sábado, 23 de octubre de 2010

La fiesta del reencuentro

César Armando Hernández Bahena*

La multitud se congrega, todos están listos para salir de ese lugar aunque sea por una noche con su respectivo día. El momento de la reunión está cerca, algunos de ellos de tantos años de estar ahí, ya saben cómo es esto de las visitas a los familiares, los reencuentros, y las mejores formas de hacerse presente. Algunos otros son nuevos, y su poca experiencia podría espantar a los pobres desprevenidos que los esperan. Mientras que otros, a los cuales nadie espera, solo a eso se dedicarán: a espantar inocentes y a apropiarse de los manjares ajenos, aunque nunca falta un alma bondadosa que deja un poco para ellos para que no se pierda la costumbre y sigan visitándonos todos y en bola.
Algunos ya ni saben a quienes visitan, tantos años de estar por allá que tal vez ya ni reconozcan a la familia, ni la casa, ni siquiera el sabor de aquello que hoy se les ofrece y que solían comer y beber gustosos cuando aún por acá andaban. Pero la intención es lo que cuenta. Preparar con esmero, aunque en ocasiones no tanto, los manjares; arreglar con muchos ramos de flores olorosas la morada y tapizar el camino que han de recorrer con el calor y la luz que sólo las ceras pueden brindar.
Ya el pan está recién horneado, el mole en el brasero, la calabaza en dulce en su punto exacto, el mezcal preparado, las pipilitas, el ate y las alegrías tan dulces como siempre. Todo ese olor a vida se mezcla con la humareda reacia del copal tatemado.
Ya se oscurece y aquellos seres corporalmente ausentes emprenden el retorno al mundo que alguna vez fue de ellos y en el que en vida dejaron montones de recuerdos que hoy como siempre, se harán presentes, con la diferencia de que este día ellos los revivirán junto a los que en algún momento los lloraron y hoy los vuelven a llorar al sentirlos de nuevo aquí, junto a ellos, tan gustosos y complacidos por ese recibimiento tan solemnemente festivo.
Después se irán de nuevo, arriados por la dama de la sonrisa eterna, aquella que no puede ocultar su alegría de ser bienvenida a la fiesta, no como lo que es, sino como una invitada más, que se embriaga de placer al sentir el calor que la vida puede dar. Ya después de un año volverá, y con ella todos los que hoy la acompañan y los que en el camino se vayan encontrando y aquí los recibiremos, como hoy, como año con año lo venimos haciendo y si para entonces ya no podemos, de cualquier forma disfrutaremos de la fiesta.

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM.

sábado, 16 de octubre de 2010

En un instante todo cambia

Angélica Ayala Galván*


Me siento cansada, de pronto todo se nubla, todo se calla, un silencio absorbe mi alma, pareciera que el tiempo se detiene, pero la vida sigue y yo sin poder hacer nada.
Hay quienes dicen que no cambiarían nada de lo vivido, sin embargo, hoy es el día en que todo falla, se sale de control y sigo sin poder hacer nada.
Hoy me gustaría cambiarlo todo, la libertad, la racionalidad, los sentimientos, esos que en algún momento sin querer se construyen y se internalizan sin mi consentimiento, en un suspiro aparecen y se desvanecen de forma instantánea al observar que un alma poco a poco se apaga, se disipa, desfallece, y yo sin poder hacer nada.
Una vez más, percibo que en un instante todo cambia, la vida es una ruleta que con el andar se transforma, pasa en un segundo a tu lado y en ese mismo instante se marcha.
De pronto, un miedo invade mi cuerpo, presiento que a mi alrededor las hojas hablan, más allá los puñales por la espalda me atacan y yo sin poder hacer nada, sólo una impotencia invade mi existencia.
Hoy todo es raro, todo es nuevo y la razón no deja expresar los sentimientos. Tal vez un día de estos encuentre el saber que me permita sentir lo que no siento.
En un instante, un destello se acerca hacia mi alma, la voz de un ser que sin saberlo ha cambiado mi mirada, me hace fuerte, me da paz y todo cambia.
Cambia en el momento preciso para recordarme que el aprendizaje, la comprensión y la razón también me permiten crearme una esperanza, una fe, en la que voy a creer que la vida en un segundo se marcha, antes que eso pase, prefiero olvidar los malos ratos que se presentan en la vida cotidiana y que no tiene caso recordarlas, porque al final todo es más agradable sin rencores, sin nada que pueda amargar mi alma.
Aun sabiendo que en algún momento mi mirada y mis sueños se desvanecían al observar que una daga se incrustaba en la raíz que daba oxígeno a ese mundo en el que nadie sabía explicar nada, sólo una luna era bastante clara y que hoy es el motivo de continuar mi vaga idea de esperanza, aunque ella camine junto al viento y yo no pueda alcanzarla.

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades de la UAEM
angyayala@yahoo.com.mx

sábado, 9 de octubre de 2010

“¿Es lo menos?”: el sabroso arte del regateo

Samantha Brito*


Como una alternativa cercana, posible y aventurera, unos amigos y yo decidimos ir a vender artículos, que bajo el criterio obligado de desprendernos de todo lo material, juntamos todo cuanto pudiera pedirse algo a cambio, preferiblemente dinero en el tianguis dominical de Chamilpa.
Llegamos temprano con una esperanza conmovedora que nos impulsaba a gritar: ¡Páseeeeleee, páseleee! O algo así como “¡No lo vendo, lo remato, llévele! sin embargo, no habíamos atendido que dentro del tianguis se edificaba un espacio con jerarquías establecidas y una posibilidad de reproducir el agandalle; tanto de hombres como mujeres a través del regateo.
Estábamos extendiendo nuestro puestecito, con unas bolsas negras de basura y aún no colocando los objetos en el suelo, dos personas se acercaron a cerciorarse de las cosas que traíamos.
Un señor, de aspecto cincuentón, de barba y cabellos grises me preguntó inquisidoramente: ¿A cuánto los tenis? No es por exagerarle al lector la calidad pero eran un par de tenis converse, color verde agua y que solamente tres ocasiones habían sido utilizados. Con estos antecedentes, me atreví a contestarle que me diera 100 pesos por ellos, siendo que en las tiendas rebasaban los trescientos.
Con una mirada de ¿qué dices?, me respondió estoico, “no puedes dar caro en un tianguis”, pero muy a pesar de la tranquilidad de su voz, se perfilaba en cada palabra, la imposición varonil dentro de un espacio comercial y que realmente lo que me dieran por mis cosas, no iba a ser otra cantidad más que el otro quisiera darme. Ese otro que podía ser un re-vendedor o cualquier interesado con la experiencia del arte del regateo, y con ello, me di cuenta que podía regalar hasta el alma sino me ponía a las vivas.
En fin, todo esto, representaba una estrategia alterna de sobrevivencia económica, aún cuando fuese la cantidad que fuese, sería dinero que nadie me daría. Recordé que soy universitaria, humanista y si mi suerte lo dictaba, en unos años, una dichosa o frustrada antropóloga.
Independientemente de esto, el tianguis como un espacio reflector de la cultura reclama atención para vislumbrar aspectos de los individuos como la expresión de una sociedad, en donde se nos ofrecen las gangas, lo que permite acceder a la estabilidad y bienestar; sentirse pudientes en un tiempo de crisis económica y social, construyéndose como una posibilidad de recreación, es decir, estar en crisis, pero ir de compras, obteniendo desde un termo hasta unos calzones no tan lindos de a peso.

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM
lamunequitaverde@hotmail.com

sábado, 2 de octubre de 2010

Contemos-nos

Ricardo Molina Domínguez*
Sábado, 2 de octubre de 2010

Este año tuvimos el censo y yo me pregunto ¿todos contamos? ¿Algunos cuentan más? ¿Pusieron atención a las preguntas que se hacían y a las que no? a tal grado que a tantas preguntas ya no se reclama con ¿eres policía?, por lo menos estos días es ¿qué, eres del Inegi?
En este sexenio del empleo uno se pregunta: los que tienen trabajo ¿cuenta más? Y ¿los que no?
En conteos pasados la pregunta era ¿usted tiene trabajo actualmente? Y actualmente es ahora, es decir: hoy no soy desempleado. La pregunta que se manejó en el Censo 2010, fue: ¿usted tuvo trabajo la semana pasada? No esta semana y menos el día que transcurre, sino la semana pasada. Eso no es todo, sino que los encuestadores tenían que poner que si usted trabajó por lo menos una hora la semana pasada ya era una persona empleada ¡una hora! Ni siquiera el día, menos la semana, por supuesto que esto baja drásticamente los números en desempleo, y las estadísticas cambian. Claro que a nosotros no nos van a decir que el que tiene trabajo trabaja sólo una hora, para nosotros eso no es tener trabajo, eso es sólo una chambita pasajera.
Una familia integrada por cinco personas ¿puede comer con el salario de una hora? si gano lo que gana Slim en una hora… pues sí como, no una semana, toda mi vida; el caso es que pensemos si realmente contamos, si los datos nos dejarán satisfechos. Es este el sexenio del empleo, creado, ganado o perdido; yo no lo sé realmente, con este dato ¿usted lo sabe? Porque si lo sabe, dígalo.
Con el fruto del salario de una hora de trabajo la semana pasada ya sobrevivir es un gran milagro, y no digamos los gastos que genera buscar trabajo: transporte, papelería, periódico, internet, la tortita y el refresco al medio día; definitivamente no alcanza.
Por supuesto que las estadísticas tampoco nos dan de comer, pero sí hablan, y ¿ahora también vamos a manejar las estadísticas a nuestro antojo? al nuestro no, pero ¿de qué sirve manipular números si yo, o mi hermana, el vecino no tiene trabajo? Creo que no de mucho, menos en las urnas, que es dónde realmente les importa (porque ahí también cuentan) ¿contar? pues con que pueda contar que comí hoy… eso ya es ganancia.

