sábado, 6 de julio de 2013

Reivindicar las libertades

Samantha Brito*
Sábado, 6 de junio de 2012

Diversas organizaciones de la sociedad civil, entre ellas Morelos sin Discriminación, Colectivo Pactos Violeta y el Consejo Consultivo de la Diversidad Sexual, todas involucradas en temas de juventudes, género y lucha por los derechos humanos, emitieron un pronunciamiento en el marco del Día Mundial de la Diversidad Sexual, el cual se conmemoró el pasado 28 de junio en el Zócalo de Cuernavaca, con actividades lúdicas, culturales y políticas. 
El pronunciamiento se conformó principalmente de tres puntos: el primero es recordar que las vidas de las personas que no se ajustan a los estereotipos de género transitan entre la persecución, la intimidación, los hostigamientos, la muerte y la marginación, tanto en la esfera familiar, laboral e institucional. Además de vivir bajo un estigma -como enfermedad, pecado o delito- reforzado por el Estado, la Iglesia y los medios de comunicación masiva. Todos ellos como aspectos cotidianos y naturalizados. Entonces no asumir la heteronormatividad coloca a los individuos como blancos para vivir con violencia. 
El segundo punto fue enfatizar que los grupos humanos están organizados culturalmente bajo un modelo binario y jerarquizado: lo masculino como portador de los privilegios y lo femenino como la careta inferior. Por lo tanto, se reconoce que se requiere de un cambio cultural profundo para poder erradicar la discriminación, la invisibilidad y la violencia. Aún cuando esto es complejo, resulta alentador saber que las culturas, como construcciones sociales, históricas y dinámicas, son aprendidas; por lo que pueden ser replanteadas y/o erradicadas. 
El último punto comprenden las demandas para con el Estado, que son: legislar en materia de matrimonios igualitarios en Morelos, la libertad de elegir la orientación sexual y contar con el respaldo de los papeles oficiales de identificación que muestren la identidad adoptada. Más allá de buscar reproducir y perpetuar la dominación de este sistema con una institución como el matrimonio, legislar a favor del matrimonio igualitario permite brindar certezas que garanticen protección legal y económica a las parejas no heterosexuales.
Por tal razón, primero es necesario atreverse a pensar que es un derecho estar en igualdad de circunstancias y que las diferencias no deben potenciar la vulnerabilidad de mujeres y hombres, y así podemos preparar la conciencia para un cuestionamiento más profundo sobre las formas de sobrevivir que hemos construido y, con ello, buscar un replanteamiento de las culturas. Porque no cabe duda que poner en cuestión nuestras certezas, como pensar en la posibilidad de un amor y un erotismo no necesariamente heterosexual, monógamo ni nada que se le acerque a lo convencional, evidencia esa fragilidad nuestra y ese vértigo que nos causa el no orden. 
Este orden de las cosas naturaliza, justifica e institucionaliza la violencia contra la diversidad; es decir, contra aquellos que estén fuera de un grupo de hombres adultos, heterosexuales, blancos altos, delgados, creyentes, letrados, con propiedades o un gran poder adquisitivo. Este estereotipo logra que muchos de nosotros permanezcamos en una posición marginada, en la que no solamente se encuentran las mujeres –como suele pensarse- de eso podemos estar seguros y seguras. 

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM.

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