domingo, 17 de febrero de 2013

Boxeo y sociedad

José Alejandro Ramos Soriano*
Sábado, 16 de febrero de 2013

El pasado 8 de diciembre de 2012, tanto los fanáticos como los indiferentes al boxeo pudimos ver en el encuentro “Márquez vs Pacquiao IV” una demostración de varios rostros del ámbito: el deportivo, el mediático y el político. Además de la función de técnica boxística fuimos testigos de los usos políticos y de mercado a los que está ligado el deporte, en pocas ocasiones un deportista pasa de héroe a villano en unos pocos minutos como le ocurrió a Márquez después de dedicar su victoria a Peña Nieto, por otro lado la posterior calendarización de una quinta pelea no puede menos que, evidenciar que la rentabilidad de una pelea rebasa los límites de los valores deportivos o los designios a los que está sometido el atleta.
Sin embargo lo importante del análisis de este hecho es todo el espectro de información sobre la importancia que tiene el boxeo en nuestra sociedad y comprender por qué un deporte tan violento sigue constante en nuestra sociedad, en específico en nuestro país que figura entre las más grandes tradiciones boxística del mundo. 
El pugilismo tiene una antiquísima tradición como espectáculo ritual, Homero narra en sus cantos la práctica del pugilato por ciudadanos en Atenas, esto hace unos 3000 años A.C , en la Inglaterra del siglo XVIII las funciones de boxeo a mano limpia a pesar de ser clandestinas eran espectáculos muy concurridos, en nuestro país fue en 1868 en el marco de un curioso duelo entre el francés Nicolás Poupard y el estadounidense Thomas Hoyer Monstery realizado en la Academis de Monstery ubicada en los altos del Café Concordia, que podemos poner un punto de partida para las funciones de boxeo en nuestro país.La antigüedad los eventos deportivos cumplían la función de rituales de liberación de emociones de manera pública, que en nuestra sociedad actual nos permite desconectarnos de la rutinaria y disciplinada vida laboral, esto según el sociólogo Eric Dunning en su artículo El deporte en el proceso civilizatorio, creo que en nuestro país donde la realidad es muchas veces poco alentadora los rituales deportivos como las grandes peleas, cargadas con todos los trucos del marketing cumplen esa función de evasión de la realidad cotidiana.
De esta manera el deportista se convierte en un símbolo en el que los espectadores libres de sus presiones diarias proyectan algunos de sus anhelos, en la realidad mexicana el boxeo sigue vigente ya sea como deporte de masas o como uso de deportistas símbolos para usos políticos, una formula harto conocida y practicada por los políticos nacionales.

*Estudiante de Historia de la Facultad de Humanidades UAEM.

Un diálogo

Miguel Romero*
Sábado, 26 de enero de 2013

Michu.- ¿Dices que la filosofía qué?
Chimbombo.- Pues eso, que la verdad, se me hace un hobbie, no una actividad que pueda ser tomada en serio. Dime, ¿para qué sirve la filosofía? 
Michu.- Creo que cuando preguntas para qué sirve, en realidad estás preguntando por su razón de ser, preguntas por qué existe. Para responderte sólo se me ocurre contarte lo que dijo alguien al que le gustaba que le dijeran Angelus Silesius. Entre las muchas cosas que escribió estaba una frase que decía algo así: “la rosa es sin porqué, florece porque florece”. Algo así dice la frase. Bueno, pues la filosofía es igual, no tiene porque justificar su existencia, no tiene un porqué, es de esas cosas que están porque sí. En lugar de preguntar para que sirva, deberías leer algo. Así podrías enterarse de cosas como que la verdad no es eterna sino que tiene una historia o que las ONG, con todo y sus buenas intenciones, ayudan a legitimar el intervencionismo. Pero bueno, para no aburrirte, si a lo que te refieres con «servir para algo» es a que algún día va a volver amable a las personas, va resolver los problemas del mundo o te va a decir cómo vivir y ser feliz, si es a lo que te refieres, entonces no sirve para nada. La gente pregunta que ha hecho la filosofía por el mundo porque no nota un beneficio directo de la filosofía en su vida. Siento decirte que predicar lo que es bueno, útil, agradable y cambiar a la gente es de locos, profetas, evangelistas, fanáticos, anfisbenas, minotauros y palanquetas, pero no de filósofos. La cosa está así: se les acusa de ser todo teoría y que por eso no sirven para nada. ¿Qué culpa pueden tener de que sus ideas sean ignoradas y que por eso se piense que la filosofía está lejos de la vida cotidiana? La filosofía no debe valorarse en función de los problemas que resuelve, Chimbombo, sino por la forma en que meditar sobre estos problemas enriquecen y amplían nuestra concepción de lo posible y disminuyen nuestro dogmatismo. Esto lo dije yo, y luego Russell me lo plagió. Te seguiría explicando pero ya tengo hambre. A dos cuadras venden unos tacos de barbacoa que están regulares pero la salsa de chile habanero está bien buena. Vamos a desayunar y después te sigo contando.

*Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM.