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM.

sábado, 25 de septiembre de 2010

La pobreza de la musa

Patricia Romero Ramírez*
Sábado, 25 de septiembre de 2010

Alberto Blanco menciona en su ensayo “La pobreza de la poesía”, publicado en la Revista de literatura mexicana contemporánea, que la sociedad moderna ha relegado las “Bellas Artes” a un lugar privado, algo parecido a un limbo, “donde lo único que se le pide al artista es que produzca objetos tan bellos como inútiles”, “y donde al poeta se le pide –dice Blanco– que escriba inútil pero conmovedoramente”.
La decadencia que día con día se hace más notoria en México no comprende únicamente el plano económico, va más allá de lo que en momentos nos es perceptible, pues existe también una decadencia política, cultural, ideológica, artística, literaria, etcétera; Todas consecuencias de la primera.
En esta ocasión, me veo en la necesidad de limitar mis palabras a la cuestión artística y literaria. El país se encuentra en una situación en la que la pobreza abarca tanto al artista como a su obra. No se le apuesta a las artes, no parece que un cuadro, una escultura, o un libro de poesía, puedan dejar más ganancia que un ingeniero civil o, en recientes fechas, un militar o un policía. El gobierno invierte millones en festejos de una Independencia de la que nos es posible hacer un verdadero alarde, pero no invierte en impulsar a los artistas o en proyectos culturales.
Hay tal decadencia en las artes, la literatura, la música, el cine, que duele ver cómo el verdadero talento se esconde y se desperdicia, por no encontrar un espacio donde expresarse. Por qué ya no se ven tantos escritores como en tiempos pasados, ¿acaso ya no los hay? Al contrario, yo diría que hay muchos, el problema es que no figuran en ningún lado por falta de apoyo, porque prefieren dar vuelta, guardar los poemas en un cajón, y buscar un trabajo en el que “no se mueran de hambre”. Y aquellas personas que han logrado salir a la luz no han ofrecido más que trabajos un tanto vacíos, en muchos casos escasos de contenido. Es triste notar que personas como Carlos Cuauhtémoc Sánchez siguen invadiendo los estantes de algunas librerías, anunciados como alta literatura, o que Ricardo Arjona sigue siendo llamado poeta, cuando su escritura no es más que una rima fácil y mal rebuscada.
¿Pobreza en el arte o en los artistas? En lo comercial, en ambos, es cierto, pero porque ahora se apuesta a todo aquello que venda millones de copias sin que en realidad tenga un contenido, a aquello inspirado para las masas y no por las musas.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades
andro0717@gmail.com

La necedad frente a la sensatez

César Octavio Cortés Velázquez
Sábado, 18 de septiembre de 2010

Dos sucesos graves envuelven a Cuernavaca y ponen a prueba la sensatez del alcalde de esta ciudad: el gran problema de la basura y el reciente incendio del mercado Adolfo López Mateos, ya ni hablar de los muertos, que diariamente son exhibidos sin ningún tipo de mesura en la televisión y “diarios”. Es momento para que el alcalde de Cuernavaca deje de lado su necedad, se muestre concienzudo y no lleve a cabo una obra que es inviable, por razones que conocemos de sobra pero que Martínez Garrigós desdeña. Sería conveniente que le dedicara más tiempo a la solución de estos dos problemas en vez de estar pensando en ¿un segundo piso en Plan de Ayala? La necedad del alcalde me hace recordar a sus antecesores, que de manera grandilocuente querían hacer pasar obras innecesarias por prodigiosas. Parece que gusta de copiar o más bien carece de creatividad para establecer iniciativas políticas, porque no conforme con dispensarle a la gente una pista de hielo y albercas públicas, ahora lo observamos impaciente por construir un segundo piso. No hay mejor movilidad que tener una ciudad limpia y un mercado en mejores condiciones, que un segundo piso donde mucha gente no tiene un automóvil particular y apenas tienen trabajos estables. Tiempo, dinero y esfuerzo esperemos los tenga el ayuntamiento para resolver estos dos importantes problemas y no para un segundo piso. En lugar de haber pintando los puentes con los colores representativos de su partido y pretendernos hacer rememorarlos, no hubiera sido más oportuno presentarnos un mercado limpio y seguro; y vuelve a evocarme a sus antecesores, panistas, que hicieran lo mismo, ¡vaya qué si es perspicaz el alcalde Martínez! Estos dos problemas son más urgentes resolverlos, ya que la basura, por un lado, es un foco de infección que pone en riesgo la salud de los ciudadanos, por el otro lado, el mercado ALM es pequeño para los locatarios, proveedores y clientes que acuden diariamente a él, además las dificultades en el tráfico vehicular, sin olvidar la deteriorada imagen de su entorno.
Esperemos que el alcalde solucione los dos problemas, por el bien de los cuernavacenses, ¡qué nada agradable la estamos pasando!, y no sólo pose para la foto.

*Estudiante de Filosofía en la Facultad de Humanidades UAEM.
cesar_cortesv@hotmail.com

sábado, 11 de septiembre de 2010

Generación

Shahar Reynaga J.*
Sábado, 11 de septiembre de 2010

Deus ex machina.

Donde se juntan las águilas yace su cuerpo muerto, ahora se ha retirado del mundo para ya no azotar. Nadie vio y nadie supo porque todos están ciegos de noche, se abrieron puertas subterráneas para dar condenas y nadie se enteró, porque estando dormidos no oyen la trompeta.
Se acabó el mundo, se derribó todo y se descifró el libro último para entender lo del presente siglo. Cayeron las mentiras, los engaños y las subversiones, las más grandes infamias para trastornar la mente se descubrieron, ¿guerras secretas?, ¿la manipulación maestra?, ¿la artimaña más elaborada?... ¿y sus representantes de fe falsa?, ¿quiénes son los maestros del engaño?...
Debe surgir la verdad desde los abismos cuando se abren y cierran en la tierra, pero ¡no están preparados, portan un grueso velo todavía! La guerra se librará por la palabra y el nuevo pensamiento para los oprimidos, cada cosa según su tiempo, para los ignorantes el conocimiento, para los incrédulos la historia, para los extraviados el camino, para la batalla el discurso sabio.
Regresará el significado de las palabras y su autoridad en el mundo, que la modernidad desvaneció, la significación será la verdad y su justificación el tiempo, para que sean usadas como espada, y la historia como escudo; la generación futura se hará presente muy pronto, los que hoy se preparan en ciencia, serán resistencia y revelación ulterior, y no será fugaz ni marginal su presentación porque los aclama el apoyo de su misión.
Donde se encuentran las estelas de sangre, se encuentran las llaves del orbe y en ellas la clave para despertar a los sonámbulos y darles luz, ni cien manifiestos lo podrán lograr, ni las arengas más joviales; ni se entenderán doscientos años sin la debida elucidación, ni su formación ni su trayectoria ni su futuro. No se entenderá el alumbramiento del poniente sino escuchan la verdad de la historia, a las voces, a los mensajeros y a las primicias. Basta de monsergas banales y retóricas del poder, leyes livianas, moral hipócrita de hombres pueriles, ¡alto!

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM

sábado, 4 de septiembre de 2010

Paz, y la invención de la realidad

Roberto Monroy Álvarez*
Sábado, 4 de agosto de 2010

La construcción de una identidad para México está, después de 200 años de independencia, apenas formándose. Después de que el escritor uruguayo, José Enrique Rodó, sugiriera la necesidad de formar una identidad para el americano, tal parece que nuestro país se atrasó en esta tarea. Es cierto, el nacionalismo está plagado en la historia oficial del país, pero no sé qué tan real sea una identificación del ciudadano común a una tradición llena del mito glorioso. Octavio Paz, en su Laberinto de la soledad, nos dice que el mexicano está perdido en un mar de identidades y al mismo tiempo, como un ente homogéneo, no puede aferrarse y ser sujeto de una representación cultural (por otro lado, veamos que quién escribe tal ensayo es el autor que forjó una tradición enorme en la literatura mexicana, algo así como el intelectual que escribió primero el texto y luego dominó la cultura. Por algo dijo Mario Benedetti, sobre la literatura mexicana de su tiempo, “La mafia mexicana (el grupo de Paz y compañía) fue… una experiencia casi única en América Latina. Octavio Paz es su dios…”). La identidad del latinoamericano es el efecto que la literatura ha buscado alrededor de estos sus doscientos años (recordemos que el cumpleaños también abarca a naciones como Colombia y Argentina); Fernández Retamar identificó al latinoamericano con la figura del grotesco Calibán, mientras años atrás, Simón Bolívar nos define como una mezcla entre los conquistadores de Europa y los nativos originarios. Controversial hablar de nuestro yo, más aún si fuerzas discursivas quieren construir nuevas tradiciones, nuevos mitos a quién atender el origen. El propio México que este año se presenta, como quinceañera emocionada, dispuesto a festejar su independencia, está atravesado por más de un mito histórico (o literario), por ello es difícil pensar en una relación realista que identifique a la totalidad de esta herida abierta llamada México (citando al EZLN, para diversificar el ensayo). La comunidad imaginaria que se propone para consumo nacional, ¿tendrá el peso para unir a un país? ¿Acaso el nuevo discurso institucional basado en la guerra para la seguridad es nuestro nuevo mito nacional?

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM
anarco91@hotmail.com

sábado, 28 de agosto de 2010

¿Y si quizás?

Everardo Martínez Paco*
Sábado, 28 de agosto de 2010

Absorto a mis pensamientos decidí caminar, estaba un poco cansado de correr y correr, apretaba mi puño con fuerza para de esta manera resguardar lo que entre mis dedos llevaba, me preguntaba: qué estaría haciendo en esos precisos momentos mi madre. Quizás estaría lavando la ropa que mi padre usaría para su flamante trabajo de chofer de microbús o quizás le estaría dando nuevamente esa comida fría y vieja especialidad de ella a esos pequeños hijos que supongo son hermanos míos, que igual que yo si pudieran, ya habrían salido corriendo, o tal vez, digo sólo tal vez, mi padre le estaría dando ese puñetazo sordo típico de él. Mis pasos se fueron haciendo cada vez más lentos, mi puño no apretaba con las misma intensidad, por un momento pensé en mi pequeño tesoro… Me pregunté qué estaría haciendo mi padre, quizás estaría ingiriendo una caguama, pero sólo una, o tal vez estaría tocando a uno de mis hermanos como hace mucho lo hizo conmigo, o tal vez estaría recostado, solamente recostado sin hacer nada. Mis pasos ya no se escuchaban, mi puño ya no sostenía nada, tenía la cabeza entre mis rodillas, las lágrimas corrían profundamente por mis mejillas, saqué de entre mis manos mi “mona”, la devoré como si fuera una enorme, suculenta y rica pieza de pollo, y me pregunté qué estaría haciendo mi madre, quizás estaría recogiendo el traje de papá de la tintorería, quizás estaría horneando un maravilloso pastel de manzana, o quizás estaría jugando con mis hermanos como lo hizo conmigo alguna vez, tiré la “mona”, recogí mi pequeño tesoro y caminé. Me pregunté qué estaría haciendo papá, quizás estaría tomando un poco de vino tinto, quizás le estaría leyendo un cuento a alguno de mis hermanos como sólo él lo sabe hacer, o tal vez estaría en su estudio, adelantando su trabajo o escribiendo algún bello poema, unas frías palabras me sacan de tan bello panorama pero las escucho muy lejos, ¡detente, alto ahí!, quiero pensar que no se refiere a mí, aprieto con fuerza mi puño y sigo caminando, ¡te he dicho que te detengas!, el espantoso sonido retumba en mis oídos, caigo sobre este hermoso charco de sangre, con mi mirada perdida, con la hermosa imagen de mis padres y me pregunto si quizás les hubiera gustado ese tesoro que llevaba para ellos.

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM.

sábado, 21 de agosto de 2010

Conocimiento para el alma

Angélica Ayala Galván*
Sábado, 21 de agosto de 2010

El conocimiento de una comunidad es acumulable y se siente aún más cuando convives con su gente, cuando te comparten sus saberes sin nada a cambio. Aprender de las personas es como si te abrieran la puerta a un universo desconocido, en el que sientes que lo puedes todo.
De pronto un grito de jóvenes, niños y adultos se presenta ante mí y me regresa a la realidad, el poder que había sentido unos segundos antes, comienza a desvanecerse. La pobreza me recuerda que sigue ahí, en uno de los tantos pueblos aislados y globalizados del territorio mexicano.
Me siento indefensa, impotente ante un mar de personas que me han enseñado que todo se puede, menos combatir la muerte. La muerte que causa un dolor, un sentimiento o una sensación, en la madre que ve perder a sus hijos y los hijos que recuerdan a su madre en una nube, en un ave.
Me confundo, no sé en qué momento estos sentimientos dejan de ser naturales y pasan a formar parte de lo cultural. Entonces recuerdo a aquel cantante uruguayo llamado Jorge Drexler y su canción La vida es más compleja de lo que parece.
Mientras recuerdo la canción, un miedo e impotencia invade mi cuerpo al saber que en mi país se encuentra uno de los hombres más ricos del mundo y al mismo tiempo hay personas que tienen que sobrevivir con las remesas que mandan sus familiares desde aquel país amigo o enemigo llamado Estados Unidos. Por otra parte me invade una alegría al ver que la población vive y disfruta lo que tiene, sabe que sus costumbres y tradiciones la enriquecen.
El estar en contacto con formas de vida diversas a la mía, me ha concedido percatarme que una sonrisa, un abrazo o una palabra permite comprender y entender que las necesidades de las personas no necesariamente tienen que estar en aquel concepto que el gobierno insiste en llamarlo “progreso”.
Hoy regreso con una perspectiva diferente, apreciando cada instante, cada minuto, cada frase. Hoy “quiero esta misma alma para no olvidar lo aprendido”, como dice Mariana Vega en su canción Contigo. Al final la vida sin tropiezos no es vida, el reto es saber transformar los momentos difíciles en enseñanzas únicas para el alma.

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades de la UAEM.
angyayala@yahoo.com.mx

sábado, 14 de agosto de 2010

Mórelos

Hugo G. Navarro*
Sábado, 14 de agosto de 2010

Perros de sombra y trajes de luz, abra la boca y sople o grite o gima o murmure y créelos, planee sus pies y su andar, brote lágrimas de sus ojos, póngales un pantalón de franela y una chamarra de poliéster azul cielo. Nómbrelos José María. Mórelos a un espacio y flúyalos para siempre a la muerte, híbridos de nombre y únicos errantes de su mundo, dependientes del tiempo en el que se creen libres y en el que viven esclavos. Hágalos felices pues, constrúyalos en el discurso, el único, el de la ficción, hágalos pensar que usted es verdad, que vean el cielo y los hogares que imitan sus colores, el filo de los balcones donde algunos harán el amor, las golondrinas que se dejan caer y no caen hasta donde están ellos, a menos que ellos mismos las hagan caer. Haga que los buenos modales les quiten la oportunidad de desarrollar la capacidad que les permita hablar al mismo tiempo que su interlocutor y que se entiendan; que callen cuando el otro hable y que hablen cuando el otro calle. Qué se les escape la realidad y que su mente construya imitaciones de ella para hacerlos sentir tranquilos.
Este texto está basado en otro que encontré en un baño público de la ciudad, lo que seguía no lo pude rescatar pues el agua que salpica del lavabo había difuminado las letras en el papel, ahora lo transmito porque he colaborado en la corrección de algunos aspectos respetando lo más posible la idea, y además he agregado términos y frases de mi cosecha; palabras que interpreté, frases que imaginé, oraciones que intuí de las que no se distinguían, de alguna manera lo he reproducido y a la vez lo he imaginado, creo que se queda más en el campo de mi imaginación que en el del texto primario que quizá era un poema o un cuento o una columna.
De estas últimas letras no sé mucho; yo creo que el primer texto decía: “Cállelos por favor, que no escriban en un periódico” pero he consultado a algunos amigos y creen que dice: “Escríbalos por favor, se extinguen en un periodo” y tergiversando las dos versiones dejo la frase final así: “escríbalos por favor, que no escriban en un periódico” para poder concluir que el texto era una especie de recomendación a un joven escritor al que le advertían que creara un personaje de tal manera y que no le pusiera como oficio escribir en un periódico. No creo que haya sido otra cosa.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM

sábado, 7 de agosto de 2010

El deseo por la carne

Ana Martínez Casas*
Sábado, 7 de agosto de 2010

De acuerdo con estudios médicos y con el documental estadounidense Home (2009), de Yann Arthus-Bertrand, cada vez es más importante tener conciencia sobre el impacto que causa el comer carne en nuestros tiempos. A continuación se listan algunas razones por las que deberíamos ser vegetarianos:
Por salud, ya que se usan una gran cantidad de químicos para engordar con rapidez a los animales de alto consumo humano. El arsénico es utilizado como estimulante del crecimiento para el ganado; de igual manera, para aumentar la producción de leche, las vacas son inyectadas con hormonas. Los cárnicos y los lácteos son productos que consumimos cotidianamente y, de acuerdo al libro Diseases of Food Animals, esto se traduce en colesterol alto, arteriosclerosis, cáncer, diabetes, obesidad y otros padecimientos. El “Journal of the American Medical Association” reportó que una dieta vegetariana puede prevenir entre el 90 y el 97% de las enfermedades cardiacas relacionadas con el insumo excesivo de grasa animal.
Por el planeta, porque según estadísticas proporcionadas en Home, 13 mil litros de agua son utilizados por cada kilogramo de carne; 50% de la agricultura mundial es destinada para forraje, y 70% de las zonas deforestadas se emplean para la siembra del mismo; los manglares se encuentran en peligro de extinción debido al cultivo de camarón, y 50% de la fauna piscícola ha desaparecido gracias a la pesca intensiva.
Por los animales. Los métodos de “obtención” de alimentos de origen animal están basados en el maltrato y en el sufrimiento de los animales de granja. Por mencionar un ejemplo, las gallinas son colocadas en jaulas donde una luz artificial se encuentra encendida las 24 horas; la falta de distinción entre el día y la noche las estimula a poner huevos sin descanso. Además, las jaulas se encuentran sobrepobladas con otras gallinas, lo que produce que se picoteen entre ellas hasta la muerte. Para evitar esto, Joyce D’Silva, investigadora de granjas industrializadas, dice que los granjeros les cortan el pico sin anestesia. Cada vegetariano, en promedio, salva la vida de 95 animales cada año; en el período de su vida, puede salvar a más de 6.000 animales.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades de la UAEM.
luceln@hotmail.com

sábado, 31 de julio de 2010

El robo*

Davo Valdés de la Campa**
Sábado, 31 de julio de 2010

Me senté en aquel sofá gris para descansar. No estoy seguro de qué reposaba, ya que en realidad no había hecho nada más que levantarme de mi cama y caminar a la sala, donde descaradamente se encontraba aquel cínico sillón reclinable. Al tomar asiento me percaté de que mi sala se encontraba totalmente vacía. ¡Me habían robado todo! Sucedió mientras dormía despreocupadamente. Se llevaron: la mesa de centro, los cuadros falsos de Rembrant, el tequilero, la barra y los jarrones de porcelana china que me heredó mi abuela. También mi espada samurái, el estéreo, los sillones a excepción del cual me servía de refugio. La impresión que me causaba encontrarme solo en una habitación blanca y deshabitada era alimentada por el adormecimiento mental y para terminar de joder me quitaron mi disco de Stone Temple Pilots. Me sentí insignificante y más pequeño de lo normal. Decidí no levantarme, no llamar a la policía. Tan sólo me quedaría ahí, sentado, hasta que las cosas tuvieran sentido. Mientras eso pasaba observé la sala de esquina a esquina, recorrí con la mirada el techo lejano, las paredes pálidas y el suelo de caoba ¡Cuánto espacio! ¡Cuánto vacío...!
Me pregunté qué representaban aquel lugar y aquellas cosas hurtadas para mí. Estuve a dos segundos de descubrir la respuesta, sin embargo, una mancha café en la pared llamó mi atención y perdí la iluminación de la certidumbre. ¿Qué podía ser aquella imperfección en mi pulcra casa? De pronto recordé de golpe cómo años atrás mi padre había masacrado una cucaracha en aquella pared y dejó esa terrible mácula que yo ingenuamente tapé con un retrato familiar. La mancha nunca desapareció. Traté de recordar el orden de los objetos en la sala mientras mis dedos cabalgaban en el contorno del sofá. ¿Por qué no se lo habían llevado? Sólo Dios y los hijos de la chingada que me robaron lo sabían. Como un segundo fracturado, mi mente se tornó del color de las paredes y los pensamientos huyeron de mí despavoridos y agotados de sufrir. Permanecí inmóvil en el centro de la habitación observando la mancha marrón. No estaba cavilando nada, no reflexioné y mucho menos me lamenté por los sucesos recientes de mi cotidiana vida.
No sé cuánto tiempo pasó, ya que el reloj tampoco se encontraba en su lugar. Sin duda había pasado más de un día desde que reposé mi cuerpo en el diván hogareño y hallé el robo. Me levanté y descubrí que no sólo fui privado de mis pertenencias, también se habían llevado el tiempo. Aquel que sentado perdí y el cual nunca podré recuperar.

*Cuento incluido en el libro Relatos de un mundo depravado próximo a publicarse.
**Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades de la UAEM

sábado, 24 de julio de 2010

Revolución educativa

Dzoara Delgado*
Sábado, 24 de julio de 2010

A unos meses de que se conmemore el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución mexicana, el gobierno suma esfuerzos para ofrecer a los mexicanos retazos de historia que mediana o escasamente nos informen sobre los personajes y los hechos destacables en el país a lo largo de dos siglos.
Como parte de esta magnífica labor, el presidente en turno ha hecho distribuir a cada uno de los hogares mexicanos el libro Viaje por la Historia de México que, bajo la lupa del historiador Luis González y González, muestra una panorámica del acontecer en la cultura y política de México a través de breves biografías de hombres tan ilustres como: Joaquín Fernández de Lizardi, Manuel Payno, José María Velasco, Ricardo Flores Magón, Carlos Pellicer o Vicente Lombardo Toledano, entre otros.
Este peculiar libro, además de reseñar a toda una gama de personajes, no se olvida de mencionar a las figuras heroicas de la patria: Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Emiliano Zapata, Francisco Villa y por supuesto, no deja de lado a las únicas tres figuras femeninas que forman parte de este “álbum” historiográfico: Josefa Ortiz de Domínguez, Sor Juana Inés de la Cruz y la Virgen de Guadalupe.
Viaje por la Historia de México refleja la enorme preocupación de promover el conocimiento ante la ola de violencia y sus efectos que repercuten en la sociedad. Al final de sus páginas nos encontramos con: José Emilio Pacheco, Manuel Peimbert y el recién fallecido Carlos Monsiváis, hombres cabales que han procurado velar por el crecimiento intelectual del país.

Viaje por la Historia
de México

Por otra parte, titánica empresa no ha vuelto a repetirse desde la intervención de Vasconcelos, quien permeó que organismos como la LEAR (Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios) se comprometieran con una sociedad ávida por el florecimiento cultural. Familiarizado con esta visión, el mandatario Felipe Calderón busca hacer llegar a cada hogar un ejemplar de Viaje por la Historia de México, sin embargo cabe preguntarse si es necesario el marco de festividades patrias o la pérdida de seres humanos ejemplares (Carlos Monsiváis), para entonces señalar la importancia de generar programas que impulsen una revolución en la educación.

* Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM.

sábado, 17 de julio de 2010

Lucha de tiempo completo

César Armando Hernández Bahena*
khampa-68@hotmail.com
Sábado, 17 de julio de 2010

Lucha de tiempo completo
Mi padre murió en la mina
Al fondo del socavón.
¡Color de sangre minera
tiene el oro del patrón!
Atahualpa Yupanqui

El paisaje en las calles suele ser tan cotidiano que al pasar uno no puede distinguir las particularidades de cada cosa. Tres años parecen ser suficientes para lograr que las banderas rojinegras y la resistencia de cientos de trabajadores pierdan la relevancia que tiene la lucha por las condiciones justas de nuestra clase obrera. De esa clase obrera que alimenta a la sociedad con el sudor de su frente, que ha resistido cientos de vejaciones a lo largo de su historia; historia de mártires de los salarios miserables y de la inmensa riqueza del patrón.
“Ahorita se alborotan, y al ratito los aplacan” es una de las formas en la que algunos poco enterados entendían el conflicto. Y el tiempo fue revelando la firmeza de aquellos que no estaban dispuestos a soportar más lo que ahí se vivía: largas jornadas en instalaciones altamente insalubres, riesgos latentes de derrumbes, carencia de equipo seguro y en buen estado, para llevar a cabo una de las actividades más importantes en la historia de este país altamente explotado hasta la entrañas de su tierra y de su gente.
Aquel 30 de julio de 2007 fue el día elegido por los mineros de Taxco, Sombrerete y Cananea para colgar las banderas de resistencia, para ocupar sus fuerzas en un reclamo necesario e innegociable, para comenzar una lucha dura y fatigosa, gracias a los esfuerzos de Germán Larrea, inversionista y presidente de Grupo México, al que algunos carteles llaman el asesino de mineros y la indoblegable conveniencia de la secretaría del trabajo.
A más de mil días de resistencia siguen ahí, en las guardias de seguridad, en las comitivas de diálogo e información, en las oficinas del sindicato, donde ya han pasado a formar parte de lo cotidiano. Absorbidos por la regularidad que nos hace creer firmemente que no importa que día, a qué hora o en qué circunstancias uno pueda estar ahí, porque ahí también estarán como ayer las rojinegras y los carteles con consignas en lo alto, esperando ser vistos, ser leídos, ser comprendidos y si el caso se da, ser apoyados.
Ellos prometen no rendirse y muchos esperamos que así sea, que le den el ejemplo a esta sociedad desesperada que clama por justicia, igualdad y muchas necesidades más, pero por las cuales aun no se deciden a emprender una lucha de tiempo completo.

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM

domingo, 11 de julio de 2010

Crítica al romanticismo nacionalista

Angélica Ayala Galván*
angyayala@yahoo.com.mx
Sábado, 10 de julio de 2010

Desde hace algunos meses, en diversos medios de comunicación se están transmitiendo información relacionada con el año del bicentenario y centenario de la Independencia y Revolución Mexicana, respectivamente. Este tipo de publicaciones o reportajes, la más de las veces, tienen la finalidad de recordar la “identidad” de los mexicanos, especialmente haciendo énfasis en que deben sentirse orgullosos por ser partícipes de estos doscientos años de “libertad nacional”.
Lo anterior, me hace reflexionar: ¿será verdad que los mexicanos tienen libertad?, cuando en realidad estamos presos ante la espera del momento en que un grupo armado de soldados, con el pretexto de estar combatiendo el narcotráfico te maten o entren a tu casa a realizar cateos injustificados. Entonces, ¿cómo celebrar estos acontecimientos en los que dicen que la población mexicana es libre?
Tal vez, sea cierto que batallas como la Revolución Mexicana o la Independencia de México contribuyeron a tener un avance en contra de la explotación y abuso por parte del gobierno e incluso contribuyeron con la libertad de pensamiento, sin embargo, esto no quiere decir que las diversas problemáticas sociales hayan desaparecido.
Por tanto, en lugar de celebrar, sería oportuno que las instituciones de poder como el Estado dejaran de construir ideas románticas en relación a estos acontecimientos, de igual manera, sería apropiado que desistieran de realizar estudios en los que para construir la historia de un país sólo se basen en las ruinas y/o en piezas arqueológicas, sino crear análisis, en los cuales se permita mostrar las actividades, costumbres, tradiciones u organizaciones sociales de las poblaciones, a partir de sus necesidades y preocupaciones.
Lo anterior con la finalidad de construir una historia en la que no sólo se muestren fechas o hechos, sino todos los procesos sociales que han acontecido en la sociedad mexicana, porque al final eso también forma parte de la identidad nacional.
Sería pertinente que en este año de múltiples festejos se empezara a tomar en cuenta que la lucha contra las diversas problemáticas sociales como la migración o la pobreza siguen presentes, por tanto, sería oportuno empezar a conmemorar diseñando programas que consigan combatir estas problemáticas.

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM

domingo, 4 de julio de 2010

La pasión de estos días

Samantha Brito*
lamunequitaverde@hotmail.com
Sábado, 03 de julio de 2010

Desde que comenzó el mundial en Sudáfrica son sorprendentes los matices que adquieren las manifestaciones de la pasión que experimentan los aficionados, amantes y seguidores de la Selección Mexicana, más que como un equipo de fútbol, como un símbolo de identidad y que a través de la cancha, se revisten escenarios de confrontación entre naciones.
De lo observado en los últimos días, uno de los detalles más sobresalientes es aquella fiebre, casi religiosa al que se encamina la pasión futbolera. Y recobra un sentido todavía más profundo que, aún cuando el contexto que vivimos está como para no dejar de llorar, el entusiasmo y el deseo del triunfo son conmovedores.
Este domingo, cuando jugó México contra Argentina tuve la oportunidad de asistir a un bautizo. La familia de la nena Victoria se congregó en el patio de la casa y como parte de la fiesta, encendieron el televisor y dispusieron de guardar un silencio sepulcral al inicio del partido. Comenzaron los gritos de angustia, desesperación y una cierta resignación del fracaso que se avecinaba, pero eso sí, con la esperanza más que viva hasta el último minuto. “Todavía podemos ganar, todavía hay chance”, se oía por ahí.
Cuando El Chicharo metió el único gol del partido, uno de los tíos de Victoria al momento del desahogo por medio de las groserías, dijo “siquiera… el del honor”. El partido en sí mismo trasciende al manifestar diversos aspectos de la cultura del mexicano. Por un lado, el juego como un elemento de una posible reivindicación ante tantas pérdidas y fracasos a lo largo de la historia, pero además una herramienta que permite la suspensión de una realidad complicada.
Pero, aun cuando la Selección encarna todos esos ideales de triunfo y éxito que históricamente se le ha negado a México, hay que reconocer que ni por medio del fútbol, el mexicano obtiene una satisfacción que le permita continuar con otros ánimos, sino que vienen las mentadas de madre, maldiciones, expresiones de desilusión y el “perdimos otra vez, pinche Selección”. Más aún, después viene todo el proceso de decepción que se desemboca en la fiesta y la embriaguez.
Lo curioso de estas reacciones es que tanto sobresalen en reuniones familiares, bares, y cualquier espacio físico de convivencia social, como en las redes virtuales y es cuando el fútbol se reinventa como una posibilidad de ruptura con la realidad, sentir aunque sea por un par de días un sentimiento de pertenencia y seguridad ontológica que se nos ha negado por vivir un proceso de aculturación forzoso y violento desde la Conquista.

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM.

domingo, 27 de junio de 2010

Contaminación mental

Patricia Romero Ramírez
andro0717@hotmail.com
Sábado, 26 de junio de 2010

Fernando Delgadillo dice: “se puede hablar tendido y largo tiempo del daño de (la) contaminación que ensucia ambiente y medios de la comunicación, a México, a sus dirigentes y hasta su revolución”. Resulta impresionante darse cuenta de que este fenómeno no sólo afecta al medio ambiente, sino que va más allá. Hay una que se realiza desde arriba, desde aquella gente que a diario intenta movernos los hilos; existe también una contaminación mental. Como armas fundamentales: los medios de comunicación; donde se juega un tablero de discursos manejados, de manipulaciones psicológicas y piezas elementales movidas a conveniencia de lo que se necesite provocar.
Cuando no es la niña encontrada entre el colchón y la cama, es el político desaparecido, o la llegada del mundial, todo acomodado estratégicamente para mantener una sociedad entretenida, enajenada de una realidad que las más de las veces prefiere no ver.
Sorprendente es la parálisis vital que provocó la llegada del mundial. La Secretaría de Educación Pública (SEP) autorizó la suspensión de clases durante los partidos de futbol, y los noticieros se congratularon transmitiendo las imágenes de todos los niños en las aulas, gritando centenar y medio de groserías en lugar de practicar las tablas de multiplicar; ¿acaso vale más la pena tenerlos ahí dos horas mirando el futbol a estudiar literatura, o ciencias naturales?
Viene el gobierno muy patriota apoyando a su selección y a compartirlo con todo su país, ¿pero solamente se es orgullosamente mexicano a la llegada del mundial, o las celebraciones patrias?, ¿y entonces el movimiento del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) no es problemática importante en el país y por eso estorba en la plancha del zócalo capitalino para colocar la pantalla gigante?
Se gastan millones de pesos en la selección, y ¿para qué sirven?, ¿por qué no se invierten en educación? Simple, porque al gobierno no le interesa tener gente que reclame sus derechos, que maneje un discurso propio. Yo no digo que la televisión o el fútbol sean malos, sólo considero que los ciudadanos deberíamos marcar un límite, tener la libertad de elegir: ¿simple entretenimiento o la total enajenación?, ¿reciclamos lo que entra a nuestra mente o lo echamos todo revuelto dándole la misma utilidad?

