jueves, 14 de julio de 2011

La victoria es del pueblo

César Armando Hernández Bahena*


Aquél fue un pueblo que pasó y tuvo lo que se había
Granjeado, y vosotros tendréis lo que os granjeéis,
Y no se os preguntará porque lo hicieron
(azora II “Al-bakra”, aleya 128; El Corán)

Y así se comienza de nuevo, no desde cero porque llevan ya un muy largo camino recorrido que ni las revoluciones podrán borrar, pero sí partiendo de un momento clave en el que todos (jóvenes, adultos, ancianos, musulmanes, judíos, cristianos) están prestos a analizar ese largo y tortuoso pasado que los ha forjado en lo que son, para replantearse su presente y asegurarse un futuro, ese sí, resplandeciente.
La historia del pueblo egipcio es una de las más antiguas que conocemos, es tan rica en cultura, arte y ciencia, como lo es lamentablemente también en injusticias, sometimientos y desastres, de los cuales han sabido salir siempre adelante.
Después de treinta años en el poder, la expulsión de Hosni Mubarak de la presidencia de Egipto deja en claro que nada es un hombre con investidura política ante más de ochenta millones de ciudadanos, que son víctimas y justos jueces de un régimen, bajo el cual no estaban dispuestos a seguir viviendo.
Llegó la hora de la reconstrucción, la cual debe ser el resultado de esa unión que sorprendió al mundo durante los dieciocho días de protestas; de esa unión que siembra esperanzas y cosecha victorias; de esa unión que es producto de ver los rostros de nuestros iguales y reconocer en ellos nuestros dolores, carencias y pesares. 
Al ver los resultados de las movilizaciones que los últimos días han tenido algunos países árabes, queda claro que el futuro de las naciones sólo puede ser escrito por el pueblo; el pueblo que deja de ver sus diferencias como un obstáculo para traducirlas en una de sus grandes fortalezas; el pueblo que confía en sus hermanos, que se preocupa por ellos, que siente su dolor, su hambre y su cansancio. Porque un pueblo es tan grande como el espíritu de fraternidad que hay en cada uno de los que lo conforman.
Alegrémonos por el comienzo de la gran victoria en la que se encuentra el pueblo egipcio. Tomemos el ejemplo de esas grandes naciones que ahora tienen una muy grande y hermosa tarea, hermanémonos todos de una buena vez por la mejor causa que cualquiera puede tener: el futuro.

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM

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