Carla
Martínez*
Faltaban
cinco horas para que Santiago obtuviera el grado de doctor en Filosofía de la Ciencia.
Abrió lentamente los ojos, colocó las manos debajo de la cabeza, flexionó la
pierna izquierda mientras la otra quedaba paralela a la cama y miró fijamente
el techo blanco de su habitación. Tomó su celular y le dio un vistazo a las
noticias en su portal preferido. En primera plana aparecía: “Curiosity
transmite imágenes de un universo de cuatro dimensiones”.
De
inmediato salió de la cama y fue directo al ordenador, quería saber más
detalles acerca de la noticia; entonces se enteró de que este universo tenía
habitantes, quienes también eran de cuatro dimensiones. La NASA y los
principales institutos de los países del G20 ofrecían trabajo a filósofos,
antropólogos, sociólogos, politólogos, escritores, astrónomos, traductores,
arquitectos, artistas y cualquiera que pudiera colaborar en responder la
pregunta: ¿cómo explicarle a los humanos la posibilidad de un universo de
cuatro dimensiones? esto con el objetivo de que se pudiera establecer contacto
entre ambos mundos.
Santiago
no lo dudó y empacó para ir a Chile, al Centro astronómico ALMA, el más grande
y potente (al menos desde las definiciones de este mundo de tres dimensiones).
Al llegar al sitio, la pregunta estaba respondida. No fueron los grandes
especialistas los que dieron solución, sino que mujeres, homosexuales,
bisexuales, transgéneros y otros representantes de grupos que han estado en
lucha por reconocerse como habitantes con derechos igualitarios. La respuesta
la dieron todos apuntando a una idea
común: “Llevamos mucho tiempo tratando de que comprendan que hay otras formas
de vivir alternas a las que se define como las «normales», es por esto que
tenemos un ejercicio de antaño de hacer explicitas las diferencias para
explicar lo común entre nosotros”.
Los
periodistas estaban subiéndose a sus respectivos carros, la rueda de prensa
había terminado cuando Santiago bajaba del taxi; aún estaba a tiempo para ir a
su examen, no obstante, decidió no ir porque su tesis sería destruida con la
noticia de un mundo de cuatro dimensiones. Actualmente, él es editor en una
revista literaria llamada Dimensiones des-conocidas, que se encarga de des-escribir,
es decir, escribir los textos más conocidos de este mundo (planeta Tierra) en
textos que describen todo en cuatro.
*Estudiante
de Antropología Social de la Facultad de Humanidades, UAEM.