sábado, 19 de junio de 2010

La contradicción de la guerra

Roberto Monroy Álvarez*
Sábado, 19 de junio de 2010

Juan Villoro ya lo dijo: “vivimos una realidad paralela”. Por un lado un discurso institucional quiere brindar “la seguridad” de toda una democracia digna, y por otro lado, en cada esquina se vislumbran hombres armados, en cada pueblo llueven balas y una guerra civil controla a la población. ¿Confusión de términos? ¿Lucha entre la oposición seguridad-violencia? Cómo saberlo. Lo seguro es que hay una superficie y un fondo: una superficie militarizada y un fondo ambiguo en la retórica oficial (pacificador o político). La inteligencia federal propone una guerra para conseguir la paz, estrategia equivalente a la que se usó en la guerra de Irak, donde se planteó el exterminio para conseguir la seguridad. Hay que aceptarlo para entenderlo: la verdad es que vivimos en el exterminio del equilibrio social. La sombra del narcotráfico cubrió los rincones más olvidados del país desde que se declaró la guerra a un enemigo que no está definido, un enemigo invisible si se quiere, un enemigo al que no se le puede tomar la bandera. Las calles se llenan de órganos humanos mutilados y el Estado pretende hacer caso omiso a la población que dice: “la guerra contra el narco la está perdiendo el gobierno”. Lo más interesante es ver, a partir de esta realidad, como la narrativa federal crea a su propio enemigo; es el Estado quien propone la ilegalidad, quien juzga, de esa masa inmensa llamada pueblo, cuál de todos es el transgresor. Podemos decir que mientras exista el discurso de la legalidad-penalización existirán enemigos a los cuales cazar, ergo: sin Estado no hay narcotráfico. Para finalizar (y retomando a Villoro en su ensayo premiado La Alfombra Roja) no pueden imaginar mi sorpresa cuando escucho a las innumerables estaciones de radio trasmitir los legendarios narcocorridos, y más aún cuando vi a la banda Ska-P tocar su canción Cannabis en tierra mexicana, ante una audiencia del Vive Latino que pregonaba la legalización con cada coro de dicha canción. No hay duda, el universo paralelo de la narcocultura trasciende entre el pueblo (en la misma gente que el Ejército protege). Prueba de ella son todas las divagaciones que escribo acerca del temido narco, con ayuda de una legal taza de café.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM

sábado, 12 de junio de 2010

Un año de pensamiento y reflexión

Salvador García
Sábado, 12 de junio de 2010

Hace un año se inició esta aventura llamada Torre de Babel: un espacio hecho por los jóvenes humanistas de Morelos, cuyas inquietudes confluyen en la Facultad de Humanidades de la UAEM. Literatos, antropólogos, filósofos e historiadores en formación han dado su punto de vista sobre diversos temas, desde la sociología hasta el arte, desde la música hasta la política, sin dejar de lado luchas, inquietudes y pasiones personales.
Igual de heterogénea es la calidad de los textos. Este aspecto, más que una deficiencia, es una riqueza de la columna, pues con ello se demuestra la multiplicidad de colaboradores de Torre de Babel que, sin dudarlo, se ha convertido en el espacio privilegiado desde donde puede conocerse el pulso de toda una generación.
Los columnistas demuestran con ello que la juventud no es ese concepto abstracto que tanto se utiliza en los discursos oficiales o con fines netamente propagandísticos. Demuestran que la juventud no es esa masa irracional que va a la Universidad sólo para obtener un título de esterilidad de pensamiento y cuyo principal objetivo es llenar los bares de la ciudad y aparecer “disfrutando” de una fiesta eterna, como lo han querido vender por años, diversas instituciones y medios del estado. Demuestran que la juventud es una comunidad que, respetando la individualidad de sus miembros, piensa la realidad, discute las anomalías de sus circunstancias y realmente pugna, desde su trinchera, por llevar a cabo un cambio en su entorno.
En Torre de Babel el logos se cuida, se defiende y es la principal arma de los jóvenes columnistas. Constituir un discurso nunca es fácil. Estos estudiantes no lo intentan, sino que lo realizan de la mejor manera posible, con los claroscuros que ello representa. Llevar a cabo un proceso de abstracción de la problemática social, con el fin de intentar respuestas desde el poder de la palabra, siempre es gratificante; que esto mismo lo realicen los universitarios, se vuelve infinitamente enriquecedor.
Simple y llano: no existe otro espacio para los humanistas en formación como éste en ningún medio, ni escrito ni electrónico, del estado. Por eso mismo es necesario agradecer a todo el equipo de La Jornada Morelos, en especial al subdirector Jaime Luis Brito, por haber tenido la visión y la sensibilidad de abrir las puertas de este diario a las voces jóvenes y pensantes de la entidad. Para Samanta Brito, Davo Valdés e Isaac Pueblita, así como para todos y cada uno de los colaboradores de Torre de Babel va mi reconocimiento, pero sobre todo una exigencia: el camino andado demanda un esfuerzo mayor en cada colaboración; sigan demostrando, como hasta ahora, que ni en sus palabras ni en su vida hay cabida para el silencio y la abulia. ¡Felicidades!

sábado, 5 de junio de 2010

Recortes visuales

Luis Andrés Hernández Rodríguez*
Sábado, 05 de junio de 2010

Recuerdo como si hubiera sido hoy por la mañana. Me adentré a una selva inhóspita fuera de lo común por aquellos rumbos del Amazonas, me llenaba de un constante miedo, una fuerza extraña me atraía más hacia el corazón de la selva. Por momentos, mi cuerpo se daba por vencido pero esa atracción a lo desconocido era más fuerte, en cuestión de segundos recobraba fuerzas, me veía obligado a seguir andante. Un día de tantos, elevé mi rostro para poder observar la belleza de la luz resplandeciente compactándose con las hojas de los árboles, mi mirada fija alcanzó a descubrir infinidad de pequeños hombrecillos, era observado hasta el más mínimo movimiento, comenzaron a emitir armoniosos cantos. Me veía envuelto y me enamoraba segundo a segundo, mi mente se alejó completamente de mis sentidos y mi corazón comenzó a descubrir sonidos nunca antes escuchados, entre susurros escuchaba: ¡Ella te espera! Aquellos hombrecillos bajaron apresuradamente, fui escoltado entre música y una enorme caravana hacia un valle lleno de frutos psicotrópicos nunca vistos, probé de todos ellos, el cielo se tornó naranja rojizo, comenzaron a invadirme esas ansias de danzar y ser parte de ellos. El anochecer se hizo presente y entre carcajadas de tranquilidad, una luz paradisíaca deslumbró el horizonte, una mujer de piel blanca y extremada belleza apareció en medio del valle. El silencio se adueñó de todo. La miré fijamente a los ojos, ella acarició la larga cabellera que caía por mis hombros y en instantes, desapareció. Comprendí que esa mujer misteriosa había sido esa fuerte atracción que me había conducido hasta ese lugar. Después de lo sucedido, todo me era extraño, solo quería regresar a ese lugar. Cuando me vi rodeado de las cuatro paredes de mi habitación, con la resaca después de una noche de ron blanco, todo fue tan complejo, las interrogantes resultaban cada vez más agresivas, tenía miedo de pensar que todo había sido una intoxicación mental, resultaba difícil imaginar que nunca volvería a vivir lo vivido en aquel valle rodeado de colores fluorescentes, de no poder volver a mirar a los ojos a aquella misteriosa mujer de la cual estaba enamorado. Me aterra pensar que sólo viviré con aquellos recortes visuales que perduran en mi mente.

*Estudiante de Historia de la Facultad de Humanidades UAEM

sábado, 22 de mayo de 2010

Carta para un caudillo: del presente al pasado

Citlali Rossalí Salazar García*
Sábado, 22 de mayo de 2010


General
Emiliano Zapata Salazar:

Ha pasado mucho tiempo desde que usted murió. Su recuerdo sigue vivo entre nosotros, una parte de usted está en cada morelense que lucha por un mundo mejor, por sus tierras, por la naturaleza, la justicia y la paz.
La lucha de nuestros pueblos continúa, porque la situación, a pesar de tantos años, sigue siendo la misma, que cuando usted peleó. El pasado y el presente se unen con las mismas problemáticas y batallas. Nuestra gente sigue saliendo a las calles exigiendo justicia y libertad; las tierras ganadas se pierden al ser fraccionadas y vendidas, el campesinado sufre bastante pues a pesar de que el gobierno les ofrece “apoyos” no obtienen lo suficiente para vivir; y por eso se ven obligados a vender cada centímetro, que con tanto coraje se ganó, perdiendo la soberanía alimentaria que nos caracterizó hace algunos años.
El problema de la contaminación y devastación ambiental, no parece menor, el cuidado a la naturaleza es terrible; los ríos que fueron nuestros modos de recreación, ahora lucen contaminados y es raro ver un ser vivo cerca; las pocas barrancas limpias se nos arrebatan bajo el nombre de “proyectos ambientales”, las cuales terminan siendo contaminadas de cualquier manera.
Pero no todo son malas noticias, es bueno que sepa que hay quienes buscan mejorar esta situación, sin embargo, son tratados como criminales, los encarcelan y persiguen, violentan sus derechos humanos, y quienes a veces ofrendan su vida. También quiero comentarle que nuestro estado pasa por un momento crítico de violencia, Morelos está sitiado por el narcotráfico y el pánico cunde entre la gente, el gobierno no garantiza seguridad.
Sin embargo, el pueblo no se da por vencido; la combatividad que se siente está reflejada en comunidades como: Xoxocotla, Alpuyeca, Yautepec, Coajomulco, Tepoztlán, Santa Catarina, Flores Magón, entre otras, quienes se oponen a proyectos como: carreteras, gasolineras, clubes de golf, rellenos sanitarios, que afectan la economía, los campos o la forma de convivir; sabemos por ello que, cuando llegue el momento, legaremos lo que usted comenzó hace cien años.
¡Encaremos la muerte para dar vida!
Atentamente:
Los herederos de sus ideales.

*Estudiante de la Facultad de Humanidades UAEM

sábado, 15 de mayo de 2010

El vikingo Joe

Ana Martínez Casas*
Sábado, 15 de mayo de 2010

Joe Vikingo es una banda de rock cuernavacense que surge en 2008 cuando Diego Zarco (guitarra rítmica y voz principal) y Daniel Cepeda (bajo), mejor conocido como Linus, deciden formar un conjunto musical. Para esto invitan a Eduardo Catalán (guitarra melódica) y a Adrián González (batería). Sin embargo, poco tiempo antes de su segundo aniversario, Adrián deja el grupo por motivos de estudio y es entonces cuando Sergio Rabadán se integra como baterista.
En estos dos años Joe Vikingo se caracteriza por sus canciones chiclosas y la autenticidad de sus temas: además del topoi amor est morti, hablan de criaturas de la mitología del vikingo Joe, como El devorador de mundos –un ente cuasi– Horla que se alimenta de polvo cósmico y papilla estelar- o Jara, el temerario que, en palabras de Diego, cuenta “la antigua leyenda acerca de un hombre valiente que no tenía miedo (de) pelear con ogros, ni (de) besarse con chicas que parecían troles”.
El vestuario es otro elemento que distingue a los vikingos musicales. Su atuendo consiste en pantalones de mezclilla rotos y playeras blancas llenas de besos de diferentes tonos de lápices labiales. A primera vista no parecen reales, pero Diego, muy orgulloso de su playera, me corrige y comenta que en cada tocada aumenta el número de labios impresos gracias a sus fans.
Sin embargo, los integrantes de Joe Vikingo también son socialmente responsables. Para desalentar el uso de narcóticos, su canción Cannabis (no habrá salida) trata sobre una adolescente que consume drogas y destruye la relación con su novio por su comportamiento de autismo psicodélico. Además, los vikingos son embajadores de la campaña “VIH no es rock” ya que tienen una gran preocupación por la alta incidencia de sida en el estado de Morelos. En una entrevista Diego me dice “durante nuestras tocadas, normalmente damos algunas sugerencias para que la gente cuide su salud y regalamos condones. También damos pláticas y capacitaciones en escuelas, acompañadas por un buen rock”.
Para ponerse en contacto con la banda y saber cuándo son sus próximas presentaciones, visiten su myspace oficial en www.myspace.com/joevikingo.

htttp://lunaencajada.blogspot.com
*Estudiante de la Facultad de Humanidades de la UAEM

sábado, 8 de mayo de 2010

El Regreso

Davo Valdés de la Campa*
Sábado, 08 de mayo de 2010

La noche se apoderó del camino, con sus dedos largos y uñas afiladas rasgó el cielo y la esencia de las sombras se dispersó por el horizonte. El camión navegaba por la carretera como barco perdido a la deriva. Desde mi asiento observaba cómo se apagaba el sol entre parpadeos fortuitos. De pronto, el valle se iluminaba completamente por una nueva luz, mientras el sol se apagaba en la bóveda celeste. Todo parecía arder en un fuego uniforme y sereno. Girábamos por una curva pronunciada y por la ventana pude ver las miles o tal vez millones de luces que se aglomeraban en Cuernavaca. Atrás, la ciudad de México desaparecía en una línea cada vez menos reconocible. Podía ver los focos que alumbraban lo más alto del cerro, entre las barrancas malditas y los volcanes dormidos. Miraba los candiles que crecían y se minimizaban conforme me acercaba a la ciudad. La primavera se había esfumado para siempre.
Las luces, nacían, crecían y llenaban de vida la panorámica vista desde El Mirador. Se reproducían como una plaga. Cada una de ella es una historia: una vida. La inmensidad de ese mar de luminiscencia me atraía, me llevaba como un fantasma hacía sus puertas. En mi mente, contemplaba maravillado las casas, los patios, las personas que lloraban dentro de sus ventanas. Me estremecí. El tiempo era algo tan efímero en aquella travesía para mí. La noche daba vueltas, con ella los campos de sorgo y trigo, los montículos de paja, el eco de un cierto lamento, un lamento que parecía brotar del corazón del campo.
Las luces ya estaban impregnadas, brillando en todo el horizonte, despiertas y juguetonas ante los ojos de los que sufrían; resplandecían amenazando a las estrellas marchitas que reían en silencio. Los focos se convirtieron en algo cercano. Podía ver también a la gente sentada bajo los faros y cómo de pronto, algunas lámparas se apagaban misteriosamente. También se moría el tiempo y la melancolía de la carretera.
El camión seguía avanzando: parecía que no se detendría jamás, que no iba a ninguna parte.
Me pregunto dónde estoy. La luz me toca los ojos y entre tantas historias bifurcadas me cuestiono si estarás ahí, en algún lugar, esperando, aguardando el momento en que llegue a tí.
Hoy ya no encuentro brillo ni calor en las luces de esta triste ciudad. Lugar que pronto será devorado por una bestia tan hambrienta que su resplandor es el mismo infierno de la desolación.

*Estudiante de la Facultad de Humanidades de la UAEM

sábado, 24 de abril de 2010

Acceso a la Verdad

Abel Caballero Sánchez*
Sábado, 24 de abril de 2010

La verdad es un concepto que atañe preponderantemente a todos los campos de la Ciencia y Humanidades; acometen manifestarla enunciando dogmas que pretenden ser irrebatibles, los triunfos de éstos se arraigan en nuestras tendencias ideológicas, una vez enraizadas no nos inquieta más su probable falsedad. Sin embargo en momentos inesperados acontece una nueva verdad… Algunos filósofos defienden la relación entre la noción de verdad y un consenso universal racional, otros arguyen que esto no se sigue de manera ineludible, sin afirmar que hay que abandonar la idea de una aceptabilidad racional. Presentaré brevemente la idea de León Olivé respecto al problema de la verdad: él propone un “pluralismo epistemológico”, que significa la aceptación de la variedad en asuntos factuales, cognoscitivos, estéticos, éticos; así la verdad no está ligada a un concepto de consenso racional universal, sólo a una aceptabilidad racional parcial; el que una creencia sea verdadera expresa que es racionalmente aceptable, no es necesario ni una racionalidad global ni una idea relativista para justificar esto. Esta visión pluralista sostiene que es posible una idea de la verdad de acuerdo con la diversidad de culturas y múltiples maneras de comportarse racionalmente en cada contexto de interacción; mas ese pluralismo no acepta que las acciones que se realicen dentro de cierta cultura deban juzgarse bajo criterios de esta misma. Olivé añade que no todos los puntos de vista ni todas las culturas son igualmente correctos o valiosos, pero ¿qué va a determinar que unos sean más valiosos o correctos que otros?, ¿o de esto no hay que preocuparse? Por otro lado Olivé no quiere caer en problemas de compromisos del realismo metafísico y nos dice que la verdad y la aceptabilidad racional están ligadas de manera importante en condiciones óptimas, pero no ideales, no es necesario sostener que nuestro conocimiento sí tiene acceso a la realidad… la garantía de que se alcanza la realidad sólo debe entenderse como criterio que, aunque falible, es el mejor criterio que se puede tener… un genuino acceso a la realidad epistémica.

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM

sábado, 10 de abril de 2010

Atisbos de realidad

César Armando Hernández Bahena*
khampa-68@hotmail.com
Sábado, 10 de abril de 2010

Somos hijos de la ciudad,
de este desequilibrio
entre el bien y el mal.
César González Chico

Me levanté con un brinco desganado de la cama, con el mismo sueño de la noche anterior, decidí salir y sacudirme el pesimismo que de un tiempo a esta parte, la vida en este lugar me inspira.
“Veintiocho muertos deja el crimen organizado en ciudad X”; leo el encabezado de un periódico poco alarmista. Quiebro la esquina y sigo la búsqueda de algo bueno para alegrarme el insípido día.
Infantes inocentemente ignorantes juegan a los soldados en el patio polvoso del colegio; de a uno, de a dos, de a tres en cada esquina, a medio pasillo, en el baño, esperando el momento de actuar, o quizá solo deseando salir de una buena vez al “campo de batalla”.
Tontos preparatorianos improvisando la fuga del siglo. En el callejón más ruin, a la hora más pesada, con los cigarros más corrientes, con la bebida más “fuerte” y la verba fina que a los dieciséis años se puede tener. Presumiendo lo poco que les da orgullo a estas alturas de sus vidas y muy en el fondo deseando que algún día, se vuelva realidad.
Con el mandil desgarrado, ruega casi de rodillas. Los hombres de azul, como para no perder la costumbre, hacen caso omiso de los chillidos de la vieja gorda que pretende salvar a su hijo de una golpiza, sin perder mucho de lo poco que poseen, -al cabo muertos de hambre-; gruñe el más gordo de ellos, cuando la mujer toma el cuerpo ensangrentado e inerte entre sus brazos. “Hijos de su puta madre” clama ella para arrancarse el coraje, al escucharla uno de ellos da la media vuelta, el coraje y dolor ahora se mezclan con miedo que la llevan a aferrarse más fuerte a lo que queda de su hijo...
Un perro vagabundo arrastra con sus fauces un pequeño bulto negro, mientras un grupo de niños se sorprende al ver el rastro de sangre que aquel festín va dejando a su paso. Algunos pequeños más ríen al leer: “pinches putos” entre el mensaje que acompañaba a la cabeza sin cuerpo que alguien se ocupó en dejar justo en la entrada de una escuela.
Tiro el octavo cigarro del día cuando me veo convertido en un peligroso delincuente perseguido por la metralla del orden público. Ahora soy peligroso y merezco la muerte, sólo por recorrer los caminos de esta ciudad-país, por estar ahí, por verlo todo y no decir nada.

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM

sábado, 3 de abril de 2010

“La tierra del nunca jamás”

Angélica Ayala Galván
angyayala@yahoo.com.mx
Sábado, 3 de Abril de 2010

Los seres humanos pertenecemos a distintas sociedades, las cuales se encuentran regidas por normas, juicios y mandatos que la misma población va adaptando de acuerdo al contexto en que se encuentra. Es importante mencionar que este conjunto de normas debería procurar y permitir una armonía entre las personas que estén regidas por éstas.
¿Pero qué sucede cuando los juicios se convierten en prejuicios o críticas despectivas, sólo porque una actitud, pensamiento o forma de actuar no se encuentra dentro de lo establecido? Por ejemplo, en disciplinas como las artes, de qué manera se puede saber si una obra es bella o grotesca; o si la comunidad homosexual pertenece o no a lo “normal” o “anormal”, o si un budista es mejor o peor que un cristiano.
Es aquí donde me surgen algunas interrogantes como: ¿hasta que punto, estos juicios benefician o perjudican la convivencia social? y ¿quién tiene el derecho para decidir estos juicios? Es verdad que en las artes existen ciertos estándares que permiten dictaminar la calidad de la obra y de acuerdo a ello se establece el valor de ésta.
Por otra parte, la comunidad homosexual adquiere entonces la categoría de “normal” por el hecho de ser aceptados por el Estado, pero si no ocurriera de esta manera, tendríamos que decir lo contrario, ¿solamente porqué son la minoría? Luego entonces, deberíamos analizar y cuestionar cómo es posible que en pleno siglo XXI la libertad, la igualdad y la tolerancia aún sean cuestiones un tanto abstractas para los grupos minoritarios.
¿Es acaso que los conceptos como la libertad o la igualad sólo son “conceptos vacíos, ideas sin más contenido histórico que el que le prestan las relaciones sociales”, como lo dice Octavio Paz en su libro el Laberinto de la soledad?
Es quizá la libertad de pensamiento o de actitud una utopía que día a día permite que la sociedad mantenga un sueño, que tal vez nunca llegue a realizarse. Es por ello que debemos convertir ese sueño en realidad, tratando de entender que los seres humanos suelen ser como los libros, mantienen una misma estructura pero con gran diversidad de contenidos, que las más de las veces, transmiten un conocimiento que debe ser descifrado y entendido de diferentes maneras.

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM

sábado, 27 de marzo de 2010

Correspondencia sin destinatario

Samantha Brito*
Sábado, 27 de Marzo de 2010


Mi querida sombra:

Le escribo cuando la noche no se transparenta en las sábanas de mi cama y me conduce lentamente a una asfixia que se llama sueño. La espalda se me ha resquebrajado poco a poco y no puedo conciliar, lo que la utopía me dicta que es la paz. No he dejado de pensar en usted. Quisiera estrecharlo, aunque fuera una vez, en estos brazos, que me invitan a creer en la mutilación del espíritu, al no conseguir mis más oscuros propósitos de quererle e invitarle a soñar.
¿Qué le puedo contar de trascendental? Hoy, fue un día –o ¿noche?- como cualquier otro, desprovisto de detalles que lo convirtieran en algo interesante… Mis párpados me abrumaban como si sobre de ellos, recayera el peso del mundo. Suele pasarme esto a menudo cuando pasan los días y no puedo verlo, aunque fuera el minuto que tarda en pasar el autobús por usted y llevarlo a su cotidianidad. Culminan mis días una y otra vez como un círculo sin fin, me dejo llevar por mis debilidades hacía el interminable placer de no hacer nada y duermo ya muy entrada la madrugada.
En cambio, le puedo contar de una noche cuando la Luna estaba en su máximo esplendor, bellísima, sugerente. Permanecía callada contemplando al Sol dormir. Las estrellas parpadeantes, seductoras, cómplices. Un viento tenue acariciaba los árboles sin hojas, sin frutos, con la compañía de cuervos silenciosos en acecho, de alguna presa, ojalá se tratara de mí. Reinaba como un todo, una serenata de grillos friolentos que me recordaba de alguna manera, al suicidio.
Aquélla noche fue extraña. No pensé en usted. Será, tal vez por eso que encuentro lo extraordinario, como para contárselo en esta carta que enviaré mañana mismo cuando cante el alba.
¡Cómo deseo que pueda leer esta carta sentado en un sofá, que pueda parecerle cómodo para no aventar estas letras patéticas a las chispeantes llamas de su chimenea! Le escribo todas las noches desde la primera vez que le vi. No sé su nombre. No tengo razones como para amarle de este modo y sin embargo, me gusta esta incertidumbre que me crean los secretos de su boca. En este instante la tinta llora sobre la hoja que le escribo, no me permito descansar antes de manifestarle la complacencia que me provoca su quietud. Le mando en la profundidad de un beso todos estos anhelos.
Por siempre suya…

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM

sábado, 20 de marzo de 2010

¿Escribir mal se ha vuelto una moda?