La criminalización de la animalidad

Carla Silvia Campos Torres*
Sábado, 19 de enero de 2013

Seguramente, varios de nosotros sabemos del caso ocurrido el pasado 8 de enero del año en curso en la delegación de Iztapalapa. Para ser exactos en el cerro de la Estrella, donde se culparon a más de treinta y seis perros de haber asesinado a humanos.
Más allá de la controversia que pueda ocasionar la muestra de ineptitud por parte de la autoridades, hay algo que me parece importante analizar; el lugar de la animalidad en este crimen, la posición jurídica de los animales, en este caso los perros.
En la época actual podemos observar cómo el Estado, el poder político, ha construido y promovido la idea de que los animales, los perros sobre todo, son como los criminales pues amenazan la vida humana; ponen en riesgo la estabilidad de la sociedad, sobre todo en un espacio urbano. Como muestra de ello están las dependencias gubernamentales denominadas centros antirrábicos, donde se les da muerte a miles de perros, se les sacrifica porque representan una amenaza para el bienestar de los ciudadanos. Podría hablarse de una especie de pena de muerte. Una pena de muerte a la animalidad. El hecho de encerrar a los perros, de hacer redadas y trasladarlos como prisioneros nos muestra que se les trata igual que a los criminales en muchas de las cárceles modernas. Con el suceso que ocurrió hace días en Iztapalapa, lo que se hace es reafirmar que los animales, los perros, tienen dentro de sí un grado de criminalidad. Que la animalidad es, por la misma condición de irracionalidad atribuida arbitrariamente, criminal, peligrosa, amenazante; en consecuencia debe erradicarse, pero no debe ser erradicada únicamente a través de los animales sino en el mismo humano; esto se relaciona con lo que Giorgio Agamben, en su libro: Lo abierto: el hombre y el animal, menciona: “El hombre sacrifica la animalidad, incluso la que hay en él”. Siguiendo este presupuesto, puede explicarse parte de la lógica con la que han operado grandes exterminios humanos, por ejemplo el de los indígenas, donde la vida humana queda reducida a vida animal y por lo tanto no hay crimen contra ellos. Analizando a los grupos marginados, podemos observar que varios de ellos, si no es que todos, están estrechamente relacionados con la animalidad. La pobreza, por ejemplo, es un lugar común asociado con los perros. Así una sociedad moderna, rechaza la animalidad, como rechaza a los indígenas, a los indigentes, a los pobres y hace “limpias”, o programas de desarrollo. No nos sorprenda que, además de las redadas y la criminalización de los perros en el cerro de la Estrella, el gobierno del D.F. comience una campaña de modernización: poniendo alumbrado público, pavimentando calles; para después, vender esas tierras a grandes cadenas comerciales o a empresas privadas.
El caso de los perros de Iztapalapa no solamente da pie a críticas sarcásticas de la incompetencia de las autoridades, o a la solidaridad y apoyo por varios grupos de defensa de los animales. Este acontecimiento aborda también relaciones políticas con lo otro, en este caso con lo animal.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM.
carla.s.c.t@gmail.com

Indignación y unión en memoria de las mujeres muertas en Morelos

Edalit Alcántara Pérez *

Sábado, 12 de enero de 2013
La compasión 
es una emoción inestable. 
Necesita traducirse en acciones, sino se marchita. 
¿Qué hacer con las emociones que se han despertado con el saber que se ha comunicado? ¿Qué hacer con las emociones de las imágenes 
que vemos en conjunto? 
Susan Sontag

Nuevamente, sentada frente a la computadora, me invade la ira al escribir sobre el tema de los feminicidios en el estado. Me contengo porque he decidido tomar la palabra para hacer memoria a las 46 mujeres muertas. Comprendo que mi ira debe convertirse en una indignación y reflexión que contagie a otras mujeres para levantar la voz y con esto me doy cuenta de que este camino no se puede andar si no es de la mano de todas: activistas, académicas, las que se encuentran en el ala gubernamental, feministas, conservadoras, mujeres urbanas, campesinas y obreras, por la sencilla razón de que la violencia feminicida y de género no distingue raza, credo o estatus social. Sin dejar de mencionar que la justicia en Morelos, y en México, está reservada sólo para los que saben hablar el lenguaje cifrado de las leyes y la manipulación de los procesos que entorpecen la justicia para las víctimas. Sólo juntas y aprendiendo el lenguaje de la hegemonía patriarcal en el poder podremos escarificar su memoria para que ésta no olvide el dolor de las madres sin sus hijas y a los hijos e hijas que inconsolables lloran el recuerdo de sus madres, me niego a que tanto sentimiento de indignación se pierda en la complejidad y engrosamiento de carpetas judiciales por la burocracia gubernamental indolente. En la unión presagio la fuerza avasallante para que se reconozca la negligencia, se imparta justicia y se pida perdón a nuestras hermanas muertas y sus familias como bien lo manifiesta nuestra compañera de lucha Marisa Belausteguigoitia: “las mujeres, a lo largo de la historia, han tenido que pedir perdón por una multitud de acciones: por querer leer, por no querer tener hijos, por quererlos y trabajar fuera del hogar, por querer placer, por querer estudiar, por querer gobernar. Uno de los signos de una sociedad democrática, que sostiene su avance hacia la vida respetuosa y digna en colectividad, es empezar a pedirles perdón por todo lo que se les ha hecho pasar, por todos los silencios, todas las torturas, todas las violaciones, todas las omisiones. El perdón acompañado de enmiendas culturales, de procesos legales, de recuento de privilegios, en sintonía con la libertad de elección, es sin duda un mecanismo profundamente reparador”.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades UAEM.

