unos con otros mirando vaga y confusamente el cielo, cuestionándose sus orígenes.

*Estudiante de Historia de la Facultad de Humanidades UAEM.

sábado, 17 de agosto de 2013

Entre el viento

Carla Natalia Martínez González*
Sábado, 17 de agosto de 2013

Oí “sh sh”, pensé que era el viento entre las ramas. Continué caminando, pero nuevamente escuche un sonido, pero el viento era tan fuerte que nunca imaginé que realmente alguien hablaba. Las palabras procedían de dos árboles, me escondí detrás de dos rocas para que no me vieran.

-No llores, yo tampoco quiero esto, pero los humanos piensan que no sentimos, que no vemos, que no existimos; nos han reducido a madera, a una mercancía.
-Por eso lloro, porque no concibo en qué momento los humanos dejaron de ver, cómo fue que se apreciaron como los único habitantes de este planeta. Recuerdas cuando no había ningún humano en este sitio, teníamos más de nosotros habitando aquí. Poco a poco han llegado más humanos, al principio nos trataban bien, nos respetaban, nos veían, sabían quiénes somos. ¿Cuándo perdieron la vista y el oído? ¿Cuándo se extraviaron en ellos?
-Me dijo el viento que cerca de aquí también están destruyéndonos, incluso quieren encerrar al agua y terminar con los manantiales para construir una termoeléctrica en Huexca y capturar al agua para una minera en Xochicalco. Acerca de esto último, se sabe que en Huautla estuvo una minera por 40 años y actualmente la comunidad enfrenta problemas de envenenamiento en la sangre, malformaciones genéticas y contaminación de los suelos.
-Porque los humanos que tienen el poder no sólo nos asesinan, sino que dañan a los propios humanos, incluso a los que no han nacido. ¡Son genocidas!

Escuché con atención hasta que una máquina que manejaba mi compañero arrancó las raíces de la tierra. Los gritos más atroces de dolor penetraron hasta mis tuétanos... un silencio se apoderó del lugar.

*Estudiante de Antropología Social de la Facultad de Humanidades, UAEM.
carlamargon@aol.com

domingo, 11 de agosto de 2013

“¿Qué significa escribir?”

Miguel Ángel Romero Méndez*
Sábado, 3 de agosto de 2013

Puesto que me cansé de garrapatear cuentitos filosóficos, había pensado en escribir mi opinión acerca de algún tema social. ¿Cómo cuál? El que sea, en la calle hay cantidad: parquímetros mal puestos, baches, nepotismo, corrupción, etc. Pero, mientras lustraba uno de mis doscientos pares de zapatos, pensé algunas cosas que me hicieron abandonar el proyecto. La primera: ¿a quién le importa lo que yo piense? La segunda: ¿me considero tan inteligente como para creer que voy a decir algo que no pueda pensar por sí mismo el lector? La tercera: alguna vez leí que el periódico de hoy es el papel con el que envuelven el pescado de mañana. Como quien dice, lo que hoy escribes y vale oro, mañana bien puede no valer nada. Aunque quizá sólo era una invitación para comprar pescado, porque ya no recuerdo dónde lo leí. La cosa es que pensé: en todo caso, mejor les cuento de cuando salí de chambelán, es más entretenido. Farfullé: no, por una vez, seamos serios. Así que voy a aprovechar este espacio para hablarles un poco sobre la filosofía, concretamente, sobre su escritura. Cuando uno lee un texto de filosofía: a) se tiene la sensación de que dice algo profundo e importante; b) no se comprende nada de lo que dice; c) una combinación de las dos anteriores. Esto puede llevar a pensar que el filósofo es un sobrehumano que escribe en una especie de trance, que dice verdades reveladas, que camina como león en su jaula y de repente ¡ahí está! ¡La inspiración! Y escribe su tratado de doscientas treinta y seis páginas. Pero no es así. O no siempre. Lo que muchas veces el lector pasa por alto es que detrás de ese libro enigmático o incomprensible, están muchas horas de trabajo. Y lo que el filósofo olvida es que no todo el mundo está interesado por el mismo tema que él y menos aún, que muy pocos han leído lo que él. ¿El resultado? Como decía Pepe “El toro”, el rico no quiere al pobre y el pobre no quiere al rico. Dejo al criterio del lector decidir quién es el pobre y quién es el rico. En fin, para concluir este ensayo de veinte líneas voy a hacer dos sugerencias. La primera: el libro “Invitación a la filosofía” de Comte Sponville. La segunda: no guarden su dinero en cajas de huevo, no sean corrientes.

*Estudiante de filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM

Entretejiendo la vigilia y el sueño

Óscar Prado*
Sábado, 20 de julio de 2013

¿Haciendo una pequeña reflexión sobre los sueños en la vida del ser humano podemos decir que éstos son de esas cosas que más misterio causa de nuestra propia existencia, claro está, exceptuando la muerte y todas sus interpretaciones. De tal forma que la cotidianidad del hombre está permeada por estas fantasías y temores que se le confunden con lo vivido durante sus horas de vigilia y que inundan sus experiencias oníricas durante las noches mientras descansa. Es esa parte etérea, metafísica que se entreteje con la realidad. Asimismo una serie de percepciones sensitivas, ideas, recuerdos, sentimientos, imaginarios y sueños diurnos y nocturnos son parte inherente de la realidad. Además se puede pensar el sueño nocturno en relación con las horas del día, más que como una simple oposición despierto/dormido, como una persistencia de las propias experiencias vividas en la vigilia en una continuidad durante esas horas de sueño. Tomando en cuenta que los sueños también se presentan mientras estamos despiertos podemos decir, que éstos pueden contener así también gran parte de los sentidos de vida que existen en una sociedad, de los imaginarios de felicidad para cada uno de los seres humanos que habitamos este plano vivencial. De tal suerte que las culturas existentes y sus maneras de entender el mundo son en parte cinceladas también a partir de sueños. “Sueño con tal o cual cosa durante mis paseos nocturnos”. Pero también se puede decir: “sueño despierto con ella mientras tomo el autobús”. Los sueños durante la vigilia también son igual de relevantes para la comprensión del mundo cultural y cotidiano del ser humano.
En cuanto a los sueños que tenemos mientras dormimos podemos decir que solamente pueden ser conocidos por el relato del soñador. Éste se enfrenta al despertar con un triple reto: recordarlo (memoria); organizarlo en forma de relato (representación) y caer en interpretaciones, así como recibir las del oyente (significados). Los sueños nocturnos además no son controlables por el soñador, pues se le imponen de cierta manera involuntaria como cuando se sueña algo que despierto el soñador estaría negado a aceptar. Otra oposición simplista en la que se tiende a caer es la de cuerpo/espíritu, pero se ha observado que en las culturas africanas el rayi o ánima e el doble del cuerpo mientras duerme. Este doble se desprende del cuerpo viajando fuera de éste, pero al mismo tiempo es parte del cuerpo el que viaja. Cuando alguien sueña con una persona es el rayi de esta persona la que visitó al soñador, es decir que el cuerpo tuvo contacto con dicho receptor (soñador). Finalmente este viaje es lo que recuerda el soñante cuando despierta. Dicho doble está asociado a la sombra. Algunos indígenas incluso llegan a dar más peso a los sueños para tomar decisiones importantes para su comunidad que a lo experimentado durante la vigilia. Como podemos observar, los sueños son parte primordial, tanto en la constitución de nuestra idea del mundo, como de las motivaciones que pueden ser motor de las transformaciones de la propia cultura, la sociedad y por supuesto de la misma existencia. Pero los sueños son más que una simple introspección del ser humano. Los sueños incluyen los sentimientos como el amor, la ternura, la rabia, la tristeza, el desconsuelo y otros que le impactan tanto cuando se despierta, como cuando sueña despierto. Esto determina muchas de las acciones que emprende a lo largo de su vida. 

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM.
huapangomurga@hotmail.com

domingo, 14 de julio de 2013

Con la lluvia llega la resistencia

Angélica Ayala Galván*
Sábado, 13 de julio de 2013

La lluvia nos alcanzó una vez más y junto a ella hay miles de historias por contar. Una de ellas, es comenzó hace un año, un grupo de personas en el municipio de Tepoztlán se unió para evitar que los cerros y su tierra fueran invadidos con la finalidad de ampliar la autopista La Pera-Cuautla.
Poco a poco este grupo fue buscando soluciones y respuestas, pero sólo se encontraron con más preguntas que les han permitido aprender durante el camino, reforzar sus lazos comunitarios.
A lo largo de los meses, este movimiento social no sólo ha luchado por su territorio sino que ha pasado de la palabra a la creatividad. Las y los jóvenes han hecho de la música, de la danza, de los murales, de las mantas sus formas de expresión, han sido sus formas de manifestar su preocupación y de combatir la apatía de aquellos que siguen creyendo que nada se puede hacer.
Así como esta lucha hay muchas otras en el estado de Morelos, ejemplo de ello son Huexca o Tetlama, las cuales defienden sus tierras de las transnacionales que buscan explotarlas. En el país, hay otros conflictos por la construcción de autopistas, como el caso de la comunidad otomí de San Francisco Xochicuatla. Cada una de estas luchas parecen estar separadas, sin embargo comparten un objetivo en común: conservar su entorno y que sus formas de decisión a través de usos y costumbres sean respetadas. Asimismo muestran que hay gente trabajando, preocupada por hacer algo y esto es muy importante si se tiene en cuenta que estamos inmersos en un sistema que busca la individualidad, porque si se trabaja en equipo el pueblo se vuelve un peligro.Tal como hace 18 años intentaron construir el club de golf, hoy Tepoztlán decide nuevamente cuál será su futuro y al mismo tiempo su problemática permite reflexionar acerca de nuestra relación con la naturaleza y la manera en que se le ha destruido. A estas alturas el pueblo de Tepoztlán no está dispuesto a quedarse de brazos cruzados, por el contrario nos deja en claro que está dispuesto a seguir luchando para que su mundo no le sea arrebatado.

*Estudiante de Antropología Social de la Facultad de Humanidades UAEM. 
angyayala@yahoo.com.mx

sábado, 6 de julio de 2013

Reivindicar las libertades

Samantha Brito*
Sábado, 6 de junio de 2012

Diversas organizaciones de la sociedad civil, entre ellas Morelos sin Discriminación, Colectivo Pactos Violeta y el Consejo Consultivo de la Diversidad Sexual, todas involucradas en temas de juventudes, género y lucha por los derechos humanos, emitieron un pronunciamiento en el marco del Día Mundial de la Diversidad Sexual, el cual se conmemoró el pasado 28 de junio en el Zócalo de Cuernavaca, con actividades lúdicas, culturales y políticas. 
El pronunciamiento se conformó principalmente de tres puntos: el primero es recordar que las vidas de las personas que no se ajustan a los estereotipos de género transitan entre la persecución, la intimidación, los hostigamientos, la muerte y la marginación, tanto en la esfera familiar, laboral e institucional. Además de vivir bajo un estigma -como enfermedad, pecado o delito- reforzado por el Estado, la Iglesia y los medios de comunicación masiva. Todos ellos como aspectos cotidianos y naturalizados. Entonces no asumir la heteronormatividad coloca a los individuos como blancos para vivir con violencia. 
El segundo punto fue enfatizar que los grupos humanos están organizados culturalmente bajo un modelo binario y jerarquizado: lo masculino como portador de los privilegios y lo femenino como la careta inferior. Por lo tanto, se reconoce que se requiere de un cambio cultural profundo para poder erradicar la discriminación, la invisibilidad y la violencia. Aún cuando esto es complejo, resulta alentador saber que las culturas, como construcciones sociales, históricas y dinámicas, son aprendidas; por lo que pueden ser replanteadas y/o erradicadas. 
El último punto comprenden las demandas para con el Estado, que son: legislar en materia de matrimonios igualitarios en Morelos, la libertad de elegir la orientación sexual y contar con el respaldo de los papeles oficiales de identificación que muestren la identidad adoptada. Más allá de buscar reproducir y perpetuar la dominación de este sistema con una institución como el matrimonio, legislar a favor del matrimonio igualitario permite brindar certezas que garanticen protección legal y económica a las parejas no heterosexuales.
Por tal razón, primero es necesario atreverse a pensar que es un derecho estar en igualdad de circunstancias y que las diferencias no deben potenciar la vulnerabilidad de mujeres y hombres, y así podemos preparar la conciencia para un cuestionamiento más profundo sobre las formas de sobrevivir que hemos construido y, con ello, buscar un replanteamiento de las culturas. Porque no cabe duda que poner en cuestión nuestras certezas, como pensar en la posibilidad de un amor y un erotismo no necesariamente heterosexual, monógamo ni nada que se le acerque a lo convencional, evidencia esa fragilidad nuestra y ese vértigo que nos causa el no orden. 
Este orden de las cosas naturaliza, justifica e institucionaliza la violencia contra la diversidad; es decir, contra aquellos que estén fuera de un grupo de hombres adultos, heterosexuales, blancos altos, delgados, creyentes, letrados, con propiedades o un gran poder adquisitivo. Este estereotipo logra que muchos de nosotros permanezcamos en una posición marginada, en la que no solamente se encuentran las mujeres –como suele pensarse- de eso podemos estar seguros y seguras. 

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM.

domingo, 30 de junio de 2013

¿Distribución libre o muestreo en aparador?

Patricia Romero Ramírez*
Sábado, 29 de junio 2013

¿Alguna vez has intentado descargar de internet algún artículo científico y te han pedido una suscripción mediante un pago anual o, en su defecto, el pago de ese material específico? Generalmente, cuando intentamos consultar un archivo alojado en una base de datos, no se nos permite descargarlo de manera gratuita y, si corremos con suerte, únicamente se nos muestra algún resumen o ciertas páginas del archivo, con la intención de que “te empapes” de lo que aborda aquel artículo. De esta manera, si tú necesitas ese material debes pagar o te quedas sin él. 
Con todo esto, en tiempos reciente se ha puesto sobre la mesa de discusión el tema del Acceso abierto. Esta iniciativa se define, según el portal electrónico www.accesoabierto.net, como “aquel que permite el libre acceso a los recursos digitales generados de la producción científica, sin barreras económicas y sin restricciones derivadas de los derechos de copyright”. De manera más simple, esto se traduciría en iniciativas que proponen el acceso libre a artículos académicos, científicos, entre otros materiales, sin que para esto sea necesario el pago de una suscripción, un registro previo en los portales o el pago por el material.
El sector de la población que se manifiesta a favor argumenta que el conocimiento se produce para ser compartido, para que el otro lo conozca, lo utilice y lo difunda. Yo, al igual que ellos, me declaro a favor, pues considero que el conocimiento no debe producirse para obtener con ello ganancias millonarias, sino para que las personas vean en él una herramienta útil. Yo prefiero que mi trabajo se distribuya de manera gratuita y que sea conocido por 100 personas (¡así pierdo el anonimato, claro!), a que su distribución tenga un costo y sea conocido por las 10 únicas personas que pudieron pagar el acceso al material.
Considero, y es mi humilde opinión, que aquellos que aún se oponen no toman en cuenta que en muchas ocasiones el hecho de cobrar por adquisición de los materiales hace que éstos se queden como muñecas de aparador, y que todo aquello que puede ser útil se malgaste en una base de datos de prestigio que brinda popularidad, pero que no nos permite que la gente nos lea, nos conozca y nos reconozca.

* Estudiante de Letras Hispánicas de la Facultad de Humanidades UAEM.

Violencia de género ¿un tema superado?

Edalit Alcántara Pérez*
Domingo, 23 de junio de 2013

Muchas personas miran con recelo el tema que da título a este escrito porque consideran que en pleno siglo XXI es una situación superada debido a que las mujeres incursionan en la política, la cultura, salen a trabajar, estudian y en algunos casos, deciden sobre sus cuerpos. Para las y los incrédulos, las mujeres que viven una situación de violencia es porque no tienen una autoestima alta que les permita valorarse y con ello fuerza de voluntad para cambiar su condición. Es más, algunos aventurados afirman que vivimos bajo un “matriarcado”. Sin embargo, analizando con detenimiento los contextos y las condiciones en que viven las mujeres, estas afirmaciones pueden ser desmentidas. Por ejemplo, en la política las mujeres siguen siendo minoría, tanto que se tuvo que establecer una cuota de género para nivelar la situación entre hombres y mujeres, además de enfrentar el fenómeno del techo de cristal que no les permite ascender a puestos importantes o de toma de decisiones. En lo que respecta a la cultura y la educación se debe mencionar que el mayor número de analfabetismo se concentra en la población femenina, debido a que muchas mujeres desertan de la vida escolar a causa de embarazos no planeados o que estas actividades no se consideran importantes para las mujeres pues de facto se les asigna el cuidado del hogar. La cuestión laboral no está libre de la violencia y discriminación, ya que las mujeres se enfrentan regularmente a bajos salarios y un mayor número de horas trabajadas. El derecho que tienen las mujeres a decidir sobre su cuerpo es un tema que merecería su propio espacio; no obstante, vale la pena resaltar que solamente en la Ciudad de México se puede acceder a abortos legales, seguros y gratuitos. En Morelos la interrupción del embarazo es un delito, con lo que el tema cobra tintes de justicia social porque las mujeres más pobres son las que mueren debido a abortos inseguros. 
Como puede apreciarse, las opiniones que minimizan la violencia de género y pregonan la existencia de un matriarcado son poco reflexivas, debido a que las mujeres entran a actividades del ámbito público con grandes desventajas y su presencia en éstos no garantiza que tengan acceso al poder.

