sábado, 28 de marzo de 2015

La nulidad de las estructuras diferenciadoras en Orlando de Virginia Woolf

Maricarmen Salazar

Virginia Woolf escribió Orlando  en 1928 y la tradujo Jorge Luis Borges en 1937. Esta mancuerna hizo de esta novela, por un lado, “una obra capital para la literatura latinoamericana” (Rodríguez: 14). Por el otro, una aportación al feminismo. Leah Leone manifiesta que “Borges hace una traducción que reorienta el texto hacia lo masculino, aunque por omisión y no por un acto subversivo” (232). Es decir, Borges se focalizó en el aspecto ficcional de la obra dejando de lado las críticas patriarcales. Esto le dio una riqueza particular a esta novela, pues contiene elementos literarios de gran valor como el uso del tiempo narrativo, de las múltiples perspectivas del yo y de los aspectos ficcionales; al mismo tiempo que plantea cuestionamientos al tratamiento que se les da a las mujeres en la literatura, a las escritoras dentro de ella y cuestiona la representación del género sexual por medio de su particular personaje.
Orlando nace como varón, pero en sus más de cuatrocientos años de vida, experimenta una metamorfosis hasta convertirse en mujer. Después de una serie de peripecias amorosas y poéticas cae en un estado de inconsciencia y despierta siendo una mujer que padece las cuestiones de la moral, la decencia y el pudor. Tiene una terrible confusión y reflexiona sobre lo absurdo de la condición de la mujer: la incomodidad de la ropa, su actitud inocente por no decir tonta, la incapacidad de exteriorizar y la imposibilidad de responsabilizarse de los propios actos. Reflexiona también, sobre su conducta cuando era varón y se da cuenta de lo injusto y egoísta que había sido. Mientras está asimilando esto, Orlando se ve obligada a casarse para ser tomada por decente para conservar sus propiedades, pues esto solo se podía si estaban casadas. Orlando conoce a Shelmerdine y sienten una gran empatía, se casan rápidamente pero él vuelve al mar, pues éste es su pasión, pero cuando el viento se calma visita a Orlando que tiene la libertad para escribir.
Entonces, por un lado la dualidad que representa Orlando muestra que no es el cuerpo ni el género lo que nos determina como seres humanos y que no hay estructuras diferenciadoras entre hombres y mujeres. Y, por el otro, la traducción de Borges enfatizó la estructura fantástica de la novela y le dio un impacto positivo. Estas perspectivas hacen de Orlando una novela vigente que ofrece una gran variedad de lecturas.

* Estudiante de Letras Hispánicas de la UAEM


sábado, 14 de marzo de 2015

Testigo

Irais Osiris Leira Castillo*

Lo vi. La puerta se abrió de golpe y entró el ejecutor jalando de una soga a la víctima, mientras su cómplice lo empujaba y lo vareaba para que no se detuviera. Con cada tirón y cada azote, el inmolado jadeaba tortuosamente, pero el cómplice y el ejecutor parecían no inmutarse ante el horroroso sonido. Lo niños jugaban en donde sería el paso de la procesión. Al escuchar el chillido abrieron camino. Dejaron de ser niños para mutarse en  cómplices. Tomaron unas varas y entraron al ritual de los azotes hasta llegar a aquel cuarto sucio y mal oliente; cuando terminaron su tarea volvieron a ser niños, pero en sus rostros había risas maliciosas e indiferentes a lo que sucedería en aquel cuarto. Continuaron el juego.  El inmolado sabe lo que ocurrirá, su desesperación le da fuerza y consigue zafarse de sus ejecutores. Trata de correr hacia algún lugar cuando un golpe en la cabeza lo ha hecho titubear, trata de percibir de dónde vino y logra ver a uno de los niños con un tubo en la mano. El ejecutor se congratula de la victoria del pequeño aprendiz de verdugo y lo invita a someter nuevamente a la víctima, que cansado y resignado a su destino deja de luchar. El cómplice ata al sujeto de cabeza y lo cuelga de una viga vieja. Su escena ahora invertida alcanza a ver al ejecutor afilando un machete. El cómplice se hace a un lado y le cede el lugar a su maestro mientras permanece en una esquina para observar la masacre. El ejecutor sujeta el rostro de la víctima quien lo mira a los ojos invocando clemencia, pero su chillido suplicante se torna más fuerte cuando siente su cuello desgarrar. El dolor es agonizante y sabe que su muerte será lenta. No pierde de vista a los ojos de su ejecutor. Continua su esperanza de que le será perdonada la vida, pero la frialdad del asesino hace más agonizante el momento al prolongar lo que le queda de vida cuando invita al cómplice a continuar la tarea. El que ahora es su verdugo titubea al sujetar el instrumento y hace más dolorosa la acción. El ejecutor interviene y le muestra que debe sujetar firmemente el machete, y da el último corte. La víctima ha dejado de chillar pero su corazón sigue latiendo escasamente. Los ejecutores bajan el casi cadáver, parece que  han terminado porque el cerdo ha dejado de moverse, pero la tarea persiste;  deben vaciar el cuerpo. Los niños continúan jugando, un rio púrpura sale del cuarto y ellos chacotean en él. Brincan y ríen.


