martes, 21 de febrero de 2012

El bolso amarillo Lygia Bojunga Nunes

Sábado, 18 de febrero de 2012
Patricia Romero*

Como una fuerte crítica a la condición infantil, Lygia Bojunga Nunes nos presenta El bolso amarillo –obra publicada en México en 1989, por Espasa-Calpe y la Secretaría de Educación Pública (SEP) – libro que aparece más que como un cuento para niños como una enseñanza para el mundo de los adultos. En él, la autora plantea aspectos comunes de la tolerancia y convivencia familiar, así como ciertas cuestiones sociales, económicas, políticas y culturales. Conservando siempre un tono accesible, la escritora brasileña ejemplifica de la manera más sencilla las situaciones cotidianas de la vida, incitando a lo largo de toda la obra a una interesante reflexión sobre cómo se conciben muchas situaciones en la actualidad.
 Siendo la menor de cuatro hermanos, Raquel se encuentra en constante conflicto con su familia, pues guarda para sí tres deseos: ser mayor, haber nacido niño y el de convertirse en escritora, además de sentir que no pertenece al espacio en el que vive, tal como menciona en alguna parte del libro: “cuando nací, mis dos hermanas y mi hermano ya tenían más de diez años. Creo que por eso en casa nadie tiene paciencia conmigo”, y como confirman los hermanos: “nació fuera de tiempo”, “nació cuando mamá no debía tener hijos”.
Raquel nos habla de la intensa búsqueda de un lugar para poder esconder sus deseos, y evitar así que los mayores los miren y se mofen de ellos. A la llegada del bolso amarillo, nuestra protagonista los sitúa en el interior, acompañados de una paraguas, dicha así porque había decidido ser mujer, un gallo llamado Alfonso, un imperdible, y unos cuantos amigos, y con su ayuda aprenderá cómo es más fácil tener paciencia y dejar que las burlas de la gente nos den un poco igual a cargar con aquel peso todo el tiempo.
 La paraguas le enseñará que ser mayor y ser niña tienen el mismo valor e importancia, mas todo está en saber llevarlos de la mano, y tener la destreza de disfrutar a cada uno en su momento. Del gallo tomará el empeño de luchar por sus ideales. Con el imperdible aprenderá que por más que parezca que el tiempo se ha terminado, siempre llega la posibilidad de hacer algo nuevo e interesante. Y por último descubrirá, gracias a la familia de “la casa de los arreglos”, que los niños y los mayores sí pueden convivir con tranquilidad y armonía. 

*Estudiante de Letras Hispánicas, Facultad de Humanidades, UAEM
andro0717@gmail.com

sábado, 11 de febrero de 2012

Normas para el humanista moderno

Sábado, 11 de febrero de 2012
Miguel Ángel Romero Méndez* 

Como ya tengo 22 años y he leído algunos libros, ya puedo hacer una lista con las normas para el humanista moderno. Con ella espero lograr que se me recuerde por mi talento al escribir y no por mi sarcasmo. 

-Por principio, hay que olvidar que el hombre es una construcción histórica o nos quedamos sin humanismo. 

-Se debe proteger a las minorías. Indígenas, homosexuales, enanos musulmanes, hombres caucásicos criados por ocelotes, etc. Promueve leyes que los protejan, vela por sus intereses, no importa que excluyan a las `mayorías´. Tampoco olvides que por ser minorías son más importantes que los demás. Ignora el hecho que las leyes que los protegen son leyes que excluyen a todo el que no es parte de ese grupo. 

-Debes vigilar (y castigar) que los derechos humanos sean respetados. 

-Cita a Foucault, para dar fuerza y verdad a tu argumento aún cuando la cita contradiga al mismo. 

-Di que todos somos iguales en tanto que seres humanos aunque no consideres igual a ti a la oligarquía que gobierna al país. 

-Defiende a los animales. Después cómelos. 

-Si eres filósofo humanista critica a la filosofía por ser poco útil, por eso el único filósofo que vale la pena leer es Marx. Lee El Capital, después finge que has leído todos sus libros y trata de explicar, todo, absolutamente todo, mediante la teoría marxista. 

-Di que el socialismo es la mejor forma de gobierno aunque nunca lo hayas vivido. Luego llama animal, represor o idiota a Hugo Chávez. 

-Defiende la libertad de expresión. ¿Qué alguien llamó `puto´ a un homosexual? ¿Qué las mujeres no deben votar? ¿Qué el comunismo sólo es una utopía? Indígnate, la libertad de expresión es sólo para expresar cosas progresistas. 

-Procura saber mucho sobre muchas abstracciones. Debes saber todo sobre indígenas abstractos, sobre homosexuales abstractos, sobre masas abstractas, etc. 

-Ten siempre presente que el futuro está en tus manos, si tú no cambias las cosas ¿quién lo va a hacer? De cualquier manera, siempre ten confianza en que la humanidad progresa.

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM.

domingo, 5 de febrero de 2012

¿Por qué correr?


Israel Galván Delgado*

Porque al correr sientes la brisa y frescura del viento en tu rostro cuando hay tiempos de fuego, ardor y un sol quemante que te consume.

Porque al final llegas a tu destino y si no, lo habrás construido al detenerte.

Porque a veces correr significa huir, y huir no siempre es de cobardes, sino de personas que reafirman que luchan por la vida, y buscan mantener la suya para dar vida a otros.

Porque no sabes que, quién te dice que corras, lo hace porque te respeta, te ama, y lo único que quiere es que goces de una vida plena.

Porque tú que estás lejos, si no corres, jamás podrás alcanzar aquel hogar que dejaste por años, aquel lugar que te vio nacer, jugar, divertirte, reflexionar, crecer y madurar.

Porque al final debes confiar que algún día correrán contigo la misma carrera, te alcanzarán y estarán juntos en paz, en esperanza, en una vida de eternidad.

 Vivimos en un mundo cambiante, lleno de movimiento, de transformaciones, de asombro; un mundo lleno de vida pero que en ocasiones parece que va quedándose en un abismo de indiferencia, incertidumbre, desesperanza. Sin embargo, es alentador que en medio de estas situaciones, aún existen “lumbreras” que truncan la oscuridad que nos rodea y que reflejan que sí es posible correr a pesar de la estaticidad.

 Por medio de este escrito les comparto a través de una perspectiva cotidiana, aquel “sentido” que en ocasiones uno busca al andar o en este caso al correr. Viktor Frankl en su libro llamado “El hombre en busca del sentido último” escribió unas líneas que en lo particular llamaron mi atención “La apatía, el adormecimiento de las emociones y el sentimiento de que a uno no le importaría ya nunca nada es lo que lleva a un hombre a detenerse”.

Si bien es cierto que en ocasiones las necesidades que encontramos, los conflictos que observamos a diario, más que generar una actitud de búsqueda, de mejora, de trascendencia, nos generan un espectro desalentador, es importante no detenernos en nuestro diario correr. Como individuos tenemos cosas a cuestionar, a transformar, a erradicar y mejorar, intentando no apartarnos de lo que pasa en los diferentes sectores de nuestra comunidad para permitir que ésta crezca con bienestar. Es importante no detenernos sea cuál sea la labor que desarrollemos para transformar la realidad en la que vivimos, pero solo comenzaremos al hacernos la siguiente pregunta: ¿Por qué correr? 

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM.