viernes, 6 de abril de 2012

El ensayo filosófico como nomádico

César Octavio Cortés Velázquez* 
Sábado, 7 de abril de 2012

¿Qué es un ensayo? El ensayo es una forma de escritura que se ha opuesto a cierto sistema tradicional de la academia filosófica. Podría decirse que es un intento, una posibilidad, una prueba, algo que se presenta sin la pretensión de la definidad, que no habla de una verdad de carácter permanente, acabado. Lo que trata un ensayista filosófico, son contenidos de “verdad” como históricos en sí mismo. Así que, como indeterminado y en constante cambio se le pueda relacionar con el carácter nómada. Además de que el ensayo conserva su marginalidad como una constatación. El ensayo es nomádico en virtud de que des-apropia, expone a perder el modesto patrimonio. 
El ensayo filosófico desteje más que el anudar o el reforzar los nudos, tensiones, previamente trabados en los textos del sistema filosófico. Es decir, trastoca los sentidos, desmonta el conjunto de yuxtaposiciones, relaciones, torsiones, que constituyen al texto sistemático de la tradicional filosófica. Tiene la tarea de desnudar el tejido de alguno de esas perspectivas, y trenzar sus cabos juguetonamente de otro modo, o bien los deja definitivamente sueltos. El ensayo se presenta como un trabajo lúdico, pero no por ello informal. También, sabe que los problemas sobre los cuales especula han sido preformados culturalmente, sabe que es interpretación activa de dichos problemas, y sabe que, en tanto interpretación, es afirmación provisional de una perspectiva específica de lectura. Por lo tanto, emprende el camino nuevamente en la creación de nuevas perspectivas. 
Así mismo, el ensayista asume la historicidad y la producción del sentido en el lenguaje que maneja. Sin embargo, si el ensayo es una forma de escritura filosófica al trabajar con conceptos, no por ello los entiende ya definidos. Tiene una concreción provisional y superficial de las palabras que llega a valerse. Aunque, muchas de las veces llega a manejar metáforas en vez de conceptos. 
Por último, el ensayo tiene una condición subjetiva. El ensayo es subjetivo y no objetivo, en virtud que interpreta. La crítica del ensayo es la voz de la subjetividad que no se cree la necesidad de su doblegamiento, subordinación, al Todo, y comienza por señalar que la coherencia misma del discurso apologético del Todo deja mucho que desear. 

*Estudiante de Filosofía en la Facultad de Humanidades UAEM
cesar_cortesv@hotmail.com

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