*Estudiante de Letras en la Facultad de Humanidades UAEM.

La escuela rural: excusa y motivación

Alejandro Ramos*
Sábado, 8 de junio de 2013

Los actuales acontecimientos vinculados con los intentos del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto de atentar en contra de las conquistas sindicales del SNTE, conquistas que como ejemplifica su ahora presa líder están permeadas por la corrupción y abuso del poder
Y es que no es nada nuevo el reconocer que muchos maestros a nivel básico y medio superior han hecho de los nombramientos y las plazas de trabajo su propio negocio y del manejo o promoción de los mismos una subasta que beneficia al profesor, quienes ahora ven peligrar esta posibilidad debido a una nueva instancia gubernamental que podría ser creada: la agencia nacional de evaluación docente, un intento por parte del gobierno federal por poner una correa de mando a uno de los gremios más grandes y de mayor poder a nivel nacional, en ambos bandos hay intereses deshonestos en donde la docencia y la pedagogía son sólo una excusa y dentro de esto, la educación rural es una trinchera tomada por ambos bandos. 
La escuela rural presenta un matiz muy interesante dentro del espectro de las prácticas educativas en nuestro país, una de ellas es una relación muy estrecha entre la comunidad en donde la escuela es una extensión de la comunidad misma que la retroalimenta, es un tipo de educación en donde a pesar de las limitaciones tanto materiales así como muchas veces la falta de preparación de sus profesores hacen que la labor docente sea complicada y no encaje muchas veces en los procesos de evaluación nacional que no aceptan la heterogeneidad de las realidades educativas.Afortunadamente este tipo de enseñanza tiene otra característica, su permanencia e independencia respecto a programas que desde muchas décadas los pasan por alto y que cada año no hacen que repetir los bajas puntuaciones de una educación que cuando ocurre en su sentido más puro como una escuela que se nutre de los conocimientos empíricos y le devuelve a la comunidad conocimiento útil no falla en su propósito de dotar de nuevas visiones a quienes asisten a ella
Aunque los profesores saldrán como siempre más limitados por los programas educativos, la educación rural permanecerá y seguirá viva dentro de su contexto como un modelo necesario en una época globalizada que muchas veces la ignora o que se pierde en las inmutables presencias de las montañas, bosques, serranías o pueblos donde ocurre.

*Estudiante de Historia de la Facultad de Humanidades UAEM.

Causalidad

Miguel Ángel Romero Méndez*
Sábado, 1 de junio de 2013

Todo lo que es, es por una causa, reza el principio de razón suficiente que Schopenhauer expone en un libro cuyo título no recuerdo. Mi abuelo murió dos días antes de mi primer cumpleaños. En el momento justo de su muerte, las manecillas del reloj que tenía puesto en su muñeca quedaron inmóviles, como el ser de Parménides. Nadie sabe por qué. Hume diría que no hay una relación causal entre la muerte de mi abuelo y que el reloj se detuviera. De hecho, diría que no hay relación causal entre cualquier cosa imaginable y las manecillas que se detienen. Schopenhauer diría que la inmovilidad es causada por algo. Pero en el lugar donde nací no leían a Hume ni a Schopenhauer, ni a nadie. Quizá esto explica por qué llegaron a la conclusión de que la muerte de mi abuelo era la causa de que las manecillas dejaran de moverse. Para mí, su muerte fue una de esas demostraciones de lo que Borges llama la magnífica ironía de Dios: el tiempo, dice Kant, no está en el mundo, sino en el sujeto. El tiempo expiró con mi abuelo. Y así, pese a nunca haber leído a Kant, se convirtió en el perfecto ejemplo de la estética trascendental. Cuando cumplí ocho años, mi abuela me regaló el reloj de mi abuelo. Me lo regaló por dos razones: porque no tenía otra cosa que regalarme y porque no servía. Nunca lo usé, pero lo guardé de todos modos porque era antiguo y me gustaba, aunque no sirviera. ¿Habrá alguna relación entre esta “manía” de conservar cosas que no sirven (el resabio de la confusión entre bueno y útil: “bueno es aquello que sirve para lo que fue hecho”) y la fórmula en que se ha convertido de mi vida (siempre la misma banca frente a mi ventana, siempre la comida a la misma hora, siempre el mismo color de ropa)? Siempre me ha gustado leer a Schopenhauer, lo leo siempre que puedo. Leer algún fragmento de los Parerga es una de las tres cosas que todavía disfruto. Las otras son darle cuerda a mi reloj y dormir. Darle cuerda al reloj, porque olvido; dormir, porque a veces sueño. Nadie ignora lo que significa soñar. Hoy, el reloj funcionó de nuevo. Así, sin más, el segundero empezó a avanzar. ¿Por qué habrá vuelto a funcionar? Todo lo que es, es por una causa.

*Estudiante de filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM.