Divagaciones del migrante del American Dream/II

Óscar Prado*
Sábado, 5 de enero de 2013

Resonaba el viento sobre el frío horizonte. Cantaban las ágiles garzas con sus blancas alas. Parecía que la noche y sus caminos se nos revelaban por fin en medio de la muchedumbre que apretujaba nuestros entrañables secretos. Esos, por los que habíamos cruzado la traicionera sierra y sus muchos barrancos; desde el frío desierto y sus auroras boreales hasta aquí, hasta el amanecer. El sufrido amanecer de los “verdes” multiplicándose en los sueños. Los que nos empujan pa’ buscarnos un porvenir. Sueños que se asoman dentro, en los recuerdos: – Luciano, recuerda que a tu padrino lo mataron esos “pinches” yankees. ¡No permitas que la suerte se te corra de las manos hijo!-. Chinto y yo no dejábamos de tiritar de frío cuando de pronto la embarcación cedió de bambolearse y mientras bajábamos como podíamos –como perros chapoteando en el agua- dos hombres altos; blancos como las tortillas después de inflarse en el comal pero amarillos como el pelo del elote, gritaban a cuanto “desgraciao” salía mojado de las orillas del Bravo: -¡Move it! ¡Move it meqsicanos!-. Nos apilaban dentro de unas viejas carretas de cedro que fueron jaladas por dos bestias una vez que estuvieron llenas. Éstas hacían un gran esfuerzo por ponerse en marcha y no ser azotadas. Las panzas de toda la paisanada que iba apretujada no dejaban de gruñir. Parecían el rumor de la gente en la plaza de un pueblo, un domingo después de misa. Caballos en la espesura de la maleza se oían seguirnos. Nuestra caravana era en su mayoría de piojosos, de sus ahora dueños los güeritos y de esos sus achichicles, los negros, que eran más tratados como animales por los primeros que como personas. Mientras tomábamos la vereda más angosta, un rayo de sol se colaba entre los tablones del nuevo mugrero en el que nos habían trepado. De pronto, súbitamente, un grupo de hombres venidos de una tierra más atrabancada, más correosa; hechos como las aves, de plumas y como los bueyes, de pieles de distintos tonos, le cerró el paso a toda la comitiva. Sus rostros detrás de franjas de pigmentos, se oscurecían como nuestra piel. Dichos hombres de cabellos largos con una mirada enjutada, enardecida por los soles que los habían ennegrecido, con armas humeantes nos bajaron a toditoshasta una loma. Sin chistar mucho juntaron a los güeros y les hicieron un boquete con sus armas a todos en la cabeza, de los cuales salieron sus ideas que lucían rojas. La sangre que corría entre nosotros olía a miedo. En su caudal vi sufrimiento, vi guerras, vi avaricia. Era sangre como la de todos, pero esta olía a pestilencia, a odio, a humillación. Era la sangre con la que cobraban la muerte de todos esos, sus hermanos, los que fueron sacrificados en las llanuras para que cruzaran las luces de esos grandes siglos XVIII y XIX; las del tren. Las de las ideas teñidas de rojo. Las de la razón. Sangre que olía a un dolor recién comenzado en aquellos tiempos. No escrito a través de palabras, pero sí grabado en la miseria de toda nuestra raza en los tiempos que le siguieron a ese amanecer de 1856. 

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM.

Manifiesto

Everardo Perro Rabioso Martínez*
Sábado, 29 de diciembre de 2012

-Ni un paso atrás compañeros, que esos hijos de la chingada se den cuenta de que estamos unidos, si estamos juntos no nos van a poder vencer, porque el grito del pueblo unido es lo que nos mantiene firmes, lo que nos mantiene en pie de lucha, así que compañeros, los exhorto para que en esta manifestación demos el todo por el todo, para conseguir el objetivo, ese objetivo que nos va a beneficiar a todos por igual…
Saliva caía sin parar de su boca, mientras vocifera estas palabras, que no eran otra cosa que un discurso inventado 23 años atrás cuando estuvo en su primera manifestación, aquella donde por vez primera sintió el frio de las armas mallugando su piel, esa misma en donde por vez primera le estrelló una piedra al policía, si a aquel policía que sólo estaba en el cumplimiento de su deber, y que ese día no llegaría a su casa a dormir, muchas cosas pasaron hace 23 años que le permitía seguir en pie de lucha, sintiendo la rabia en la boca del estómago esperando para gritar ese gran manifiesto, la gente lo quería y lo vitoreaba, el tenia el poder de la convocatoria y sus movimientos sociales eran los mejores…
-entonces compas, hoy es el día decisivo, tenemos que salir a rifarnos el pellejo, este choque va a ser un choque de los más fuertes que hemos tenido, vienen a chingarnos ya me lo informaron, así que ármense compas, a darles fuego con fuego…
Mis ojos se abrieron enormemente mientras mi boca se apretaba, cerré los puños y mis lagrimas comenzaron a brotar, no sabía nada de eso, los estaba invitando a que murieran por la causa, y las personas estaban dispuestas a morir por esa puta causa perdida, miles de pies se multiplicaron y salieron corriendo por las angostas puertas, gritaban consignas de libertad, chiflaban, echaban porras, hoy era el día decisivo.
-hasta la victoria siempre camaradas.
Me quedé en mi silla sentada, viendo como los campesinos corrían de un lugar a otro, vi la sangre brincar por todos los lugares del viento, escuché gritos de dolor y llanto perpetuo, una causa perdida, mil vidas perdidas, el manifiesto se quedará en la memoria, esperando el momento oportuno de rebelarse, esperando el momento en que la democracia signifique democracia. Resistencia Pueblo de Tepoztlán

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM.
Facebook: Everska Martz

¿Por qué necesitamos el fin del mundo?

Davo Valdés de la Campa*
Sábado, 22 de diciembre de 2012

En la novela Autos usados (Mondadori, 2012) de Daniel Espartaco Sánchez el personaje principal rememora que cuando era pequeño anhelaba el fin del mundo. El escritor chihuahuense radicado en el Distrito Federal retrata en su novela a la generación de los nacidos en la década de los 70. Yo nací al finalizar los horribles 80. No tengo datos precisos, pero recuerdo haber vivido por lo menos tres o cuatro finales del mundo y también he anhelado una y otra vez que la devastación asole la Tierra. En mi imaginación he visto el mundo una y otra vez desaparecer o al menos a todos los humanos morir de formas indescriptibles. Yo siempre sobrevivo y mis perros también. 
Ayer desperté de nuevo esperando que del cielo cayeran estrellas rojas o que quizá los jinetes tocando sus mágicas trompetas me despertaran del sopor, pero -¡oh sorpresa!-, el mundo seguía ahí.
¿Qué hay en el Armagedon que nos atrae tanto? ¿Por qué inventamos Apocalipsis y amenazas que podrían desmoronar nuestra civilización? En el fondo todos anhelamos la destrucción. Nos abruma nuestra existencia monótona, triste y vagabunda. Cuando el fin está cerca buscamos realizarnos como seres humanos, con todas las nociones e ideas que tenemos sobre lo que significa realizarnos como seres humanos: amor, dinero, felicidad. Cuando el fin del mundo se anuncia, tenemos un plazo que cumplir, una fecha específica. No es como la muerte –pensamos-, porque la muerte llega inesperadamente, es como una cita al dentista, algo fijo, inamovible y terrible.
El fin del mundo nos da fuerzas para vivir. Porque vivir todo lo previo al cataclismo nos brinda sentido. El sentido de ser sobrevivientes. 
Construir búnkers subterráneos o refugios escondidos, entrenar artes marciales o uso de armas para luchar contra una horda de zombies, visitar los lugares del mundo que siempre quisimos ver, hacer todo lo de nuestra lista de “hacer antes de morir” decía, son actividades que nos extraen de nuestra cotidianidad y que nos llenan de algún modo enfermizo.
Hoy pensé en escribir un cuento sobre el fin del mundo. Sería un final diferente a todos. En mi Apocalipsis todos tienen un destino distinto. A mí por ejemplo se me morían mis perros o se incendiaban mis libros, o sea se destruían mis “mundos” y a un músico tal vez, se le jodía el oído y entonces se “mundo” se colapsaba. Y así con cada una de las personas del mundo. Todos seguiríamos con vida y el mundo estaría fijo, pero nuestras motivaciones (nuestros mundos) desaparecerían. Sería un fin del mundo masivo, pero en la individualidad cada uno estaría solo y desamparado. 
La muerte no debería causarnos tanta angustia porque siempre está ahí y el fin del mundo llegará igual que ella sin avisar y sin profecías previas. El fin del mundo como la muerte está ocurriendo desde el momento en que una chispa originó la vida en nuestro planeta. Propongo ser como esa chispa primitiva: luminosos, efímeros, explosivos y con anhelos de vivir intensamente. El final a veces es lo de menos.

*Estudiante de Letras de la Facultad de Humanidades, UAEM

Se escucha el eco del pueblo tepozteco

Angélica Ayala Galván*
Sábado, 15 de diciembre de 2012

Una vez más el pueblo de Tepoztlán resiste, alza la voz y le recuerda al gobierno que no está dispuesto a cambiar su riqueza natural y cultural por un proyecto carretero. Esta situación permite observar diversos aspectos, uno de ellos es el discurso que manejan las autoridades para poder avalar mega proyectos como las carreteras, las presas o la extracción de minerales, el cual gira alrededor de palabras como: progreso, desarrollo y desarrollo sustentable. 
Pareciera que sólo son simples palabras, sin embargo, éstas adquieren fuerza al ser concebidas por el gobierno a través de objetos y obras, esta perspectiva se ha ido naturalizando hasta el punto de crear en las personas una necesidad por consumir no sólo objetos sino también pensamientos que, las más de las veces, están encausados para que la gente crea que la acumulación es la mejor opción. El autor Marshall Sahlins expone que el desarrollo es parte de ese sistema que busca satisfacer los intereses del mercado, quien explota toda clase de recursos y después los ofrece al por mayor, restringiendo el acceso a éstos. 
Actualmente se construyen grandes obras en nombre del desarrollo, pero en realidad lo que se busca es legitimar a los gobiernos, pero más que ello, se busca satisfacer las necesidades económicas de las grandes empresas, a las cuales no les interesa en lo absoluto el bienestar de la población, ellos sólo buscan que sus negocios crezcan no importa que esto tenga que ser a costa de colocar a las personas como carne de cañón. Su Dios es el dinero y a pesar de que juran que todo es por bien de la tierra, no les importa acabar con lo que les rodea. 
Es momento de que las empresas y el gobierno comprendan que no se puede invadir territorios en los cuales, las personas han entablado una relación simbólica e identitaria, es su mundo, es su vida y ésta no debe ser destruida. Tepoztlán sigue en lucha, sus mujeres, sus hombres, jóvenes y niños tienen en claro que la tierra no se vende, se ama, se cuida y se defiende, y hay de aquellos que quieran invadirla. 

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades de la UAEM
angyayala@yahoo.com.mx

I love my vagina. Mi cuerpo es mío

Samantha Brito*
Sábado, 24 de noviembre de 2012

Una de las vías que se ha discutido como el camino para el empoderamiento de las mujeres es el tener control sobre su vida sexual, erótica y reproductiva, es decir, decidir por la maternidad o no y ejercer su sexualidad concibiendo al placer como un elemento necesario para su bienestar. Este proceso de empoderamiento tiene distintos niveles, implica más allá de la información que pueda obtenerse o brindarse. Nos encontramos ante obstáculos de naturaleza cultural que son el miedo y la culpa como mecanismos de control sobre el cuerpo de las mujeres aunado a un aprendizaje sistemático de su propia cosificación, es decir, las mujeres aprendemos a reducirnos a un objeto, una propiedad y una víctima.
El miedo es un elemento cultural que forma parte del imaginario social sobre el control de los cuerpos principalmente los de las mujeres, lo cual trae consigo una carga simbólica que resguarda lo permisible, lo prohibido y su respectiva represión. Cuando no nos sujetamos a ese miedo histórico y accedemos a ese placer tan satanizado como es el sexual nos provoca culpa, temor, inclusive la muerte. Por lo tanto, las mujeres no concebimos nuestro cuerpo como nuestro territorio y pertenencia. Culturalmente no se nos permite concebir más allá de este sentido existencial (masculino) que nos reprime y nos mutila sexualmente, vulnerando la salud en todos sus niveles, es decir, la violencia se nos ofrece como natural, merecida y acatada so pena de transgredir las expectativas sociales y merecer sanción. 
Por esta represión cultural es que tocarnos es malo, impuro, nuestro cuerpo es sucio al igual que las relaciones sexuales, la interrupción del embarazo es un asesinato, orillándonos a aprender que estamos predestinadas a la maternidad, a la violencia en nuestras relaciones erótica-afectivas, todo ello resguardado la monogamia, la heterosexualidad y el matrimonio que sólo miran hacia la subordinación y la dependencia. Ejemplo de ello es la masturbación como una forma de autoconocimiento erótico y un elemento clave para apropiarnos de nuestro propio placer, mirarnos, atrevernos a tocarnos, conocer nuestro cuerpo en general para una detección oportuna de algún padecimiento como es el cáncer de mama. Dentro de percibir la autonomía de nuestro cuerpo está el concebir que la maternidad voluntaria y la interrupción legal del embarazo representan derechos humanos que garantizan un bienestar integral de las mujeres. 
Es decir, podemos decidir qué hacer o no con nuestro cuerpo porque sencillamente nos pertenecemos a nosotras mismas. Y este aspecto, la apropiación del cuerpo representa el camino para lograr un proceso de autonomía, reconocerse como una sujeta de derechos y que dentro de sus derechos principales está el vivir sin violencia, el derecho al placer y a la vida. 

*Estudiante de Antropología de la Facultad de Humanidades UAEM.
lamunequitaverde@hotmail.com

Tiempos violentos

José Alejandro Ramos Soriano*
Sábado, 17 de noviembre de 2012

En su libro de divulgación Las consolaciones de la Filosofía, el filósofo español Alain de Botton busca hacer reflexionar al lector sobre las difíciles y crueles situaciones que los occidentales han sufrido a través del tiempo, la violencia, la mala distribución de la riqueza, las enfermedades, entre otros temas son expuestos de manera que el lector se dé cuenta que su época (la actual) no es tan mala y que deberíamos de sentirnos felices de no haber vivido en tiempos romanos como esclavos o haber sufrido el azote de la Peste Negra.
Creo sin embargo que si Alain de Botton viviera en el México actual la situación de la política de lucha anti narco enmarcada dentro de los problemas siempre presentes en nuestra sociedad: la corrupción, el desempleo, la mala distribución de la riqueza, la educación y una larga lista más, bien podrían convencerlo de agregar un capítulo a su libro.
Y por supuesto existen lugares donde la situación es aún mucho peor, basta con abrir cualquier página de algún periódico reconocido y seguir la devastación de la ciudad de Alepo para darse una idea, los recientes hechos en materia de seguridad (el avance de los carteles hacia el centro del país) y en materia política (la imposición de un residente títere) no dejan de preocupar y causar un sensación de alerta y preocupación.
Creo que es un momento de hacer un balance, a pesar de que el sentimiento general de temor y desconfianza invada a la mayoría de la población nacional, debemos evitar caer en la insensibilidad hacia los horribles crímenes que nos lanza la realidad y no aceptarlos pasivamente como si fueran eventos de un programa de televisión, la violencia ha estado y estará mucho tiempo entre nosotros.
Sin embargo me parece que el libro de Botton nos pone en relieve la necesidad de comprender nuestra época, que si bien es dura y tal como lo dijo el recién fallecido humanista, el profesor Ernesto de la Peña (1927-2012) “ estamos peor que nunca”, vale la pena sentarme a pensar y reflexionar las dimensiones y los actos que podemos llevar a cabo como individuos y como sociedad, una sociedad que quizás en algún momento, para tiempos venideros sea incluida dentro de un análisis tipo Las consolaciones de la Filosofía.

*Estudiante de Historia de la Facultad de Humanidades UAEM.

sábado, 16 de febrero de 2013

Suposición

Patricia Romero Ramírez*
Sábado, 3 de noviembre de 2012

En realidad no estaba parada, ella decía que estaba de pie, pero mentía, no estaba parada. Del otro lado de la bocina él no estaba acostado, decía que estaba tumbado, pero mentía, no estaba acostado. Llevaban 10 minutos hablando por teléfono. Ella se encontraba en París (o por lo menos eso pensaba él, así como también pensaba que ella estaba parada), él estaba en Buenos Aires (o por lo menos eso pensaba ella, así como también pensaba que él estaba acostado). En esa llamada se habían dicho apenas unas cosas; un “te extraño” (de dientes para fuera), un “te quiero” (medianamente sentido) y un “¿cómo estás?” (pregunta obligada, pero absolutamente irrelevante). En el intercambio de formalidades, ambos se habían preguntado por el lugar en el que se encontraban. Ella había dicho Francia (nunca mencionó París), y él inmediatamente pensó que se encontraba cerca de la Torre Eiffel. Él, por su parte, había dicho Argentina (nunca mencionó Buenos Aires), y ella inmediatamente pensó que se encontraba recostado en la habitación de algún hotel cerca del Puente de la Mujer. Cuando él le hacía alguna pregunta ella respondía de forma breve, no quería profundizar, más bien quería hacer notar que la llamada le incomodaba. Cuando ella hacia alguna pregunta, en cambio, él respondía de manera extensa, pensaba que con eso ella se aburriría y no haría más preguntas. Ambos ansiaban que terminara la llamada.
La verdad es que ni ella estaba en París ni él estaba en Buenos Aires. Cuando ambos preguntaron por la ubicación del otro cada uno había soltado el nombre del país al azar. Ella miraba una postal del Sena y lo primero que pudo decir fue Paris; él, por su parte, se encontraba parado afuera de un restaurante de comida argentina y lo primero que pensó fue en Buenos Aires. Ninguno de los dos necesitaba sinceridad, pues juntos la habían perdido dos meses atrás, cuando decidieron terminar. 
Ella no habría querido mentir, pero necesitaba protegerlo. Él no habría querido mentir, pero necesitaba protegerse. Ella siempre fue demasiado autónoma y él demasiado dependiente. Ella argumentó monotonía, el tedio de ocho años apretándole el cuello. Él solo dijo estar de acuerdo. Él sabía del fotógrafo chileno que la esperaba en la estación de tren para llevarla a alguna parte. Ella ignoraba que él pudiera saberlo. Ella ignoraba que él pensaba matarlo al llegar a París.

* Estudiante de la Licenciatura en Letras de la Facultad de Humanidades UAEM.

Cámara de Diputados, el mercado que más le cuesta a los mexicanos

Alexis Carballo Fuentevilla

La Cámara de Diputados en México es lo más parecido a un mercado negro: mientras unos legisladores exponen sus puntos de acuerdo o iniciativas o lo que tengan que exponer en tribuna, los demás se la pasan en el cabildeo, en las negociaciones, donde todo se reduce a “te cambio esto por aquello”, o “te vendo esto por tantos pesos”, negociando cosas que afectan o benefician al pueblo, pero siempre desde su muy personal conveniencia: que si le subimos a la gasolina, sí, pero nos jodemos a los trabajadores también, bueno, pero para que se vea que aprobamos cosas buenas vamos a apoyar a las madres solteras, después la televisión se encarga de maquillar las cosas malas.
En fin, se vende, se compra, se regatea la dignidad, la justicia, la honestidad de un pueblo noble como el nuestro; para muestra de todo esto que les comento, basta un botón, sí, el botón, literalmente, que oprimen los legisladores para consumar sus ventas o compras de conciencia, más ahora que están estrenando tablero electrónico que sólo nos costó a todos los mexicanos poco más, poco menos de 120 millones de pesos; la mayoría de ellos le entran al mercado negro, aunque también hay sus excepciones.
La vuelta del PRI al poder en este México herido ya se está haciendo sentir en este mercado legislativo, hoy está en subasta la Ley Federal del Trabajo. El primero de septiembre dio inicio la 62 Legislatura en la Cámara de Diputados, donde el partido tricolor domina la cámara baja con 202 legisladores, que equivalen al 41 por ciento del total de diputados que ocupan una curul en el recinto legislativo.
La primera gran estocada se hizo mediante la iniciativa de reforma preferente que presentó el aún presidente Calderón, que a escasos días de finalizar su sexenio, presenta esta iniciativa que reforma la Ley Federal del Trabajo, con la que deja en un verdadero estado de desamparo a la clase trabajadora mexicana.
No podía ser mejor el cierre del llamado “Presidente del empleo” pues en seis años se dedicó a debilitar a la ya de por sí agonizante sociedad mexicana, así lo demuestran los miles de muertos, el desempleo, una guerra inútil justificándola que lo hizo “por amor a todos los mexicanos”; comunidades indígenas como los rarámuris sin comida, muriendo de hambre, y concluye embistiendo a los trabajadores mexicanos.Pero ¿qué tiene que ver esto con el partido tricolor? Pues que esta reforma la anhelan desde tiempos de Salinas de Gortari, y hoy por órdenes del mismo Salinas, Felipe Calderón presenta la iniciativa y los legisladores del PRI, PAN, PVEM y Panal se encargan de consumar el acto, con simplemente alzar el dedo y oprimir un botón, así de fácil se deciden las cosas por estas tierras aztecas.
Esta reforma laboral debilita la organización de los trabajadores, pues ahora con los contratos individuales de trabajo será muy difícil defenderse ante los malos tratos de los patrones; también se aprueban los despidos por mensajes de texto en el celular en el momento en que al patrón se le dé la regalada gana; se reduce el derecho de huelga y los salarios caídos sólo se pagarán por un año; contratos a prueba y muchas vulnerabilidades más es lo que ofrece esta reforma que ya fue aprobada en la Cámara de Diputados por los partidos ya mencionados.
La pobre “izquierda” que conforman el PRD, MC y PT poco pueden hacer, una porque no hacen mayoría, y la segunda y más importante es porque ni entre ellos se llevan: hay una lucha interna que es más importante que las iniciativas y reformas. Las corrientes del PRD sirven para dos cosas, una para nada y la otra para no sabemos qué; se pelean por las comisiones, se entrometen en chismes de lavadero-mercado y así se les pasa el tiempo; con esa izquierda ¡pa’ qué quiere uno derechas!
En fin, que empezó mal todo y se va a poner peor a partir del 1 de diciembre, cuando Enrique Peña Nieto tome posesión del Poder Ejecutivo Federal; muchos ya se frotan las manos y otros estamos listos para ir contra la corriente; si ambas cámaras sólo siguen siendo mercados de intereses de unos cuantos, este país estará condenado a un peor futuro, pese a todo esto, como dice Enrique Dussel, “No hay sin embargo que eliminar la representación. Hay que darle contenido y controlarla con la organización de la participación en todos los niveles”.

Del Ser a la Nada

Rodrigo Alexander Uribe Cevallos*
Sábado, 6 de octubre de 2012

(Monólogo basado en las frases encontradas en el papel de baño que el Tiliches llevaba en la bolsa izquierda de su pantalón junto con cuatro paquetes de gasas esterilizadas. El cuerpo nunca fue identificado por un familiar por lo cual no se sabe su nombre. La única información que se tiene sobre él proviene de una denuncia por violencia que el joven Juanito Gaona interpuso en su contra, nueve días antes de que reportaran el cuerpo, por la cual fue detenido y puesto en libertad tras seis días ya que el joven no regresó a identificarlo; según la versión del joven Gaona el susodicho lo agredió sin motivo alguno, presuntamente debido a una intoxicación por inhalar limpiador de PVC, por su parte, el Tiliches refirió: “ese puto güerito quería enseñarme a vivir que porque soy un pinche ignorante”. Hasta la fecha se ignora el autor o autores del homicidio pero se especula que fue por un ajuste de cuentas entre grupos delictivos que pelean por la plaza. Después de tres días los restos del Tiliches fueron depositados en la fosa común.)
Un vórtice espacial se encuentra al vértice del tiempo. Recorro infame la banqueta mientras me percibo extenso. Soy nulo en el futuro cual ambiguo en la memoria. Asimilo el Infinito cuando me percato de que omnipresente soy en la experiencia. Estando presente soy ilimitado y limitado soy ausente. Sobre mi saliva escupo hasta que en ella sea representado. Soy construcción de procesos, procesado hacia la nada. Sutil espasmo de existencia dentro de un sistema fáctico. Acomplejado por mí facultad cognoscente, voy ignorante. El indulto de lo culto hacia lo bruto sabe a mierda digerida. En un sistema binario y jerárquico, de la violencia, no hay salida. Por lo cual, en cualquier práctica social, como opción, siempre se encuentra la muerte. La inmensidad radica en que la bala no atraviese por mi frente y de la veracidad de la infinita divisibilidad del espacio depende que la puta del balcón me regale una mamada. Lo más real en esta vida fue monear y, ahora, ver mí sangre derramada. De rodillas ante la barranca me entrego al devenir de la materia. Un número que siempre fui en esencia, entre restos un tanto inidentificables, se suma para hacer más robusta la estadística. La muerte no es cuestión de mística sino de un juego en el cual se miden los poderes.

