Israel
Galván Delgado*
Porque al correr sientes la brisa y frescura del viento en tu
rostro cuando hay tiempos de fuego, ardor y un sol quemante que te consume.
Porque al final llegas a tu destino y si no, lo habrás construido
al detenerte.
Porque a veces correr significa huir, y huir no siempre es de
cobardes, sino de personas que reafirman que luchan por la vida, y buscan
mantener la suya para dar vida a otros.
Porque no sabes que, quién te dice que corras, lo hace porque te
respeta, te ama, y lo único que quiere es que goces de una vida plena.
Porque tú que estás lejos, si no corres, jamás podrás alcanzar
aquel hogar que dejaste por años, aquel lugar que te vio nacer, jugar,
divertirte, reflexionar, crecer y madurar.
Porque al final debes confiar que algún día correrán contigo la
misma carrera, te alcanzarán y estarán juntos en paz, en esperanza, en una vida
de eternidad.
Vivimos
en un mundo cambiante, lleno de movimiento, de transformaciones, de asombro; un
mundo lleno de vida pero que en ocasiones parece que va quedándose en un abismo
de indiferencia, incertidumbre, desesperanza. Sin embargo, es alentador que en
medio de estas situaciones, aún existen “lumbreras” que truncan la oscuridad que
nos rodea y que reflejan que sí es posible correr a pesar de la estaticidad.
Por medio
de este escrito les comparto a través de una perspectiva cotidiana, aquel
“sentido” que en ocasiones uno busca al andar o en este caso al correr. Viktor
Frankl en su libro llamado “El hombre en
busca del sentido último” escribió unas líneas que en lo particular
llamaron mi atención “La apatía, el
adormecimiento de las emociones y el sentimiento de que a uno no le importaría
ya nunca nada es lo que lleva a un hombre a detenerse”.
Si bien es cierto
que en ocasiones las necesidades que encontramos, los conflictos que observamos
a diario, más que generar una actitud de búsqueda, de mejora, de trascendencia,
nos generan un espectro desalentador, es importante no detenernos en nuestro
diario correr. Como individuos tenemos cosas a cuestionar, a transformar, a
erradicar y mejorar, intentando no apartarnos de lo que pasa en los diferentes
sectores de nuestra comunidad para permitir que ésta crezca con bienestar. Es importante
no detenernos sea cuál sea la labor que desarrollemos para transformar la
realidad en la que vivimos, pero solo comenzaremos al hacernos la siguiente
pregunta: ¿Por qué correr?
*Estudiante de
Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM.
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