viernes, 15 de julio de 2011

Antropología ficcional

Miguel Ángel Álvarez Franco*

La siguiente crítica se centra en el método para manejar y publicar los datos de la investigación antropológica, es decir “el estilo” o forma con el cual se redacta un diario de campo y posterior edición para la publicación de los datos en él contenidos.
La Antropología se ha ido ficcionalizando a raíz de que los investigadores se han orientado a hacer más literatura que Antropología, novelando sus publicaciones ya sea por mero amor a la mano literata o por pura estrategia de mercado, algo que a simple vista parece no representar problema alguno, por otro lado podríamos pensar que esta ficcionalidad da la oportunidad al investigador de jugar con los datos, agregando o quitando, según los requerimientos de su investigación/novela.
Como es sabido los datos de una investigación pueden ser fácilmente sesgados. Desde el mismo momento de concretar su pregunta de investigación, y sin haber pisado campo, el antropólogo es capaz de realizar una previa selección de los datos que pueden ser favorables para su investigación y cuáles no, con la intención de no oponerse a lo que se busca demostrar. Desde esa posición, algunas investigaciones antropológicas se basan en una pequeña y focalizada muestra previamente seleccionada haciendo caso omiso a las periferias que pudieran ser contradictorias, dichas investigaciones pueden ser extensas y complejas, las cuales muestran su pequeñez y ficción hasta que otro investigador tiene la gran idea de corroborar los datos de investigaciones ya realizadas.
Quizá lo anterior no se dé por intención consciente del investigador, dejándole la responsabilidad a una errónea o “inocente” forma de comprender los datos de aquello que se observa y estudia. El problema en esto es precisamente que existe un sólo par de ojos para registrar y “comprender” la información observada en un tiempo y lugar de estudio preciso; la soledad con la cual trabajan algunos antropólogos es peligrosamente perfecta para crear esa ficción que aporta a nuestro registro esa peculiaridad interesante, una aventura por aquí, un Juan Matuz por allá, después de todo ¿Quién se va a enterar?

¿Por qué creer en las publicaciones antropológicas? La ficcionalidad es algo que se permite desde las aulas, desde la formación de aquel antropólogo/poeta.

* Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM.

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