*Estudiante de Filosofía, Facultad de Humanidades, UAEM

El sueño

Miguel Ángel Romero Méndez*
Sábado, 29 de septiembre de 2012

La noche en la que “el tiliches” cambió de forma en el incesante devenir de la materia, Juanito Gaona decidió quitarse la vida. Pero con esta idea vinieron las preguntas de a dónde vamos, si el alma perece con el cuerpo, si acaso existe otra vida después de esta, si tenemos conciencia de estar muertos, etcétera. Por tal motivo, decidió posponer su muerte hasta estar seguro de qué sucedía al morir. El azar quiso que se encontrara con el Fedón de Platón (ese notable filósofo, amante de los barcos y los mitos) en una librería de viejo. Juanito sabía, como todos, que almas y gallos están en la lista de cosas excelentes que puede contener un libro, así que no dudó y lo compró de inmediato. Juanito lo leyó con entusiasmo y su recompensa fue encontrar la respuesta que tanto buscaba. Sí, la muerte era la solución, porque si Sócrates ofrecía el gallo a Asclepio, sin duda se debía a que éste lo libraba de la enfermedad que es la vida. Su interpretación sólo puede calificarse como poco ortodoxa y en el mejor de los casos, como muy nietzscheana, pero qué otra cosa cabía esperar si el pobre Juanito no sabía leer en filosófico. Resuelto el dilema del alma y su inmortalidad, ahora la pregunta era cómo quitarse la vida. Pensó durante mucho tiempo y desechó ideas, una tras otra; hasta que por fin quedó conforme con una: estudiaría filosofía, haría la tesis (sobre Platón por supuesto), la entregaría y se daría un tiro en la sien o tal vez en la boca**. La comunidad estudiantil hablaría de él, la gente leería su tesis, por morbo, por curiosidad y hasta por interés desinteresado. Su nombre sería recordado mucho tiempo, posiblemente sería tomado como ejemplo y quizá hasta alcanzaría cierta fama mundial. Tal vez, sólo tal vez, su nombre se volvería inmortal y la gente de tiempos futuros hablaría sobre su tesis inconclusa pero sobre todo, de la mente brillante que se habría perdido. Así cavilaba Juanito cuando lo sorprendió, como dijo un argentino, la muerte de cada noche que llamamos sueño.

*Estudiante de filosofía de la Facultad de Humanidades UAEM

**En el libro Fundamentos de cirugía maxilofacial, Hector Trejo asegura que un disparo en la sien no siempre es el último acto de una persona, sino el primero de una vida miserable.

Morelos y sus muertas

Edalit Alcántara*
Sábado, 15 de septiembre de 2012


-¿Por qué y para qué escribe?
Pero, señor, es obvio. 
Porque alguien
(cuando yo era pequeña)
dijo que gente como yo, no existe.
Escribo, porque yo, un día, 
adolescente, 
me incliné ante un espejo 
y no había nadie.
¿Se da cuenta? El vacío. 
Y junto a mí 
los otros chorreaban importancia. 
Rosario Castellanos 

Sentada frente a la computadora me obligo a escribir con la mayor objetividad, pero me es imposible, los feminicidios cometidos en el estado me tienen invadida de miedo, consternación e ira. El 19 de agosto observé en la primera plana de un periódico local, los cuerpos sin vida de tres mujeres, quienes se encontraban desnudas y amordazadas. Todavía estaba recuperando el aliento cuando la noticia del hallazgo de una cuarta mujer muerta cimbró mis oídos. A la fecha ya se suman más de treinta asesinatos en lo que va del año y 400 a lo largo de sexenio (Cocofem).
La respuesta de las autoridades ante la alarmante situación fue de una ineptitud e indolencia que asusta. Por un lado, tenemos a Marco Adame Castillo, gobernador del estado, que en el marco de la implementación del Plan Morelos Seguro (¿seguro?) declaró condenar estos actos de violencia y giró indicaciones para que se abrieran las carpetas de investigación sobre los casos, sin detenerse a pensar en emitir la Alerta de Género contenida en Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Por el otro lado, tenemos a José Herrera Chávez, titular del Consejo de Seguridad Estatal, quien mencionó que los feminicidios pudieron estar a cargo del crimen organizado, sin detenerse a profundizar en el tema, lo que equivale a leer entre líneas lo siguiente: “ellas se lo buscaron”, “si las mataron fue porque andaban en malos pasos”. Estaría bien que estos dos señores voltearan a ver a sus asesores y les preguntaran qué es violencia institucional porque eso es lo que están cometiendo al no implementar mecanismos efectivos con los que se logre sancionar y erradicar la violencia feminicida, a pesar de que ésta ya esté tipificada como un delito. Lo cierto es que para las autoridades del Estado las mujeres no existimos, nos han empujado a ser nadie. Pero no sólo los grandes jerarcas han invisibilizado a las mujeres, pues Mayela Alemán, presidenta estatal del DIF y esposa del gobernador, alienada a los valores de su partido ha permanecido en silencio ante la ola de violencia de género que vive el estado ¿acaso no conoce el término sororidad?

*Estudiante de Letras en la Facultad de la Humanidades de la UAEM.