Patricia Romero Ramírez*
Sábado, 20 de Marzo de 2010

"Se ha perdido la vergüenza -dice Álex Grijelmo- por no escribir bien y ya no se reclama cierta elegancia en ello”. Hace poco me vi metida en un gran lío: intentar descifrar un mensaje vía celular. Éste estaba lleno de repetidas “z” y “x” en lugar de “s”, y de palabras incompletas. Un ejemplo es la palabra “moxa”, que se traduciría a un “hermosa”. Así como éste, podemos encontrar montones. Me pregunto si se deberá a una moda, pero, ¿qué tipo de moda será? Seguramente no tiene que ver con lo estético, pues los textos, las palabras en sí mismas, lucen muy mal, y llegan a ser incomprensibles. Hoy por hoy ya no es raro ver cómo se sustituyen palabras completas por una sola letra o por un par de ellas, por ejemplo, encontrar una “c” en lugar del “sé” o un “ntc” enunciando un “no te creas”, que son tan frecuente como las promesas incumplidas de los políticos.
Quizá el que siempre haya amado las letras me lleva a la “cursilería” de pensar que esta “moda” ha venido a mutilar la escritura. En realidad, considero bastante justo mi criterio, pues poner sólo tres letras para enunciar una frase es como pegar el hombro, el codo y la mano queriendo insinuar que se trata de un brazo. En nuestros días, ya no se acentúa, se abrevian las palabras; se mal dicen las cosas. Es como si escribir no tuviera ninguna importancia, como si fuera sólo una obligación que se lleva de mala gana por la necesidad de comunicarse.
Dicen que la epístola ha resurgido en la manera en que ahora se escriben correos electrónicos, pero ¿qué tanto podemos festejar esto si las “cadenas”, que son lo que más circulan por la red, están llenas de palabras mal escritas, de frases truncas y mal redactadas? Deberíamos recordar que revolver mayúsculas y minúsculas es una incorrección, y que el no acentuar provoca un cambio de significado.
Si es verdad que esto se ha convertido en una moda, pensemos que éstas no necesariamente deben seguirse, ya que siempre se puede elegir entre entrar o salir. No por estar a la moda hemos de vernos bien. En este caso y en muchos otros, resulta mejor darse a la fuga. Hacer ojos ciegos.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades de la UAEM.

sábado, 13 de marzo de 2010

¿Anuncio al entendido?

Shahar Reynaga J.*
Sábado, 13 de Marzo de 2010

"Los locos abren los caminos que más tarde recorren los sabios".
Carlo Dossi.

Te lo digo sin decírtelo, entiéndelo si puedes, infiérelo si tu agilidad te lo permite, escucha nada más: Es un anuncio inentendible (quizá desconocido), se escapa de la razón, de la astucia, ¿será mi juego lingüístico, acaso estoy probando tu análisis discursivo, quién pues, me creo yo?
Qué será lo que hace que llore el cielo con tal fuerza, ¿qué añora?, ¿qué ha surgido como para que la populosidad de las estrellas, encienda el cielo nocturno?
¿Acaso hemos herido la tierra a tal grado que vengará todo agravio? o ¿será que anuncia un suceso? ¿Quién ha tocado nuestra tierra para que haya tenido la resonancia del martillo, que cae con enérgica potencia?
¿Quiénes han protestado contra nosotros, hastiados de tanto abuso y por qué nos castigarán con sus aplastantes aguas?; ¿a quién hemos creído cruz por tanto tiempo, que nuestra razón erudita nos ha vuelto lentos, y ya tardos perdimos toda visión?
“Cuánto tiempo caminando en círculos sin saberlo”; ¿moriremos si nos atrevemos a despertar o tenemos miedo de hacerlo porque sabemos que es más cómodo y menos arriesgado permanecer en somnolencia?, ¿cuánto tiempo ha permanecido el velo en nuestros ojos, que éstos ya acostumbrados perdieron toda luz? ¿Cuánto se ha gastado nuestro olfato entre numerosos, atractivos y dulces engaños, que asumimos lo rancio por lo maduro y lo descompuesto por lo vivo?
¿Será que nuestro castigo es enmudecer ante un mundo lleno de palabra y asumir la falacia por la ley más honrada, o quizá observar sin entender? “Menudos castigos” para los “alfas” del mundo.
¿A quién se le dieron dos grandes alas y hacia dónde se elevó, libre, sabes a quién? ¿Podremos elevarnos también y entenderlo sin usar nuestros ojos?
Y si el sol nos quema y nos derrite con su iracundo fervor porque no vimos las señales, ¿qué pensaremos, que no hubo ningún aviso y que ignorábamos todo lo sucedido o que es injusto señor?
¿Qué preparativos se alistan y porqué reconstruir una nación que ha estado en decadencia, se levantará soberana y será encumbrada de entre todas?
¿Qué es esto que se muestra sin que nos demos cuenta, qué propósito tiene conocer con interrogantes? ¿Quién nos habla porque ha escuchado?

* Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades de la UAEM.

sábado, 6 de marzo de 2010

La espada, el fusil y la palabra

Roberto Monroy Álvarez*
bass_d_griz@hotmail.com

Sábado, 06 de marzo de 2010

Las palabras siempre han cargado un gran poder dentro de sí. Robert Burton dice “Una palabra hiere más profundamente que una espada” y no hay nada más cierto. La palabra es el instrumento divino que utilizó el Dios cristiano para crear cielo y tierra (comparado ahora con cualquier escritor que simula ser un dios, erigiendo mundos tan reales como inexistentes): crea la luz con pronunciar su nombre en medio del caos; crea el mar con sólo llamarlo, y después de la traición, inventa los primeros castigos con sus gritos inaugurales. No sólo en la religión de occidente se observa este fenómeno, recordemos a los indios quiché, autores del Popol Vuh, que también creían que los todopoderosos hicieron al hombre para que utilizara la palabra y que su poder descansara en la memoria oral. Inevitablemente me viene a la mente el poder de las palabras en nuestro actual gobierno. El presidente Calderón, por ejemplo, ya ha utilizado su omnipotencia verbal para desaparecer a la compañía Luz y Fuerza del Centro, utilizando sus grandes mandatos presidenciales; otro matiz de la palabra y su poder: la destrucción. Pese a su calidad de titán de titanes, en cuanto a las palabras, el jefe presidencial se quedó corto, pues por mucho tiempo Luz y Fuerza no se extinguió inmediatamente. Durante tantos meses una memoria más potente que la voz gubernamental se opuso a dejar ir el recuerdo de la empresa: la retuvo en los gritos de manifestantes, creando una incertidumbre existencial pues, oficialmente, nadie tapaba las calles en marchas gigantescas y nada ponía banderas rojinegras llamando a huelga general. El recuerdo de Luz y Fuerza volverá como un fantasma enojado a jalar los pies del actual gobierno, de eso estoy seguro. Pero veamos el lado positivo, tal vez el Estado aprenda de sus errores y comience a perfeccionar el poder destructivo de su voz, para apuntar a objetivos más pertinentes: el narcotráfico, la corrupción de autoridades, la ignorancia (que siempre van ligados). Por lo menos así los militares no tendrán más trabajo en las calles, y yo volveré a estar seguro con el ejército mexicano en los cuarteles, donde tanta falta hace.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM

sábado, 27 de febrero de 2010

Quisiera perderme en el mar del pensamiento

Luis Andrés Hernández Rodríguez*
Sábado, 27 de febrero de 2010

Quisiera perderme en el mar del pensamiento. Me encuentro anclado en el barco de la soledad, sin embargo, una presión muy fuerte me dice que no, que aún resisto un poco más. La gravedad de las fuerzas que me atraen son más fuertes, que poco a poco ha comenzado a desvanecer mi mente, comienza a anquilosarse, desperdiciando sentido de razón, manteniéndose por esa línea razonable que por centímetros se va perdiendo la mente. Me mantengo aún despierto, aún me persiguen esas enérgicas ansias, la claridad se ha vuelto opaca, mis pupilas enaltecidas no logran apreciar más allá, la cordura se transmutó en incoherencia, tranquilidad en impaciencia. Sólo puedo esperar a que toda esta amargura de tinieblas se siga propagando, encarnando como larvas que succionan y consumen todo el néctar, estoy cansado de seguir fingiendo, de tener el primer lugar en aparentar que no pasa nada. Sí, que nada pasa, que todo es como lo acordamos, y los dos sabemos que no es así, que las medidas puntuales que ajustaste no funcionaron, sufrieron imperfecciones causales, las cuales dañaron la intensidad de la percepción, se acomplejaron y compactaron en mis más profundas fantasías, que fueron terminando meticulosamente como feroces inquietudes. No puedo seguir con este abismo colmado de falacias, los abstractos sueños que encumbran a la irrealidad, la aceleración en decadencia que comienza a hacerse notoria, incógnitas alucinaciones, que con mayor violencia me alejan del entorno a las que estoy sujetado a infinidad de rarezas que se tornan enmarañadas e impenetrables. El reloj de arena marca el final de aquella esperada partida, esta enigmática agonía carcome la energía de seguir viviendo, los latidos del corazón comienzan a acelerar apresuradamente, contorsiones mentales manifiestan la cercanía de un final que se avecina brutalmente, las sombras comienzan a perseguirme para terminar perdido en el interminable abismo del pensamiento, anclado hacía ti.

*Estudiante de Historia de la Facultad de Humanidades UAEM

sábado, 20 de febrero de 2010

Si es que alguien me pregunta

Hugo G. Navarro
Sábado, 20 de febrero de 2010

"No ha parado de llover y tengo helado el cuerpo, sólo busco tu beso. Los párpados pasean, estoy agotada de sentir frío, de estar sola donde los recuerdos no cesan, entran, salen y vuelven a mi cabeza. Aún no entiendo, ¿qué fue lo que pasó?, me besaste o rozaste mis labios únicamente para sentirlos… pienso en tu caricia noble y fugaz que deseo otra vez, realmente quisiera verte a los ojos, tocarte para hacerte imaginado, llevarte lejos y quedarnos solos, sin nada porque nada necesitamos, si me besas te prometo cariño, descúbreme y sígueme, yo te mostraré caminos y sendas que nadie ha visto, basta con tomar de mi mano y cerrar los ojos para transportarte a mi mundo, pero si te apartas de mí, yo también lo haré, si me sigues, te seguiré también sin importar a dónde’. Eso fue lo que pensé decirle en aquel momento pero me quedé callada, pasmada por el momento y no reaccioné hasta la mañana siguiente. No podía decírselo porque no era yo, era un reflejo de mi inconsciencia que no sabía qué hacer, no pensaba lógicamente, estaba en un sueño, en un sueño profundo y tan corto que al despertarme, respiré y sonreí, nada era real, si es que alguien me pregunta”. De los temas de amor que Ángeles Muro se proponía escribir puedo opinar poco, nunca quiso publicar y me pregunto por qué la literatura que le apasionaba, a la vez le hacía rechazar a la gente, al lector. No hacía otra cosa más que escribir cuentos, quizá es mi idea de que se escribe literatura para que algún otro la lea, para que la conozca o sólo para que se instaure en el guión de la historia, pero ella que aprovechaba casi todo su tiempo en escribir nunca quiso mostrar sus textos, yo sólo pude leerlos cuando los tomé sin permiso y sin que ella supiera, me parecía vasta y rica su producción, le auguré buen destino pero tal vez mi criterio es muy pobre y a ella no le interesaba nada más que la literatura en sí, literatura que existiera y nada más, me crea algún conflicto pensar eso, casi estoy seguro de que serían bien recibidos sus libros (si existieran como tales) pero ella estaba convencida, lo hizo durante mucho tiempo, escribir y escribir más, desarrolló una técnica y le sobraba sensibilidad, pero quizá la literatura de Ángeles Muro es pura especulación, incluso ella misma, si es que alguien me pregunta.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM

jueves, 18 de febrero de 2010

Centenario, bicentenario y mexicanidad

Citlali Rossalí Salazar García

Sábado, 13 de Febrero de 2010

Es 2010, otro año que ha llegado, el cual se torna importante para los mexicanos. Nos lleva a recordar hazañas como la Independencia en 1810 y la Revolución Mexicana, cien años más tarde, en 1910. Debido a las fechas, algunos historiadores y sociólogos piensan que la historia volverá a repetirse como un círculo vicioso; que será otro año conflictivo o de guerra como ocurriera en el pasado, pero los tiempos van cambiando y las situaciones no parecen irse a la lucha armada; más bien tienden hacia una reorganización de los pueblos y trabajadores que han visto atropellados sus derechos, y que se han manifestado activamente en los últimos años.

Dentro de este contexto, también podemos ver que luego de tanta lucha a través de la historia, a veces olvidamos la base real e identidad de lo que significó y para algunos, (los más viejos o los más sabios) aún significa el ser mexicanos, algo a lo que se le ha llamado mexicanidad. El concepto se remonta muchos siglos atrás, aproximadamente desde el año 1519, cuando llegaron los españoles o invasores a Anáhuac, y obligaron a cambiar la cultura mexica o tolteca en todos los sentidos: desde el mestizaje cultural, la cuenta del tiempo, la gastronomía, hasta la forma en que se concebía a la realidad o cosmopercepción, y mucho del espíritu guerrero que no se ha perdido por completo, que sigue arraigado en las personas de las comunidades tradicionales, que respetan la naturaleza, siembran maíz y que ven a la tierra como la gran madre dadora de vida.(*)

En este 2010 surgen grandes procesos por recordar, por ello, es necesario acercarnos a la realidad histórica, y a que los jóvenes conozcan su verdadero pasado. Los Toltecas del Quinto Sol así cumplieron su responsabilidad histórica: descubrieron y asumieron su identidad esencial (mexica), nos legaron su introspección colectiva para darnos a conocer las raíces autenticas de lo que significa ser mexicanos, de que somos el centro del universo en el inicio del tiempo, somos responsables de resultados positivos en esta Historia, y que lo único que no cambia son las leyes que rigen los cambios.

(*) Agradecemos la información que fue proporcionada por María Isabel Quevedo Plascencia, profesora investigadora de la Universidad Náhuatl de Ocotepec.

*Estudiante de la Facultad de Humanidades de la UAEM

jueves, 11 de febrero de 2010

Filosofía para la vida

Jorge Alberto Ornelas Lizardi*

Sábado, 06 de Febrero de 2010

Una de las acusaciones, de las múltiples que se le han hecho a la Filosofía, es su falta de aplicación práctica. Esta falsa impresión se debe a dos factores interrelacionados: falta de difusión y/o desconocimiento de la Filosofía.

Filósofos prácticos: Sócrates: “Sólo hay un bien, que es la sabiduría, y sólo un mal, que es la ignorancia”; Diógenes de Sionope: “Probablemente los asnos se rían de ti, pero no te importa. Así, a mi no me importa que los demás se rían de mi”; Aristóteles: “Nos volvemos justos haciendo acciones justas, moderados actuando moderadamente, valientes haciendo actos valientes”. “Es lo mismo tener los ojos sin abrirlos jamás –decía Descartes– que vivir sin Filosofía”

Epicteto, filósofo estoico es rica veta de filosofía práctica. Eje de su filosofía es la frase: “No son las cosas las que atormentan a los hombres, sino las opiniones que se tienen de ellas.”

Para examinar la verdad de nuestras opiniones es necesaria la filosofía, pues con frecuencia damos por ciertas ideas que no lo son. Epicteto nos recuerda verdades, que de tan evidentes, hemos olvidado, como que sólo nuestros actos dependen de nosotros, todo lo demás no. Por lo tanto cuando hacemos depender nuestro bienestar de lo exterior, acciones de otras personas, situaciones del mundo, nos hacemos dependientes, y posiblemente infelices.

Con relación a la muerte, nos invita a tener siempre presente que somos mortales y que también lo son las personas más queridas por nosotros. Esto podría parecer pesimista, pero la invitación de Epicteto es a disfrutar su presencia en vida y a estar preparados para que su muerte, o la nuestra, no nos tomen por sorpresa.

También nos invita a visualizar nuestros emprendimientos de manera integral y realista, “Si vas a bañarte, represéntate lo que ordinariamente pasa en las piscinas públicas, que allí se tira al agua, que allí empujan, que allí se dicen injurias, que allí se roba”.

El Manual de Epicteto termina diciendo: “La primera y más importante parte de la filosofía es la que trata de la práctica de los preceptos”.

Quien quiera filosofía práctica puede empezar leyendo a Epicteto.

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM

lunes, 1 de febrero de 2010

El libro rosa de los vampiros

Ana Martínez Casas*

http://lunaencajada.blogspot.com/

Sábado, 30 de enero de 2010


Desde el boom de Crepúsculo vemos atestadas las librerías con títulos como Vampyr, Yo, vampiro y Medianoche, pero, ¿cómo saber cuál leer? Les recomendaré Marcada, un muy buen intento de innovación en la literatura contemporánea de vampiros. Escrito por P. C. y Kristin Cast, es el primer libro de la serie La casa de la noche que hasta ahora consta de seis tomos.


En esta obra nos introduce a Zoey, una adolescente que es marcada con el contorno de una media luna color zafiro en la frente, lo cual significa que será sometida al cambio para convertirse en vampiro y deberá asistir a la escuela La casa de la noche. Una vez ahí, se da cuenta de que todos los alumnos tienen el mismo contorno azulado que ella pero, atravesado el cambio, la luna se les rellena y aparecen tatuajes en su rostro. Los que lo rechazan, mueren violentamente en una serie de convulsiones sangrientas.


Me parece que si bien la trama es una mezcla de la magia y la profecía de Harry Potter (Zoey puede controlar los elementos y es la elegida de Nyx –diosa de la noche de los vampiros-) y lo romántico de Crepúsculo, Marcada sobresale por lo original de la transformación vampírica y porque logra desprenderse del lugar común al humanizar a los vampiros y describir su condición como un padecimiento natural en lugar de una maldición, lo cual es un cambio de tono muy agradable a diferencia de las lamentaciones de Edward o de Louis.


A pesar de que Zoey termina con su novio humano porque es marcada, Heath la visita y Zoey, sin poder controlarse, bebe su sangre (un acto sumamente sexual entre un humano y un vampiro) y se crea un vínculo casi inquebrantable entre ellos. Pero Zoey se enamora de Erick Night, el chico más guapo y popular, y cree que él también siente algo por ella. Afrodita, ex novia de Erick, odia a Zoey e intentará hacerle la vida imposible.


Le llamo “el libro rosa de los vampiros” porque está dirigido principalmente a las adolescentes y bien se podría tachar de “literatura fácil”: el lenguaje que utilizan las escritoras es muy digerible y el fondo, telenovelesco. Y es verdad, Marcada peca de comercial, pero su ingeniosa historia hace de él una buena y entretenida lectura.


*Estudiante de la Facultad de Humanidades de la UAEM

lunes, 25 de enero de 2010

De madrugada en la 13

Davo Valdés de la Campa*

Sábado, 23 de enero de 2010


Adormilado llego a Tejalpa, la avenida está todavía en sombras, en esta parte del mundo amanece. Le hago la parada a la ruta 13, voy rumbo a la avenida Universidad. La oscuridad no es total pero sí cubre con su manto la mayor parte de las sustancias materiales. Los rostros de la gente son manchas negras que miran el suelo, son siluetas difusas. Subo al camión, me instalo en la parte trasera junto a una ventana.


El sol ilumina débilmente desde algún lugar dentro de la Tierra, escondido tras el volcán. El cielo, que hoy amaneció estrellado, se tiñe de azul. Un azul oscuro que posado sobre las cosas las embellece, las convierte en poemas cotidianos. Se empiezan a apagar los astros, parpadean y se mueren.La avenida crece y se extiende frente al camión. Veo las luces de los faros que parecen infinitos, lacrimosos iluminan las banquetas sucias, veo los faros de los automóviles sangrar cada vez que frenan.


Las luces del semáforo cambiar y dictar el paso de los transeúntes, miro los anuncios perpetuos de los bancos, de los supermercados, de los restaurantes de comida rápida, siempre prendidos, siempre reproduciéndose. El azul del cielo se esclarece, los rostros de la gente se comienzan a vislumbrar, ojos cansados, gestos de dolor. Las calles semivacías murmuran en silencio y me estremezco. Los árboles y las palmeras parecen sombras dibujadas en el horizonte.


El frío se cuela por la ventana de la ruta, el viento se lleva las hojas de las jacarandas, las bolsas vacías de frituras, el sombrero del campesino que va en busca de trabajo a la Capital. Entre parpadeos de somnolencia las estrellas ya han desparecido y en su lugar comienzan a transitar aves por el cielo. Se escuchan los bostezos de las personas que comienzan a subir en La Luna, en los ficus los pájaros gritan anunciando la llegada del sol quien ya extiende sus brazos iluminando la ciudad. Las cosas comienzan a tornarse a su verdadera imagen, con sus colores vivos.


La madrugada se apaga y se lleva esa luz, ese azul cobalto que posado sobre los objetos los transforma en nostalgia. También se apagan los focos de los faros. La ruta 13 se empieza a llenar, muchos van rumbo a la Universidad, no todos a estudiar, no todos a enseñar. Miro por última vez las sombras que van huyendo en el horizonte, se posan durante un suspiro por los montes y se alejan volando hasta la otra parte del mundo.

* Estudiante de la Facultad de Humanidades de la UAEM.