domingo, 22 de enero de 2012

La ética de la semejanza y la lucha por la defensa ¿de la otredad o de la misma semejanza?

Carla Silvia Campos Torres*
Sábado, 21 de enero de 2012
No siempre fuimos tan diferentes
Hermanos de Garras, 2010 

Existe en occidente un discurso tradicional que hace la diferencia radical entre humano/animal y cultura/naturaleza. Pocos se detienen a reflexionar acerca de esta separación y de este discurso que funda la explotación y violencia hacia los llamados animales. La crítica de esta reflexión está dirigida a los grupos de lucha, de resistencia y defensa de la vida animal en general, incluido el grupo al que pertenezco. 
Dichos grupos, algunos en menor cantidad que otros, siguen reproduciendo este discurso discriminatorio y exclusionista. Su lógica de relacionarse y percibir la animalidad no propone nada más que incluir la llamada vida natural o animal a la comunidad llamada humana. Así, se lucha por leyes que prohíban, que castiguen la violencia y la discriminación. Las preguntas que propongo hacer en este espacio para conducir la reflexión son: ¿Podemos pensar en la animalidad desde otro lugar que no sea la forma de relacionarnos entre nosotros, entre los semejantes?, ¿Por qué debemos enmarcar eso que llamamos animalidad en un discurso antropomorfo?, ¿Debemos traer a nuestra comunidad moral a los animales? ¿O más bien tenemos que replantear nuestra relación con ellos?. ¿Es que no podemos tratar con formas de vida distintas a las nuestras y por eso absorbemos a la diferencia como semejanza?. 
El problema radica en la prisa que todos tenemos para que acabe el sufrimiento de los animales, de los otros. No dudo de las buenas intenciones de quienes luchan por la vía legal pero creo que debemos deconstruir nuestro propio discurso y pensar si lo que proponemos como solución no es también la reproducción de cierto tipo de sometimiento. 
La cultura especista no sólo está basada en “la mala educación” o la “inconciencia”. Hay lógicas, mecanismos de poder que engranan en determinadas formas de relacionarnos para que este rechazo hacia la animalidad tenga efecto. La explotación de cierto tipo de vida está atravesada por el sistema económico, social, religioso pero todo parte de una misma raíz: El patriarcado. 
Respecto a algunos argumentos que muchos damos para lograr el respeto hacia los animales humanos se encuentra el del sistema nervioso. El argumento que pone en igualdad a los humanos y los no humanos. Se dice que los animales son seres sintientes igual que nosotros; que sienten el hambre como nosotros; el frío como nosotros y todas sus necesidades resumidas a ser como las nuestras. El llamarlos prójimos, incluso el llamarlos hermanos, cae en la situación de respetarlos en tanto que se parezcan a nosotros, cuando entre más alejados estén de nosotros; entre menos los conozcamos tendríamos mayor obligación de respetarlos. El llamarlos nuestros iguales es un argumento narcisista. Con esto realmente no estamos respetándolos sino absorbiéndolos. Entonces ¿de qué otra manera hablar de la defensa de la vida animal? ¿de la vida diferente?. Es una pregunta difícil porque el lenguaje nos limita. Debemos resignificar y replantear las palabras como justicia, igualdad, hermandad y otredad.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM. 
descristianizadav@hotmail.com

1 comentario:

  1. ase tiempo avia trivus pueblos etc etc, en fin eran grupos de personas que vivian en cpmleta funsion con su entorno con los de mas seres vivos, pero, pero, de todas fueron saliendo nuevas generasiones que por la modernidad o convertirse en modernos segun, an hecho aun lado esas costumbres esa parte de consiencia que todos albergamos, fueron perdiendo ese tacto con lo natural,para poder seguir cexistiendo, consecuensia o resultado nosotros por lo general lla no ay muchos o alguien que no inculque ese respeto la mayoria como das a entender somos absorvidos por la sociedad o modernidad asiendo a un lado a seres de los cuales nosotros en su mayoria dependemos para poder seguir existiendo,

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