Cuando la violencia nos alcanza

Everardo Martínez Paco*
Sábado, 20 de abril 2013

En la calle ves imágenes en los aparadores de periódicos bañados con sangre, sigues caminando y los reproductores musicales de varios automóviles llevan consigo el soundtrack de alguna masacre, las mismas pláticas que escuchas a tu alrededor llevan consigo saliva bañada con sangre, las calles están llenas de violencia, nos hemos acostumbrado a la violencia. No hay un día en que no pensemos que tal vez sea el último de nuestra vida o si alguien de nuestros amigos caerá, claro está que no podemos predecir cuándo puede pasar esto, lo que sí podemos es prevenir, aunque claro esto no sirve de mucho cuando un genio de la maldad está al frente de dichas cosas.
Pasé mucho tiempo sin ver este tipo de cosas, en un estado como el mío (Guerrero) era raro ver este tipo de cosas, con esto no quiero decir que no pasaban, sino que no se veían; entonces pues, ¿cuándo es que te acostumbras a este tipo de cosas? poco a poco te haces a la idea de que te puede pasar a ti, que el día de mañana quizás no lo veas llegar. Es muy triste esta situación, el miedo se ve reflejado en los rostros de las personas que ves a tu alrededor.
Algunas veces queremos pensar que esto no está pasando, que la violencia es sólo un mito, hasta que te pasa, sí hasta que vives en carne propia lo que se siente jodidamente vivir la violencia, no acostumbrarte sino vivirla, tu mundo se viene abajo, es jodido sentir miedo en todos los poros de tu cuerpo, es realmente jodido no saber quién te atacará el día de hoy, ya no es si verás el día de mañana, se convirtió en quién me va a joder el día de mañana, resuelto esto, los altos mandos policiales y el otro bando no se preocupa por crear temor entre la gente, porque el temor ya está en la gente, poco a poco hemos empezado a vivir con un miedo constante, algo a lo que nos estamos acostumbrando.
Yo he sentido la violencia en carne propia, he visto, he vivido, lo he sentido, rabia, coraje, impotencia, miedo, pero hoy digo, basta ya, yo no me acostumbro a la violencia, ¿Qué harás tú? Levántate, lucha, hazte escuchar, no te acostumbres, lucha por tu vida y por tu dignidad.

*Estudiante de Antropología Social de la Facultad de Humanidades UAEM.
Face: Everardo Martínez Paco
Blog: http://tintaymierda.blogspot.com

Últimas divagaciones del migrante del american dream

Óscar Prado*
Sábado, 6 de abril de 2013

¿Cómo poder escapar al poder de estos hombres que parecerían haber salido de los árboles y de la tierra? Hombres que parecían alados por su velocidad, montados en sus corceles color miel. Estos seres cuasimágicos, con sus rostros pintados para la guerra y su piel cobriza como la nuestra, nos obligaron a hincarnos sobre la tierra. Nos amarraron a sus caballos cual si fuéramos unos becerros cualesquiera. Nos estaban asegurando, cuando de pronto se escuchó un tronido que dejó su eco regado en las cumbres: ¡Son los pinches gringos! ¡Se van a agarrar a balazos estos pinches pelados! ¡A jijo, gringos y apaches! gritaron algunos de la paisanada amarrada que se zangoloteaba. Quería zafarme, escapar y al mismo tiempo buscaba a Chinto desde mi propio apresamiento. ¡Pinche piojoso mundo, ahora sí nos van a llenar de agujeros! gritó Jacinto con su voz de escuincle “hulemiados” desde su propio lazo. Eso éramos en el fondo muchos de nosotros, los harapientos. Que para estas, ya estábamos bien metidos en un hoyo profundo y negro, esta escabrosa guerra. Con varias escopetas, pronto los blancos emboscaron y mataron a muchos de los comanches. Revestidos de una dignidad en el hueco de su muerte roja, los indios muertos hicieron que la pradera se llenara de espíritus que bailaban alrededor de los caballos, de los gringos y de nosotros. Las almas de estos hombres clamaban y llenaron de espanto nuestro corazón. El dolor parecía exhalar de las mismos orillas del río, de la misma tierra que triste lloraba la pérdida de sus seres míticos, del fin de su propia génesis. Asimismo, los blancos hicieron prisioneros a cuanto infeliz desamarraron de los caballos con todo y sus tripas vacías, haciéndonos descender un peldaño más. Uno más abajo hacia la tumba que la guerra había destinado para nuestro desdichado fin. Si bien nosotros, ansiábamos la vida. Si bien el objetivo de este viaje era ganar y ganar “verdes”, para acumularlos, para tener que ofrecer a nuestras familias. Para ofrecer algo a nuestra futura mujer. Entonces se me llenaban las ideas con una sola pregunta sin respuesta ¿por qué Dios parecía no recorrer estos solitarios parajes llenos de calamidad? Esa esperanza, el genuino apuro de sobrevivir para poder retornar a aquel camino curvo y a esa loma llena de polvaredas. El camino a casa estaba truncado por el odio de un puñado de hombres. Sin mediar palabra los blancos, que más bien eran mercenarios pagados por los propios rancheros acaudalados para robar ganado del lado mexicano y sembrar el terror, ataron al que estaba más asustado a uno de sus caballos y éste, tratando de seguirle el paso al caballo, terminó siendo arrastrado de forma atroz hasta llenarnos la mirada de muerte. Continuaron con otros que tuvieron incluso menos suerte. Al cabo de un rato estos se reían y nos pusieron a cavar las tumbas de los caídos y también las de nosotros. Y aunque esta historia termina con lo inevitable de nuestra muerte. Con lo que la miseria de nuestras vidas había trazado para nosotros desde que no hubo nada en esa tierra de la que nosotros nacimos, de la que nosotros terminamos huyendo para así, huir de nuestra propia hambre. Lo que para nosotros siguió fue el final de ese hueco en la panza, que es también el final de todos esos hombres y mujeres que no tuvieron la dicha de volver con los suyos. La otra historia que no está en estas líneas, que no se puede escribir. El dolor que queda después de este silencio infinito.

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM.
huapangomurga@hotmail.com

¿Mujeres juntas ni difuntas?

