sábado, 27 de febrero de 2010

Quisiera perderme en el mar del pensamiento

Luis Andrés Hernández Rodríguez*
Sábado, 27 de febrero de 2010

Quisiera perderme en el mar del pensamiento. Me encuentro anclado en el barco de la soledad, sin embargo, una presión muy fuerte me dice que no, que aún resisto un poco más. La gravedad de las fuerzas que me atraen son más fuertes, que poco a poco ha comenzado a desvanecer mi mente, comienza a anquilosarse, desperdiciando sentido de razón, manteniéndose por esa línea razonable que por centímetros se va perdiendo la mente. Me mantengo aún despierto, aún me persiguen esas enérgicas ansias, la claridad se ha vuelto opaca, mis pupilas enaltecidas no logran apreciar más allá, la cordura se transmutó en incoherencia, tranquilidad en impaciencia. Sólo puedo esperar a que toda esta amargura de tinieblas se siga propagando, encarnando como larvas que succionan y consumen todo el néctar, estoy cansado de seguir fingiendo, de tener el primer lugar en aparentar que no pasa nada. Sí, que nada pasa, que todo es como lo acordamos, y los dos sabemos que no es así, que las medidas puntuales que ajustaste no funcionaron, sufrieron imperfecciones causales, las cuales dañaron la intensidad de la percepción, se acomplejaron y compactaron en mis más profundas fantasías, que fueron terminando meticulosamente como feroces inquietudes. No puedo seguir con este abismo colmado de falacias, los abstractos sueños que encumbran a la irrealidad, la aceleración en decadencia que comienza a hacerse notoria, incógnitas alucinaciones, que con mayor violencia me alejan del entorno a las que estoy sujetado a infinidad de rarezas que se tornan enmarañadas e impenetrables. El reloj de arena marca el final de aquella esperada partida, esta enigmática agonía carcome la energía de seguir viviendo, los latidos del corazón comienzan a acelerar apresuradamente, contorsiones mentales manifiestan la cercanía de un final que se avecina brutalmente, las sombras comienzan a perseguirme para terminar perdido en el interminable abismo del pensamiento, anclado hacía ti.

*Estudiante de Historia de la Facultad de Humanidades UAEM

sábado, 20 de febrero de 2010

Si es que alguien me pregunta

Hugo G. Navarro
Sábado, 20 de febrero de 2010

"No ha parado de llover y tengo helado el cuerpo, sólo busco tu beso. Los párpados pasean, estoy agotada de sentir frío, de estar sola donde los recuerdos no cesan, entran, salen y vuelven a mi cabeza. Aún no entiendo, ¿qué fue lo que pasó?, me besaste o rozaste mis labios únicamente para sentirlos… pienso en tu caricia noble y fugaz que deseo otra vez, realmente quisiera verte a los ojos, tocarte para hacerte imaginado, llevarte lejos y quedarnos solos, sin nada porque nada necesitamos, si me besas te prometo cariño, descúbreme y sígueme, yo te mostraré caminos y sendas que nadie ha visto, basta con tomar de mi mano y cerrar los ojos para transportarte a mi mundo, pero si te apartas de mí, yo también lo haré, si me sigues, te seguiré también sin importar a dónde’. Eso fue lo que pensé decirle en aquel momento pero me quedé callada, pasmada por el momento y no reaccioné hasta la mañana siguiente. No podía decírselo porque no era yo, era un reflejo de mi inconsciencia que no sabía qué hacer, no pensaba lógicamente, estaba en un sueño, en un sueño profundo y tan corto que al despertarme, respiré y sonreí, nada era real, si es que alguien me pregunta”. De los temas de amor que Ángeles Muro se proponía escribir puedo opinar poco, nunca quiso publicar y me pregunto por qué la literatura que le apasionaba, a la vez le hacía rechazar a la gente, al lector. No hacía otra cosa más que escribir cuentos, quizá es mi idea de que se escribe literatura para que algún otro la lea, para que la conozca o sólo para que se instaure en el guión de la historia, pero ella que aprovechaba casi todo su tiempo en escribir nunca quiso mostrar sus textos, yo sólo pude leerlos cuando los tomé sin permiso y sin que ella supiera, me parecía vasta y rica su producción, le auguré buen destino pero tal vez mi criterio es muy pobre y a ella no le interesaba nada más que la literatura en sí, literatura que existiera y nada más, me crea algún conflicto pensar eso, casi estoy seguro de que serían bien recibidos sus libros (si existieran como tales) pero ella estaba convencida, lo hizo durante mucho tiempo, escribir y escribir más, desarrolló una técnica y le sobraba sensibilidad, pero quizá la literatura de Ángeles Muro es pura especulación, incluso ella misma, si es que alguien me pregunta.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM

jueves, 18 de febrero de 2010

Centenario, bicentenario y mexicanidad

Citlali Rossalí Salazar García

Sábado, 13 de Febrero de 2010

Es 2010, otro año que ha llegado, el cual se torna importante para los mexicanos. Nos lleva a recordar hazañas como la Independencia en 1810 y la Revolución Mexicana, cien años más tarde, en 1910. Debido a las fechas, algunos historiadores y sociólogos piensan que la historia volverá a repetirse como un círculo vicioso; que será otro año conflictivo o de guerra como ocurriera en el pasado, pero los tiempos van cambiando y las situaciones no parecen irse a la lucha armada; más bien tienden hacia una reorganización de los pueblos y trabajadores que han visto atropellados sus derechos, y que se han manifestado activamente en los últimos años.

Dentro de este contexto, también podemos ver que luego de tanta lucha a través de la historia, a veces olvidamos la base real e identidad de lo que significó y para algunos, (los más viejos o los más sabios) aún significa el ser mexicanos, algo a lo que se le ha llamado mexicanidad. El concepto se remonta muchos siglos atrás, aproximadamente desde el año 1519, cuando llegaron los españoles o invasores a Anáhuac, y obligaron a cambiar la cultura mexica o tolteca en todos los sentidos: desde el mestizaje cultural, la cuenta del tiempo, la gastronomía, hasta la forma en que se concebía a la realidad o cosmopercepción, y mucho del espíritu guerrero que no se ha perdido por completo, que sigue arraigado en las personas de las comunidades tradicionales, que respetan la naturaleza, siembran maíz y que ven a la tierra como la gran madre dadora de vida.(*)

En este 2010 surgen grandes procesos por recordar, por ello, es necesario acercarnos a la realidad histórica, y a que los jóvenes conozcan su verdadero pasado. Los Toltecas del Quinto Sol así cumplieron su responsabilidad histórica: descubrieron y asumieron su identidad esencial (mexica), nos legaron su introspección colectiva para darnos a conocer las raíces autenticas de lo que significa ser mexicanos, de que somos el centro del universo en el inicio del tiempo, somos responsables de resultados positivos en esta Historia, y que lo único que no cambia son las leyes que rigen los cambios.

(*) Agradecemos la información que fue proporcionada por María Isabel Quevedo Plascencia, profesora investigadora de la Universidad Náhuatl de Ocotepec.

*Estudiante de la Facultad de Humanidades de la UAEM

jueves, 11 de febrero de 2010

Filosofía para la vida

Jorge Alberto Ornelas Lizardi*

Sábado, 06 de Febrero de 2010

Una de las acusaciones, de las múltiples que se le han hecho a la Filosofía, es su falta de aplicación práctica. Esta falsa impresión se debe a dos factores interrelacionados: falta de difusión y/o desconocimiento de la Filosofía.

Filósofos prácticos: Sócrates: “Sólo hay un bien, que es la sabiduría, y sólo un mal, que es la ignorancia”; Diógenes de Sionope: “Probablemente los asnos se rían de ti, pero no te importa. Así, a mi no me importa que los demás se rían de mi”; Aristóteles: “Nos volvemos justos haciendo acciones justas, moderados actuando moderadamente, valientes haciendo actos valientes”. “Es lo mismo tener los ojos sin abrirlos jamás –decía Descartes– que vivir sin Filosofía”

Epicteto, filósofo estoico es rica veta de filosofía práctica. Eje de su filosofía es la frase: “No son las cosas las que atormentan a los hombres, sino las opiniones que se tienen de ellas.”

Para examinar la verdad de nuestras opiniones es necesaria la filosofía, pues con frecuencia damos por ciertas ideas que no lo son. Epicteto nos recuerda verdades, que de tan evidentes, hemos olvidado, como que sólo nuestros actos dependen de nosotros, todo lo demás no. Por lo tanto cuando hacemos depender nuestro bienestar de lo exterior, acciones de otras personas, situaciones del mundo, nos hacemos dependientes, y posiblemente infelices.

Con relación a la muerte, nos invita a tener siempre presente que somos mortales y que también lo son las personas más queridas por nosotros. Esto podría parecer pesimista, pero la invitación de Epicteto es a disfrutar su presencia en vida y a estar preparados para que su muerte, o la nuestra, no nos tomen por sorpresa.

También nos invita a visualizar nuestros emprendimientos de manera integral y realista, “Si vas a bañarte, represéntate lo que ordinariamente pasa en las piscinas públicas, que allí se tira al agua, que allí empujan, que allí se dicen injurias, que allí se roba”.

El Manual de Epicteto termina diciendo: “La primera y más importante parte de la filosofía es la que trata de la práctica de los preceptos”.

Quien quiera filosofía práctica puede empezar leyendo a Epicteto.

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM

lunes, 1 de febrero de 2010

El libro rosa de los vampiros

Ana Martínez Casas*

http://lunaencajada.blogspot.com/

Sábado, 30 de enero de 2010


Desde el boom de Crepúsculo vemos atestadas las librerías con títulos como Vampyr, Yo, vampiro y Medianoche, pero, ¿cómo saber cuál leer? Les recomendaré Marcada, un muy buen intento de innovación en la literatura contemporánea de vampiros. Escrito por P. C. y Kristin Cast, es el primer libro de la serie La casa de la noche que hasta ahora consta de seis tomos.


En esta obra nos introduce a Zoey, una adolescente que es marcada con el contorno de una media luna color zafiro en la frente, lo cual significa que será sometida al cambio para convertirse en vampiro y deberá asistir a la escuela La casa de la noche. Una vez ahí, se da cuenta de que todos los alumnos tienen el mismo contorno azulado que ella pero, atravesado el cambio, la luna se les rellena y aparecen tatuajes en su rostro. Los que lo rechazan, mueren violentamente en una serie de convulsiones sangrientas.


Me parece que si bien la trama es una mezcla de la magia y la profecía de Harry Potter (Zoey puede controlar los elementos y es la elegida de Nyx –diosa de la noche de los vampiros-) y lo romántico de Crepúsculo, Marcada sobresale por lo original de la transformación vampírica y porque logra desprenderse del lugar común al humanizar a los vampiros y describir su condición como un padecimiento natural en lugar de una maldición, lo cual es un cambio de tono muy agradable a diferencia de las lamentaciones de Edward o de Louis.


A pesar de que Zoey termina con su novio humano porque es marcada, Heath la visita y Zoey, sin poder controlarse, bebe su sangre (un acto sumamente sexual entre un humano y un vampiro) y se crea un vínculo casi inquebrantable entre ellos. Pero Zoey se enamora de Erick Night, el chico más guapo y popular, y cree que él también siente algo por ella. Afrodita, ex novia de Erick, odia a Zoey e intentará hacerle la vida imposible.


Le llamo “el libro rosa de los vampiros” porque está dirigido principalmente a las adolescentes y bien se podría tachar de “literatura fácil”: el lenguaje que utilizan las escritoras es muy digerible y el fondo, telenovelesco. Y es verdad, Marcada peca de comercial, pero su ingeniosa historia hace de él una buena y entretenida lectura.


*Estudiante de la Facultad de Humanidades de la UAEM