martes, 9 de agosto de 2011

En busca de ese tiempo perdido


Dzoara Delgado*
Sábado, 6 de agosto de 2011

“En este medio turbulento ir a contracorriente es arriesgarse a ser atrapado en un remolino”
Fernando del Río Haza

Dando vuelta a la página y yendo un poco al pasado, el panorama de los medios impresos culturales en la entidad, era completamente desalentador. Hoy, sigue siendo lo mismo. Se trataba de una situación penosa no sólo para los estudiantes que compartíamos la cátedra de excelentes profesores, entre ellos, al hoy polémico Javier Sicilia, sino precisamente para esos sujetos que continuamente nos alentaban a la entrega de ensayos, a la revisión de nuestros argumentos, a ser críticos delante de textos que enriquecieran el saber colectivo.
Parecía que toda iniciativa de sacar a la luz textos culturales, fracasaba ante la falta de recursos y por supuesto, debido al poco rigor que se imprimía en aquello que requiere dedicación y esfuerzo. En alguna ocasión, delante de un café, una de mis profesoras me dijo con aire resuelto y no carente de ironía que, bajo ninguna circunstancia adquiriría una de “esas” revistas que circulaban en el momento. La idea fue clara. Para qué gastar tiempo y dinero en esa literatura, en publicaciones (no vamos a dar nombres) que se hacían y repartían entre los amigos que asistían al mismo bar cada fin de semana, si, finalmente, en tales propuestas editoriales el papel de la literatura quedaba relegado a diferentes actividades que hablaban no sólo de la búsqueda de prestigio e ignorancia, sino de la urgencia de subsanar la carencia de textos que en el arte reflejan la realidad, las ideas y conceptos que dan forma al mundo que hoy se entreteje.
Me azora la manera espontánea en que surgieron y desaparecieron esas publicaciones que ofrecían como objeto mercantil a la cultura. Saber que pudieron enmendar fallas y ver que no pasó. Es más desalentador observar que no existe juicio crítico en el trabajo que actualmente exhiben las revistas que vemos en los estantes de algunos cafés. Porque, si finalmente se trata de perder el tiempo, quisiera hacerlo con material del que pueda extraer algo que me sirva, pienso en algún artículo que sea memorable y que quizá como lector no advierta enseguida pero me enganche, creo que este es el punto de mayor importancia en cualquier impreso que mantenga un sello de honestidad intelectual.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM.

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