* Estudiante de Letras Hispánicas de la Facultad de Humanidades

sábado, 7 de marzo de 2015

#3de3

Claudia Cruz*

El 7 de junio de 2015 habrá elecciones, y solo con saber los nombres de los precandidatos, podemos advertir que el proceso pinta muy aburrido, pues no hay nada interesante; sin embargo, debemos de ser atentos y tomar decisiones electorales.
Los problemas de corrupción y conflictos de interés han salido a la luz con mayor frecuencia, lo que nos indica el modus operandi de la política mexicana. Es por esta razón que el ciudadano desconfía del político. Definitivamente esto debe cambiar, debemos de ser más exigentes con la clase política. La vía para cambiar es por medio de la legitimidad y la transparencia.
Sobre este tema surge la campaña #3de3 que encabeza Transparencia Mexicana. Esta iniciativa invita a los candidatos ser transparentes, con el objetivo de que los ciudadanos tengamos más información sobre la identidad de  los candidatos. Esta campaña consiste en que los que quieran ser representantes populares hagan públicos tres aspectos:
En primer lugar una declaración patrimonial; en segundo una declaración de impuestos: por justicia fiscal los ciudadanos debemos tener la certeza de que los candidatos  han contribuido en la construcción del presupuesto público. Es importante subrayar que divulgar la declaración de impuestos no viola la intimidad de los datos personales, por ello en la declaración de los impuestos únicamente se debe publicar el acuse de recibo del pago, en la cual no incluye datos personales ni montos. Por último, se les pide una declaración de conflictos de interés. El conflicto de interés refiere a los actos frecuentes y dañinos de trastocar en la política, pues se teje el mecanismo clientelar, lo que da como resultado que los políticos dejen de servir a los ciudadanos y terminen beneficiando a sus empresas o a las que alguna vez les hizo un favor. Por ello, la campaña propone que los candidatos deben de declarar: Si participan o participaron en algún consejo de administración, así como la de su familia en primer y segundo grado; y si tienen acciones en empresas o en la bolsa. Si el candidato o político tiene conflictos de intereses no impide que ejerza un cargo público, sino que se abstenga a actuar en políticas públicas o legislaciones para garantizar la imparcialidad.
Ejemplo: José Borbolla, empresario arribista que creó una A.C para posar en las colonias más necesitadas solo para buscar la candidatura de la alcaldía de Cuernavaca, algunos de sus conflictos de interés: su estrecha relación con la familia Estada Cajigal; su  relación con el Grupo Braca a través de su esposa Elena Trawitz; y su cuñado José Trawitz, actual subsecretario de Turismo en Morelos.

* Estudiante de la Licenciatura de Historia, Facultad de Humanidades, UAEM.

@HClaudiacruz

sábado, 28 de febrero de 2015

Sólo quería la galleta

Patricia Romero Ramírez*

La mini-ficción, como Citlali Ferrer lo explica, es pasar por un embudo una gran idea y recoger solamente lo que salga del conducto delgado. Es aquello brevísimo que sin extender de una cuartilla contenga como mínimo dos personajes, una situación dramática y una profundidad.
Augusto Monterroso, escritor Guatemalteco y maestro de la mini-ficción escribió: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí" que es conocido como el relato más breve de la literatura universal, y sobre el cual se han escrito innumerables análisis y textos.
La figura del dinosaurio remite a un animal extinguido e imposible. Un monstruo. Pero un monstruo asiduo y cotidiano a fuerza de ser convocado y modelado en sueños, de ser utilizado como metáfora en diversas esferas. No obstante, el dinosaurio puede ser también solo la figura fantástica e inocente recreada en los textos de ficción. A continuación yo presento a mi dinosaurio, inocente, cálido, lejos de ser monstruoso o político, porque también necesitamos un poco de esto en la actualidad, un pequeño refugio fantástico que nos salve de del derrumbe mundial.

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El trasero lo tenía ya entumecido, dos horas sentado en aquel árbol no eran para menos, comenzó entonces a idear una estrategia. Pensaba que si aquel grandulón se quedaba dormido, quizá podría bajar en silencio y huir de puntillas. El problema era dormirlo, ¿cómo se hace eso con un dinosaurio? La pregunta daba vueltas en su cabeza y no conseguía la respuesta.
Mientras tanto, el tiranosaurio se paseaba de un lado para otro; esperaba que el hombre decidiera bajar y le regalara una de esas galletas que llevaba en su bolsillo, ¡qué egoísta!, decía el dinosaurio, sólo quiero una galleta, no el paquete completo.
Después de un rato el hombre recordó que su madre le cantaba cuando era niño para que se durmiera, buscó en su repertorio la melodía más dulce y comenzó a entonarla. Al escuchar la primera tonada, el dinosaurio paró la oreja y prestó atención. Al contrario de lo que el sujeto pensaba, en lugar de dormir comenzó a pegar unos gruñidos impresionantes, pues la voz tan desafinada le lastimaba, lo miraba extrañado y pensaba para sí: ¡habrase visto personaje más tonto, qué aullidos! El individuo se sentía dando concierto, entonaba una y otra vez las notas de “a la rorro niño”.
No pasó mucho tiempo para que el dinosaurio desistiera y decidiera marcharse mientras a gruñidos decía: pobres de las bestias que comen humanos, qué horror y tormento debe ser escuchar cantar diario a tu comida.

*Estudiante de Letras Hispánicas de la Facultad de Humanidades, UAEM.

andro0717@gmail.com

sábado, 21 de febrero de 2015

EL GATO

Carla Martínez*

No habían revisado la cisterna de mi casa por lo menos en seis meses y cuando se detectó la fuga fue cuando nos enteramos. Saber que me había bañado por meses con agua con eses de gato me ponía la piel chinita. Durante un tiempo no pude dormir bien, estaba ansioso, escuchar maullidos en la calle me ponía a temblar y me arrancaba mechones de cabello. La gente comenzó a preguntarme por qué me desvelaba tanto. Poco a poco empecé a tener la sensación de tener pelos en mi cuerpo, el mal dormir se convirtió en insomnio. Mi día se volvió un martirio. La gente se alejaba en los camiones, en el trabajo se portaban amables pero algo había cambiado, pensé que me habían descubierto. El olor a eses de gato estaba en mi nariz a cada instante, me rociaba perfumes para que desapareciera. Me bañaba tres veces al día. Después de dos meses me mudé de casa. Los compañeros del trabajo se fueron distanciando poco a poco, mi jefe me dijo que me adelantaría las vacaciones. Durante éstas mejoré: ya no me limpiaba a cada rato, el olor de mi nariz comenzó a desaparecer, lo único que permanecía era que ver gatos o escucharlos me ponía nervioso. Mi semana de vacaciones terminó. Volví a casa. En mi trabajo comencé a ser el de antes.
Una mañana, iba rumbo a la casa de mi hermana, era mi trigésimo segundo cumpleaños y lo celebraríamos en su casa. Al llegar encontré a toda mi familia y algunos amigos. Estaba muy contento. Habían preparado mi comida preferida, fue una estupenda reunión. La hora de los regalos llegó, me dieron corbatas, libros, tazas grabadas con frases de mi poeta preferido, recopilaciones de músicos de rock, una agenda y en una caja mi sobrino me regaló lo impensable: un gato gris de ojos amarillos. La fiesta concluyó y mi hermana me dijo que después de tantas copas me quedara en su casa por esa noche. Mi sobrino insistió en que durmiera en su habitación juntos, nos llevábamos muy bien. Me solicitó que el gato se dormiría en el cuarto. Acepté creyendo que lo había superado. Era media noche y yo no podía dormir, como a la una de la mañana el sueño y las copas me cerraron los ojos. No obstante, como a las cuatro una mirada intensa estaba fija sobre mí. No lo soporté más, le clavé las uñas en esa mirada y se los saqué. Cuando reaccioné no era un maullido lo que escuchaba, era el grito de horror de mi hermana al ver a su hijo ensangrentado mientras el gato dormía en su caja de cartón.

*Estudiante de Antropología Social de la UAEM

Carlamartigon@gmail.com

sábado, 14 de febrero de 2015

Carta de un Shinigami

Rodrigo Alexander Uribe Cevallos*

No, en este momento ya no me aterra la muerte, lo que me causa temor es lo que ocurrió antes de eso. La muerte llega hasta el último segundo, y ni siquiera en ese momento se encuentra presente. De ella nunca tendrás conciencia, sólo una proyección creada por la memoria de una forma del cambio de la materia, a la que comúnmente denominan “muerte”. Y ante esa expectativa propia, se angustian. Se saben finitos, pertenecientes a lo físico, pero tienen esperanza en trascender al alimento de gusanos que daría un poco de dignidad a su existencia sintética. Pero, si es cierto que “la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma” ¿por qué crees que el espíritu habría de ser diferente? El cuerpo putrefacto regresa a la materia y su existencia dejó huellas en la memoria de los que aún están presentes. Pero nosotros ya no estamos, ya no somos; y, si algo somos, sólo podríamos ser ausencia. Porque fuimos, en nuestra presencia, el mágico encuentro de un trozo de materia con esporas de la nada. Y el terror pertenece a ese momento mágico; ahí reside la angustia, en la posibilidad del dolor y el sufrimiento. Y es cierto, a ese momento mágico también pertenecen el placer y el amor,  pero tú entiendes mejor sobre esas cosas que yo. Lamentablemente, no puedo contestarte esa pregunta. Soy un Dios de la Muerte, y la muerte no está dentro de la vida, sino que la envuelve, la asecha, la atraviesa y la absorbe. Por eso estamos aquí, para recolectar memorias. Tus recuerdos son lo que eres; el momento que vives, este tiempo presente que experimentas, está compuesto por ellos. Poder recordar es vivir, y vivir es la posibilidad de producir más recuerdos.  Pero nosotros no podemos hacerlo, por lo cual, anotaré tu nombre en mi libreta después de que me cuentes el último. Es algo inevitable. Todos llevamos nuestro nombre en la frente, y ustedes, además,  una fecha. Esta última puede cambiar, pero tiene severas consecuencias hacerlo, incluso para nosotros. Pero desde hace tiempo esto ocurre con frecuencia debido al mundo que han creado. Sin embargo, me asombró ver que anotaste tu nombre en el pedazo de hoja que te envié para que me pudieras creer. Te dije que un trozo sólo causaría un leve accidente, como una caída en bici, pero ya sabrás que jugaba. Esa fiebre pudo dejarte en coma. Sé que no entiendes nuestro humor, y te molesta, pero lo único que tenemos es eso y el gusto por las manzanas. Por último, espero no dejes de regalarme algunas, sólo así puedo comerlas y sentir su sabor.

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM.