viernes, 28 de marzo de 2014

El cuento de horror en el siglo XXI mexicano

Alejandro Ramos*
Sábado, 15 de febrero de 2014

Los hombres elaboramos una caterva infinita de monstruos, algunos reales pero en su mayoría ficticios y sin duda más controlables que los reales.
Ignacio Padilla

El horror como género literario se enfoca en el miedo provocado por criaturas o seres físicos. Hermano del terror y primo del thriller psicológico, el horror es un género que en nuestro país ha gozado de obras de escritores contemporáneos que, aunque breves, resultan sumamente interesantes, como es el caso de El diablo me obligó, de F.G Haghenbeck, cuentos como Perras, de Eve Gil , Gourmets, de Cecilia Eudare, Cicatriz de Andrés Acosta y el gran clásico de fantasmas, Aura de, Carlos Fuentes, quienes han dado muestra de la asimilación e influencia de las obras de los maestros propios del género, como Poe, Lovecraft, Shelley y Stoker, solo por mencionar algunos clásicos, y de otros más actuales, como Barker, Gaiman, King, Rice o la larguísima serie de películas B de asesinos.
Sin embargo, las situaciones y las figuras que nos asustan cambian y se experimentan de manera distinta en cada época, de acuerdo con el contexto, la cultura y el espacio temporal propio de cada región, por lo que la gran cuestión con miras hacia el futuro sería: ¿Qué seres nos asustan a los mexicanos en pleno siglo XXI? De ninguna manera los clásicos monstruos, como son los vampiros, hombres lobo o zombis, los cuales han perdido su trono dentro de los sustos colectivos, pero incluso a pesar de su gran carga emotiva y tradición, son figuras de bronce que han perdido parte de su dulce poder de hacer saltar los corazones de los lectores.
Actualmente, la realidad cotidiana nos muestra imágenes tan crueles que bien podrían ser titulares en el Londres de 1888, rivalizando con los célebres crímenes de Jack el Destripador o donde no sólo lo monstruoso se ha escapado de la ficción, sino que ha sido poseída por seres de carne y hueso. Seres humanos que caminan, duermen, sienten (de alguna manera) y que van al supermercado como todos los demás, el terror se vuelve más presente y cotidiano. Un nuevo género de horror al que podríamos llamar “Narcoterror” se asoma por las esquinas de la narrativa nacional. Sin duda alguna, una consecuencia de la pesadilla real que enfrentan muchos nacionales son las bases de relatos como El penetrante Olor a carne descompuesta o 20 metros bajo suelo, de Hugo Salcedo, ambos abordan el miedo de resultar una víctima de criminales, me parece que esta nueva cara del monstruo, una manera de poder confrontar al miedo dándole un rostro, el cual, sin embargo, ya posee.

*Estudiante de Historia de la Facultad de Humanidades UAEM.

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