martes, 6 de septiembre de 2011

Cybor

Citlali Rossalí Salazar García*
Sábado, 27 de agosto de 2011
  
Desde hace meses que estoy en esta cama. Recuerdo que un día se me diagnosticó una extraña enfermedad, me dieron incapacidad pero ya no pude recuperarme. No tengo familia porque ya no pude tener descendencia, luego de la última guerra mucha gente se marchó de aquí o murió, aunque yo era la excepción al quedar en un albergue de mujeres.
El único que me cuida es Cybor. Él es un robot que me otorgó el gobierno para que me cuidara, pero creo que no hace bien su trabajo, a veces me lastima y hace cosas que yo no quiero como darme de comer cada tres horas, pero él así es, está programado y no le puedo reprochar nada.
-Cybor no, no vengas ahora con ese olor que me marea, no quiero dormir, todavía no estoy haciendo un recuento- pero Cybor no lo entiende y empieza martirizarme con ese olor que me hace dormir.
Me gusta cuando Cybor me deja pensar en un mundo paralelo, como cuando lavaba los trastes en el albergue, yo pienso y Cybor tiene la capacidad de proyectar mis recuerdos en una pared, como un cine… Qué difícil es ahora que yo lave los trastes o haga mi vida normal, con esta enfermedad tan dolorosa nada se puede.
-Cybor ¿Qué haces? No me toques de ese modo, ¿Qué no entiendes como me duele? Tu mirada me marea no me mires así- Pero Cybor se comporta muy extraño, ya no me oye.
-Cybor no me entierres esas agujas en el cuerpo ¿Por qué? ¿Qué te hice?- Casi olvido que Cybor no siente nada por mí y seguirá enterrándome esos como alfileres en todo el cuerpo hasta que duerma… Hasta que deje de hacer el recuento.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM

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