sábado, 16 de noviembre de 2013

El trabajo sexual como reproducción de la estructura social

Yaretzi De Jesús Moreno*
Sábado, 16 de noviembre de 2013

Las prostitutas, las trabajadoras sexuales, las sexo servidoras, conforman una parte de la sociedad, mismas que son pieza clave para el funcionamiento estructural patriarcal en el que los humanos se desenvuelven o envuelven. Las mujeres que se dedican a la prostitución son producto de la estructura desigual de género. Si bien, con el surgimiento de la primera ola del feminismo se inicia una lucha que pretende erradicar la jerarquía de género y por ende, reivindicar la posición social de la mujer ¿qué hacer entonces, o más bien, de qué manera se pueden demandar estos derechos por los cuales se ha intentado luchar? es decir ¿cómo se incorpora esta idea de igualdad o equidad de género en estos espacios del trabajo sexual donde el cuerpo de las mujeres es el que se pone en venta?
Considero que el trabajo sexual lejos de ser un tipo de agencia del cuerpo, más bien es un tipo de esclavitud. Es cierto que existe una lucha feminista que demanda protección para las trabajadoras sexuales como cualquier otro trabajador, sin embargo estas luchas no cambian la situación de desventaja estructural de las mujeres, sino todo lo contrario, reproducen la subordinación, porque es el cuerpo el que se pone al servicio del cliente. Me refiero a que en estos espacios hay una obediencia, una cooperación hacia esa dominación que moldea las relaciones sociales.
No estoy hablando de una figura pasiva de la mujer, ¡no!, sí hay una búsqueda de transgredir las estructuras patriarcales, pero el trabajo sexual independiente debe abordarse desde las relaciones de poder que permiten que siga existiendo, lo cual posiciona a las mujeres como objeto-deseo. Hablar de este tema me remite a la concepción de la mujer y su deber ser. Por lo tanto, para poder hablar de una liberación de las mujeres en todos los sentidos primero hay que liberarse de todos los conceptos que las definen, incluso aquellos que se consideran “naturales”.
No es posible hablar de equidad de género cuando el género es el mayor dispositivo de control social, puesto que al existir inmediatamente coloca a las mujeres en el sector subordinado. La religión, el matrimonio, el noviazgo, la familia, los feminicidios, los secuestros, la trata de personas, las violaciones hacia las mujeres son ejemplos de este dispositivo de control social: el género. Sin duda, nos la ingeniamos bien para estar envueltos y sometidos en nuestra propia estructura social. ¡Liberaos humanos de sí mismos!

*Estudiante de Antropología Social de la Facultad de Humanidades UAEM
yademo_90@hotmail.com

3 comentarios:

  1. Víctor M. Comsille S.17 de noviembre de 2013, 10:24

    Me gusto Yare! Está interesante el punto de vista, cierto es que las mujeres tienen un subvalor dentro de nuestra cultura. Re-definir el concepto de género es una buena propuesta para empezar. Que las mujeres retomen el poder de su cuerpo es una ganancia, mínima, para el sistema de consumo. En ese sentido es una pérdida para ellos. Sin embargo sigue estando, como dices, dentro de la misma estructura social. Y cambiar eso es lo que resulta un verdadero reto.

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  3. Me parece interesante la problemática que tratas y como la abordas, sólo quiero comentar un poco algunos puntos que considero importantes.

    Si abordamos el problema del trabajo sexual independiente, "desde las relaciones de poder que permiten que siga existiendo", debemos no solamente aislar la problemática al género femenino en su particularidad dentro del rol de dominación patriarcal, sino dar cuenta de otros fenómenos simultáneos que ocurren a la par de la prostitución femenina como son: la prostitución infantil, las redes de tratas de personas, consumo de drogas para facilitar el acto sexual y el creciente número de contagios por VIH u otras ETS.

    Los datos a continuación son del año 2000 y sin embargo nos dan una idea de lo que ocurre con mujeres de todas partes del mundo.

    "Un mínimo de 100.000 prostitutas inmigrantes trabajan en Estados Unidos.

    40.000 y 50.000 mujeres tailandesas se dedican a la prostitución en Japón.

    Más de 1.000.000 de personas, en su mayoría mujeres y niñas, caen cada año en las redes de prostitución organizada en Asia.

    Son más de 500.000 las mujeres importadas en Europa occidental de países del Este. Tan sólo en Italia hay más de 45.000 mujeres -dos tercios provenientes de Europa del Este y casi un tercio de África. Unas 75.000 brasileñas viven de la prostitución en Europa."

    Y con los niños la situación también es alarmante, según este estudio: "Lo peor de todo este mundo de la prostitución es que los vicios de los adultos los sufren los niños inocentes. Las cifras de niños que son prostituidos son de escándalo. UNICEF informaba en un informe preparado con motivo del II Congreso mundial contra la explotación sexual comercial que se celebró a finales de Diciembre del 2001 en Japón, que casi tres mil niños al día son obligados a entrar en el mercado del sexo en el mundo: un millón al año más o menos. En Africa Occidental hay 35.000 niños trabajadores del sexo; 25.000 en la República Dominicana; en India hay entre 400 y 500.000 prostitutas niñas; en Lituania entre el 20 y el 50% de las prostitutas son menores; en México se estiman 16.000 menores implicados en la explotación sexual."

    Me parece importante que revisemos el contexto general de la prostitución y de lo que ocurre con el trabajo sexual a nivel planetario, para entender que dicho fenómeno no solamente se encuentra condicionado por la inexistente equidad de genero, sino por otros monstruos aún más terribles y temibles, producto de la crisis civilizatoria provocada por el modo de producción capitalista, entre otras causas socioculturales.

    Fuente:http://www.sinsida.com/montador.php?tipo=prostitucion

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