sábado, 26 de abril de 2014

Juárez y el Estado de Derecho

Mauricio Morales
Sábado 26 de abril del 2014


El 21 de marzo de 1806 en San Pablo Guelatao, Oaxaca, nacía uno de los hombres que marcarían la historia de nuestro país: Benito Juárez. Año con año se conmemora su natalicio. No obstante, habría que preguntarnos las razones por las cuales se hace. Una de éstas, sin lugar a dudas, es por ser caracterizado como un hombre entregado a su patria, por ser un republicano y liberal de “hueso colorado”, el primero entre todos, y sobre todo, por ondear una bandera jurídica que hasta nuestros días prevalece: El Estado de Derecho.
Juárez fue el hombre de hierro que se basó en la Ley para controlar al país en tiempos de crisis política y económica. Cobijó a la nación mexicana de su tiempo con un ropaje llamado “Estado de Derecho”, es decir: el imperio de la Ley por sobre todas las cosas. Y es que no era para menos, Juárez era un abogado liberal, pensaba en el laicismo como la única medio que liberaría al mexicano de la opresión ideológica eclesiástica, la cual había prevalecido poco más de tres siglos.
El Estado de Derecho le sirvió a Juárez como escudo materializado en dos armas poderosísimas: La constitución de 1857 y las Leyes de Reforma. Éstas fueron útiles para deshacerse de neutralizar y/o deshacerse de enemigos que “habitaban la misma casa” y otros que querían invadirla: Maximiliano de Habsburgo,los conservadores mexicanos y la estorbosa Iglesia Católica. Su estrategia fue clara y efectiva: Mandar con el peso de la Ley. Juárez triunfó con ello y nos dejó como legado y herencia el obedecer a la Constitución antes que otra autoridad o gobierno extranjero. 

Desafortunadamente, hoy, en pleno siglo XXI hemos visto que el Estado de Derecho juarista es un fracaso, ya que ha sido más violado de que lo que se pueda imaginar, y de quien menos se podría esperar, de los guardianes de la Ley, es decir, de los jueces. Tal parece que el imperio del dinero, ha sobrepasado al imperio de la Ley. Las leyes se compran al antojo de quien tiene el poder para hacerlo. Ante esto, el fracaso del ideal de Juárez nos pone a reflexionar y a pensar en otra manera para gobernarnos. La pregunta se vuelve retórica: ¿Conmemorar a Juárez y su Estado de Derecho es una manera de vivir la ilusión, año con año, de llegar a un Estado perfecto, o acaso, es recordar que cada vez ideal juarista está cada vez más en desuso, lo que implicaría pensar en nuevas formas ideológicas que aseguren el Buen Gobierno, a la manera platónica? Dejo abierto el debate.


*Estudiante de Historia de la

Facultad de Humanidades UAEM.

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