viernes, 15 de noviembre de 2013

La ecuación posmoderna entre arte-tecnología

Óscar Prado*
Sábado, 5 de octubre de 2013
Para Zuleyka

Dentro del ámbito de los creadores plásticos contemporáneos he escuchado un sinfín de desacuerdos en cuanto a cuáles son los medios adecuados para construir, concebir y difundir su trabajo. Los más apegados a la tradición, en tono de denuncia expresan que muchos de los artistas actuales están dejando de usar el caballete, los óleos, los aceites, los aguarrases y que están generando su producción a partir del uso de las nuevas tecnologías digitales, fotografía, multimedia, redes informáticas y sociales entre otras, contribuyendo de esta forma a que las prácticas más antiguas tomadas como un tesoro invaluable se vayan diluyendo en la vibrante cotidianidad contemporánea.
Personalmente considero que los artistas de todas las épocas han echado mano de los propios instrumentos tecnológicos que su medio les otorgó en sus respectivos tiempos y lugares. Desde el mismo hombre prehistórico en las muestras de su pintura rupestre, hasta los grandes pintores del renacimiento, el barroco, sin dejar de mencionar a los artistas de los siglos XIX y XX que hicieron gala de un despliegue vasto y siempre muy creativo de usos de las tecnologías tenidas al alcance de su andar. Los llamados ismos, así como el pop de épocas más modernas no fueron la excepción y divulgaron su arte a través de formas y contenidos que propiciaron una nueva manera de ver lo ya realizado en tiempos anteriores atendiendo y reflejando su propio tiempo. Incluso con Duchamp podemos observar la construcción de toda una crítica severa tanto a través de su retórica lingüística, como en la construcción de su obra basada en una forma subversiva de exhibición museística. Parecería ser una especia de ecuación o mancuerna inexorable: tecnología/arte. Dicho de una manera más clara creo que los propios artistas plásticos y visuales de la actualidad debemos atender a nuestro tiempo, es decir no descuidar la amplia gama de instrumentos, técnicas y tecnologías existentes para crear nuestro acervo. Asimismo no creo que debamos de caer en “purismos” tratando de descalificar las nuevas formas de hacer arte. Creo que el arte más que ser un sistema de comunicación específico con códigos y mensajes muy claros como el lenguaje, puede ser mejor entendido como un símbolo o una estructura perceptual armada a base de éstos. Como todo símbolo es polisémico, es decir está sujeto una diversidad de interpretaciones. Por supuesto que una de estas interpretaciones es la del creador, pero no la única. Todo espectador puede desencadenar una serie de sentidos de la obra, pues su propio andar está anclado a formas estéticas, cromáticas, sinestesias y por supuesto culturales que lo predisponen a crear su propia ficción cuando contempla una obra plástica o visual.

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM.
huapangomurga@hotmail.com

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