Samantha Brito*
Sábado, 26 de marzo de 2013

Las feministas son, en efecto, diferentes, pero siguen siendo mujeres.
Marcela Lagarde y de los Ríos

Más que permanecer solamente en la reflexión general de la violencia contra las mujeres por parte de los hombres, es necesario que las mujeres que adoptan el feminismo como posición política recuperen la discusión un poco introspectiva y replantear cómo hemos entendido el feminismo y cómo nos relacionamos entre nosotras, qué patrones de violencia reproducimos en una lucha que busca reivindicarnos de todo el peso de la invisibilización de la historia. ¿Qué tiene de relevante la introspección sobre cómo es el encuentro entre nosotras? 
La vida social está organizada, de tal modo que las únicas maneras de existir son la familia o la pareja (siempre heterosexual por supuesto). No hay espacio para las expresiones alternativas de arreglos familiares o con una misma. Por lo tanto, se desarrolla un proceso de aprendizaje y asimilación de la soledad y el asilamiento para cumplir exitosamente con el rol pasivo y dependiente. Aunado a eso, desde pequeñas aprendemos a mirarnos entre nosotras como una metáfora de lo maldito, la mala mujer, la puta, la loca, mi enemiga. Al nombrarla “mi enemiga” es la única cualidad de la cual me apropio y automáticamente me distancio. Recientemente leía una columna que decía que tenemos derecho a ser malas mujeres. Pero ser “malas mujeres” es ser transgresoras, romper con esa tradicionalidad que reprime una sexualidad erótica, que obliga al sacrificio por los otros, al silencio y aislamiento. No aniquilar a la otra en términos de competencia por un bien masculino.
Uno de los aspectos que señala Marcela Lagarde que forma parte de ese amplio espectro de dominación que reconocemos como patriarcado, es ese extrañamiento entre mujeres, a lo cual se ha referido como escisión de género. Esta enemistad histórica que perpetúa la condición cultural de las mujeres en los lineamientos de la inferioridad por medio de la competencia es un fenómeno real que debe ser atendido por las feministas y activistas afines para poder consolidar la incidencia en la transformación política de las estructuras de opresión que nos coloca no solamente a las mujeres sino a gran parte de los grupos sociales en desventaja y con predisposición a vivir violencia.
Necesario es reconocer que existimos una diversidad compleja de mujeres que no siempre coincidiremos ni mucho menos se consolidarán negociaciones que concluyan en el consenso. Hay lugar para el conflicto y la rivalidad. Porque somos producto de una estructura que nos disciplina con violencia tanto a hombres como mujeres. El presentarnos con la careta de feministas e involucrarnos ideológicamente con el feminismo no nos garantiza destruir las desigualdades de género, es más asumámoslo, reproducimos el poder en la única manera que nos han hecho concebir nuestra visión del mundo: patriarcalmente. 
En este sentido, Lagarde puntualiza que las alianzas y los pactos entre mujeres que convergen de pronto en una amistad en sí misma, representa un acto revolucionario, una vez que tal como somos construidas culturalmente, estamos predispuestas a mantener distanciamiento entre nosotras privilegiando nuestras diferencias patriarcales. Pero es necesario, construir, si bien no la sororidad –hermandad entre mujeres- porque no es posible con todas por nuestra misma diversidad, sí aquella capacidad de negociación, búsqueda de consenso y por supuesto, mirarla como una potencial aliada para de verdad subvertir ese sistema que tanto nos daña. Reivindicar esa revolución siempre pendiente. Mi cuerpo es mío y ella no es mi enemiga. De otra manera es darle la vuelta.

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM.
lamunequitaverde@hotmail. com

El mundo entre cerros

Angélica Ayala Galván*

Sábado, 16 de marzo de 2013

Dejar sentir, dejar vivir, sólo se trata de respetar los lugares sagrados que hablan cuando el viento estalla, cuando la lluvia cae y el fuego arde, cuando las nubes se mueven como si quisieran decir que todos esos paisajes son de todos aquellos que han sentido la adrenalina recorrer cada parte de su cuerpo, de aquellos que han entablado un sentimiento. El sentimiento de saber que la tierra no nos pertenece, que la tierra se defiende porque es la que nos arropa, es la dadora de vida.
Ahora por nuestros caminos vamos decidiendo nuestro destino, a cada paso se observan guerreros y doncellas caminando porque Yohualtepetl les está llamando, quiere seguir vivo, no quiere ser destruido, les dice que hay que romper las barreras y cadenas de la avaricia y apatía.
Por esta tierra en la que hemos nacido, vivido y donde queremos morir, porque es el espacio donde han quedado miles de corazones guerreros, espíritus y almas revolucionarias.
Por el mundo que tenemos es que miramos de frente, alzamos la voz y les contamos a todos aquellos que se acercan con armas y máquinas en mano, que Tepoztecatl sabrá responder a cada percance con valentía y sabiduría.
Tepoztlán es cuna del Tepozteco, guerrero que se ha enfrentado una y mil veces con adversidades. Ahora desafía una serpiente sin corazón, su piel es de concreto y va devorando todo lo que está a su alrededor, pero como en el pasado, una vez más la gente tepozteca escucha la sabiduría de sus montañas, está dispuesta a jugarse la vida por el derecho a defender algo más que el territorio, defienden la diversidad de mundos.
La gente sólo está pidiendo respeto y quien no pueda comprenderlo se topará con un pueblo que alza las voces de combate y avanza hacia adelante, luchando con garra y dignidad, porque esta vez se trata de cuidar a Tepoztlán desde una punta hasta la otra.

*Estudiante de Antropología Social de la Facultad de Humanidades UAEM.

domingo, 10 de marzo de 2013

Señor rutero: su tiempo no es el mío

Patricia Romero* 
Sábado, 9 de marzo de 2013

Los que utilizamos el transporte público solemos considerar entre nuestro tiempo de traslado ya no solo el tráfico, sino también el tiempo que el conductor de la ruta decide utilizar para llegar a su destino. Cuántas veces no nos ha sucedido que salimos de casa considerando cierto tiempo para llegar a un lugar y nos hacemos casi el doble por la manera en que el chofer maneja. Resulta que bien se puede correr con la suerte de que el conductor decida hacer su recorrido de manera “normal” o bien que decida tomar su tiempo para conversar con el sujeto que atiende el “checador”, o con aquellos que van previéndolo de la distancia que lleva con las unidades que han pasado por delante de él. También puede ocurrir que le entren unas ganas inmensas de llamarle por teléfono a su madre o a su novia, pasar a comprar el desayuno, comida o cena, o detenerse a hacer una recarga de saldo a su teléfono celular.
El punto es, pues, que pese a que pagamos por el servicio público (quizá si el trasporte fuera gratuito las quejas serían diferentes, quién sabe) el servicio es de pésima calidad. No se considera ni la seguridad del pasajero ni su integridad física ni nada.
Es cierto también que el problema del trasporte no tiene que ver únicamente con los conductores, pues detrás de este gran negocio hay algunos aspectos que se deben tomar en cuenta. Está por ejemplo la cuota que deben entregar a los permisionarios al final del día, pues los choferes se valen de esto para acumular pasaje sobre el permitido para las unidades y para mantener la constante lucha de ganarle el pasaje al de enfrente o al de atrás.
El gobierno “de nueva visión”, debería ocuparse de las unidades no solo para pegarles cintillos y propaganda, sino también para dar capacitación a lo conductores, mejorar las unidades, reducir el número excesivo de rutas que tienen algunas líneas y aumentarlas en donde están escasas.
El problema aquí es que a todos nos sucede y todos nos hacemos de la vista gorda. Nosotros deberíamos exigir que el chofer ponga la unidad en alto total antes de que podamos descender, y no andar aprendiendo a bajar “de carrerita” mientras la unidad continua avanzando. En resumen, deberíamos exigirle el uso de la unidad de manera adecuada. Si unos no se quejan y otros no escuchan ¿qué se supone que se debe hacer?

*Estudiante de Letras Hispánicas de la Facultad de Humanidades, UAEM
andro0717@gmail.com

domingo, 17 de febrero de 2013

Boxeo y sociedad

José Alejandro Ramos Soriano*
Sábado, 16 de febrero de 2013

El pasado 8 de diciembre de 2012, tanto los fanáticos como los indiferentes al boxeo pudimos ver en el encuentro “Márquez vs Pacquiao IV” una demostración de varios rostros del ámbito: el deportivo, el mediático y el político. Además de la función de técnica boxística fuimos testigos de los usos políticos y de mercado a los que está ligado el deporte, en pocas ocasiones un deportista pasa de héroe a villano en unos pocos minutos como le ocurrió a Márquez después de dedicar su victoria a Peña Nieto, por otro lado la posterior calendarización de una quinta pelea no puede menos que, evidenciar que la rentabilidad de una pelea rebasa los límites de los valores deportivos o los designios a los que está sometido el atleta.
Sin embargo lo importante del análisis de este hecho es todo el espectro de información sobre la importancia que tiene el boxeo en nuestra sociedad y comprender por qué un deporte tan violento sigue constante en nuestra sociedad, en específico en nuestro país que figura entre las más grandes tradiciones boxística del mundo. 
El pugilismo tiene una antiquísima tradición como espectáculo ritual, Homero narra en sus cantos la práctica del pugilato por ciudadanos en Atenas, esto hace unos 3000 años A.C , en la Inglaterra del siglo XVIII las funciones de boxeo a mano limpia a pesar de ser clandestinas eran espectáculos muy concurridos, en nuestro país fue en 1868 en el marco de un curioso duelo entre el francés Nicolás Poupard y el estadounidense Thomas Hoyer Monstery realizado en la Academis de Monstery ubicada en los altos del Café Concordia, que podemos poner un punto de partida para las funciones de boxeo en nuestro país.La antigüedad los eventos deportivos cumplían la función de rituales de liberación de emociones de manera pública, que en nuestra sociedad actual nos permite desconectarnos de la rutinaria y disciplinada vida laboral, esto según el sociólogo Eric Dunning en su artículo El deporte en el proceso civilizatorio, creo que en nuestro país donde la realidad es muchas veces poco alentadora los rituales deportivos como las grandes peleas, cargadas con todos los trucos del marketing cumplen esa función de evasión de la realidad cotidiana.
De esta manera el deportista se convierte en un símbolo en el que los espectadores libres de sus presiones diarias proyectan algunos de sus anhelos, en la realidad mexicana el boxeo sigue vigente ya sea como deporte de masas o como uso de deportistas símbolos para usos políticos, una formula harto conocida y practicada por los políticos nacionales.

*Estudiante de Historia de la Facultad de Humanidades UAEM.

Un diálogo

Miguel Romero*
Sábado, 26 de enero de 2013

Michu.- ¿Dices que la filosofía qué?
Chimbombo.- Pues eso, que la verdad, se me hace un hobbie, no una actividad que pueda ser tomada en serio. Dime, ¿para qué sirve la filosofía? 
Michu.- Creo que cuando preguntas para qué sirve, en realidad estás preguntando por su razón de ser, preguntas por qué existe. Para responderte sólo se me ocurre contarte lo que dijo alguien al que le gustaba que le dijeran Angelus Silesius. Entre las muchas cosas que escribió estaba una frase que decía algo así: “la rosa es sin porqué, florece porque florece”. Algo así dice la frase. Bueno, pues la filosofía es igual, no tiene porque justificar su existencia, no tiene un porqué, es de esas cosas que están porque sí. En lugar de preguntar para que sirva, deberías leer algo. Así podrías enterarse de cosas como que la verdad no es eterna sino que tiene una historia o que las ONG, con todo y sus buenas intenciones, ayudan a legitimar el intervencionismo. Pero bueno, para no aburrirte, si a lo que te refieres con «servir para algo» es a que algún día va a volver amable a las personas, va resolver los problemas del mundo o te va a decir cómo vivir y ser feliz, si es a lo que te refieres, entonces no sirve para nada. La gente pregunta que ha hecho la filosofía por el mundo porque no nota un beneficio directo de la filosofía en su vida. Siento decirte que predicar lo que es bueno, útil, agradable y cambiar a la gente es de locos, profetas, evangelistas, fanáticos, anfisbenas, minotauros y palanquetas, pero no de filósofos. La cosa está así: se les acusa de ser todo teoría y que por eso no sirven para nada. ¿Qué culpa pueden tener de que sus ideas sean ignoradas y que por eso se piense que la filosofía está lejos de la vida cotidiana? La filosofía no debe valorarse en función de los problemas que resuelve, Chimbombo, sino por la forma en que meditar sobre estos problemas enriquecen y amplían nuestra concepción de lo posible y disminuyen nuestro dogmatismo. Esto lo dije yo, y luego Russell me lo plagió. Te seguiría explicando pero ya tengo hambre. A dos cuadras venden unos tacos de barbacoa que están regulares pero la salsa de chile habanero está bien buena. Vamos a desayunar y después te sigo contando.

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM.

La criminalización de la animalidad

Carla Silvia Campos Torres*
Sábado, 19 de enero de 2013

Seguramente, varios de nosotros sabemos del caso ocurrido el pasado 8 de enero del año en curso en la delegación de Iztapalapa. Para ser exactos en el cerro de la Estrella, donde se culparon a más de treinta y seis perros de haber asesinado a humanos.
Más allá de la controversia que pueda ocasionar la muestra de ineptitud por parte de la autoridades, hay algo que me parece importante analizar; el lugar de la animalidad en este crimen, la posición jurídica de los animales, en este caso los perros.
En la época actual podemos observar cómo el Estado, el poder político, ha construido y promovido la idea de que los animales, los perros sobre todo, son como los criminales pues amenazan la vida humana; ponen en riesgo la estabilidad de la sociedad, sobre todo en un espacio urbano. Como muestra de ello están las dependencias gubernamentales denominadas centros antirrábicos, donde se les da muerte a miles de perros, se les sacrifica porque representan una amenaza para el bienestar de los ciudadanos. Podría hablarse de una especie de pena de muerte. Una pena de muerte a la animalidad. El hecho de encerrar a los perros, de hacer redadas y trasladarlos como prisioneros nos muestra que se les trata igual que a los criminales en muchas de las cárceles modernas. Con el suceso que ocurrió hace días en Iztapalapa, lo que se hace es reafirmar que los animales, los perros, tienen dentro de sí un grado de criminalidad. Que la animalidad es, por la misma condición de irracionalidad atribuida arbitrariamente, criminal, peligrosa, amenazante; en consecuencia debe erradicarse, pero no debe ser erradicada únicamente a través de los animales sino en el mismo humano; esto se relaciona con lo que Giorgio Agamben, en su libro: Lo abierto: el hombre y el animal, menciona: “El hombre sacrifica la animalidad, incluso la que hay en él”. Siguiendo este presupuesto, puede explicarse parte de la lógica con la que han operado grandes exterminios humanos, por ejemplo el de los indígenas, donde la vida humana queda reducida a vida animal y por lo tanto no hay crimen contra ellos. Analizando a los grupos marginados, podemos observar que varios de ellos, si no es que todos, están estrechamente relacionados con la animalidad. La pobreza, por ejemplo, es un lugar común asociado con los perros. Así una sociedad moderna, rechaza la animalidad, como rechaza a los indígenas, a los indigentes, a los pobres y hace “limpias”, o programas de desarrollo. No nos sorprenda que, además de las redadas y la criminalización de los perros en el cerro de la Estrella, el gobierno del D.F. comience una campaña de modernización: poniendo alumbrado público, pavimentando calles; para después, vender esas tierras a grandes cadenas comerciales o a empresas privadas.
El caso de los perros de Iztapalapa no solamente da pie a críticas sarcásticas de la incompetencia de las autoridades, o a la solidaridad y apoyo por varios grupos de defensa de los animales. Este acontecimiento aborda también relaciones políticas con lo otro, en este caso con lo animal.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM.
carla.s.c.t@gmail.com

Indignación y unión en memoria de las mujeres muertas en Morelos

Edalit Alcántara Pérez *

Sábado, 12 de enero de 2013
La compasión 
es una emoción inestable. 
Necesita traducirse en acciones, sino se marchita. 
¿Qué hacer con las emociones que se han despertado con el saber que se ha comunicado? ¿Qué hacer con las emociones de las imágenes 
que vemos en conjunto? 
Susan Sontag

Nuevamente, sentada frente a la computadora, me invade la ira al escribir sobre el tema de los feminicidios en el estado. Me contengo porque he decidido tomar la palabra para hacer memoria a las 46 mujeres muertas. Comprendo que mi ira debe convertirse en una indignación y reflexión que contagie a otras mujeres para levantar la voz y con esto me doy cuenta de que este camino no se puede andar si no es de la mano de todas: activistas, académicas, las que se encuentran en el ala gubernamental, feministas, conservadoras, mujeres urbanas, campesinas y obreras, por la sencilla razón de que la violencia feminicida y de género no distingue raza, credo o estatus social. Sin dejar de mencionar que la justicia en Morelos, y en México, está reservada sólo para los que saben hablar el lenguaje cifrado de las leyes y la manipulación de los procesos que entorpecen la justicia para las víctimas. Sólo juntas y aprendiendo el lenguaje de la hegemonía patriarcal en el poder podremos escarificar su memoria para que ésta no olvide el dolor de las madres sin sus hijas y a los hijos e hijas que inconsolables lloran el recuerdo de sus madres, me niego a que tanto sentimiento de indignación se pierda en la complejidad y engrosamiento de carpetas judiciales por la burocracia gubernamental indolente. En la unión presagio la fuerza avasallante para que se reconozca la negligencia, se imparta justicia y se pida perdón a nuestras hermanas muertas y sus familias como bien lo manifiesta nuestra compañera de lucha Marisa Belausteguigoitia: “las mujeres, a lo largo de la historia, han tenido que pedir perdón por una multitud de acciones: por querer leer, por no querer tener hijos, por quererlos y trabajar fuera del hogar, por querer placer, por querer estudiar, por querer gobernar. Uno de los signos de una sociedad democrática, que sostiene su avance hacia la vida respetuosa y digna en colectividad, es empezar a pedirles perdón por todo lo que se les ha hecho pasar, por todos los silencios, todas las torturas, todas las violaciones, todas las omisiones. El perdón acompañado de enmiendas culturales, de procesos legales, de recuento de privilegios, en sintonía con la libertad de elección, es sin duda un mecanismo profundamente reparador”.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM.