domingo, 17 de febrero de 2013

Boxeo y sociedad

José Alejandro Ramos Soriano*
Sábado, 16 de febrero de 2013

El pasado 8 de diciembre de 2012, tanto los fanáticos como los indiferentes al boxeo pudimos ver en el encuentro “Márquez vs Pacquiao IV” una demostración de varios rostros del ámbito: el deportivo, el mediático y el político. Además de la función de técnica boxística fuimos testigos de los usos políticos y de mercado a los que está ligado el deporte, en pocas ocasiones un deportista pasa de héroe a villano en unos pocos minutos como le ocurrió a Márquez después de dedicar su victoria a Peña Nieto, por otro lado la posterior calendarización de una quinta pelea no puede menos que, evidenciar que la rentabilidad de una pelea rebasa los límites de los valores deportivos o los designios a los que está sometido el atleta.
Sin embargo lo importante del análisis de este hecho es todo el espectro de información sobre la importancia que tiene el boxeo en nuestra sociedad y comprender por qué un deporte tan violento sigue constante en nuestra sociedad, en específico en nuestro país que figura entre las más grandes tradiciones boxística del mundo. 
El pugilismo tiene una antiquísima tradición como espectáculo ritual, Homero narra en sus cantos la práctica del pugilato por ciudadanos en Atenas, esto hace unos 3000 años A.C , en la Inglaterra del siglo XVIII las funciones de boxeo a mano limpia a pesar de ser clandestinas eran espectáculos muy concurridos, en nuestro país fue en 1868 en el marco de un curioso duelo entre el francés Nicolás Poupard y el estadounidense Thomas Hoyer Monstery realizado en la Academis de Monstery ubicada en los altos del Café Concordia, que podemos poner un punto de partida para las funciones de boxeo en nuestro país.La antigüedad los eventos deportivos cumplían la función de rituales de liberación de emociones de manera pública, que en nuestra sociedad actual nos permite desconectarnos de la rutinaria y disciplinada vida laboral, esto según el sociólogo Eric Dunning en su artículo El deporte en el proceso civilizatorio, creo que en nuestro país donde la realidad es muchas veces poco alentadora los rituales deportivos como las grandes peleas, cargadas con todos los trucos del marketing cumplen esa función de evasión de la realidad cotidiana.
De esta manera el deportista se convierte en un símbolo en el que los espectadores libres de sus presiones diarias proyectan algunos de sus anhelos, en la realidad mexicana el boxeo sigue vigente ya sea como deporte de masas o como uso de deportistas símbolos para usos políticos, una formula harto conocida y practicada por los políticos nacionales.

*Estudiante de Historia de la Facultad de Humanidades UAEM.

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