sábado, 16 de febrero de 2013

Morelos y sus muertas

Edalit Alcántara*
Sábado, 15 de septiembre de 2012


-¿Por qué y para qué escribe?
Pero, señor, es obvio. 
Porque alguien
(cuando yo era pequeña)
dijo que gente como yo, no existe.
Escribo, porque yo, un día, 
adolescente, 
me incliné ante un espejo 
y no había nadie.
¿Se da cuenta? El vacío. 
Y junto a mí 
los otros chorreaban importancia. 
Rosario Castellanos 

Sentada frente a la computadora me obligo a escribir con la mayor objetividad, pero me es imposible, los feminicidios cometidos en el estado me tienen invadida de miedo, consternación e ira. El 19 de agosto observé en la primera plana de un periódico local, los cuerpos sin vida de tres mujeres, quienes se encontraban desnudas y amordazadas. Todavía estaba recuperando el aliento cuando la noticia del hallazgo de una cuarta mujer muerta cimbró mis oídos. A la fecha ya se suman más de treinta asesinatos en lo que va del año y 400 a lo largo de sexenio (Cocofem).
La respuesta de las autoridades ante la alarmante situación fue de una ineptitud e indolencia que asusta. Por un lado, tenemos a Marco Adame Castillo, gobernador del estado, que en el marco de la implementación del Plan Morelos Seguro (¿seguro?) declaró condenar estos actos de violencia y giró indicaciones para que se abrieran las carpetas de investigación sobre los casos, sin detenerse a pensar en emitir la Alerta de Género contenida en Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Por el otro lado, tenemos a José Herrera Chávez, titular del Consejo de Seguridad Estatal, quien mencionó que los feminicidios pudieron estar a cargo del crimen organizado, sin detenerse a profundizar en el tema, lo que equivale a leer entre líneas lo siguiente: “ellas se lo buscaron”, “si las mataron fue porque andaban en malos pasos”. Estaría bien que estos dos señores voltearan a ver a sus asesores y les preguntaran qué es violencia institucional porque eso es lo que están cometiendo al no implementar mecanismos efectivos con los que se logre sancionar y erradicar la violencia feminicida, a pesar de que ésta ya esté tipificada como un delito. Lo cierto es que para las autoridades del Estado las mujeres no existimos, nos han empujado a ser nadie. Pero no sólo los grandes jerarcas han invisibilizado a las mujeres, pues Mayela Alemán, presidenta estatal del DIF y esposa del gobernador, alienada a los valores de su partido ha permanecido en silencio ante la ola de violencia de género que vive el estado ¿acaso no conoce el término sororidad?

*Estudiante de Letras en la Facultad de la Humanidades de la UAEM.

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